Tras ordenar al ejército ruso la invasión a Ucrania el pasado 24 febrero, Vladimir Putin se dirige a una derrota histórica. Así lo afirma en su más reciente columna el historiador israelí Yuval Harari. Para el intelectual, aunque Rusia gane todas la batallas, al final perderá la guerra. El presidente ruso, en su anhelo imperialista, atacó un país bajo el pretexto falso de que no es una nación real y que la mayoría de sus ciudadanos desean ser parte de Rusia.
“Eso es una completa mentira: Ucrania es una nación con más de mil años de historia, y Kiev ya era una gran metrópolis cuando Moscú ni siquiera era un pueblo. Pero el déspota ruso ha dicho sus mentiras tantas veces que aparentemente él mismo se las cree”, escribió Harari en una reciente columna para el diario The Guardian.
El israelí dice que Putin parecía tener todo a favor para ejecutar una operación militar exitosa en territorio ucraniano: sabía que la OTAN no enviaría tropas a Ucrania y que la dependencia al gas y petróleo rusos haría dudar a Alemania a tomar acciones contundentes. Para el mandatario ruso todo sería sencillo: un acción militar rápida, deponer al gobierno actual y establecer un régimen a fin a Moscú.
“Pero había una gran incógnita sobre este plan. Como aprendieron los estadounidenses en Irak y los soviéticos en Afganistán, es mucho más fácil conquistar un país que mantenerlo. Putin sabía que tenía el poder para conquistar Ucrania. Pero, ¿aceptaría el pueblo ucraniano el régimen títere de Moscú? Putin apostó a que lo harían. Después de todo, como explicó repetidamente a cualquiera que quisiera escuchar, Ucrania no es una nación real y los ucranianos no son un pueblo real. En 2014, la gente de Crimea apenas resistió a los invasores rusos. ¿Por qué 2022 debería ser diferente?”, se pregunta retóricamente el historiador.
Ahora, dice Harari, cada día que pase Putin se hunde un pantano del cual va ser difícil salir airoso. Resalta la resistencia heroica del pueblo ucraniano, el cual se ha ganado la admiración mundial. Advierte que días oscuros están por venir y que los rusos aún pueden cumplir su misión y conquistar Ucrania. No obstante, para poder controlar el país deben tener al pueblo ucraniano de su parte, y hasta el momento eso no ha pasado.
“Cada tanque ruso destruido y cada soldado ruso asesinado aumenta el coraje de los ucranianos para resistir. Y cada ucraniano asesinado profundiza el odio hacia los invasores. El odio es la más fea de las emociones. Pero para las naciones oprimidas, el odio es un tesoro escondido. Enterrado profundamente en el corazón, puede sostener la resistencia durante generaciones. Para restablecer el imperio ruso, Putin necesita una victoria relativamente incruenta que conduzca a una ocupación relativamente despiadada. Al derramar más y más sangre ucraniana, Putin se asegura de que su sueño nunca se haga realidad. No será el nombre de Mikhail Gorbachev escrito en el certificado de defunción del imperio ruso: será el de Putin. Gorbachov dejó a rusos y ucranianos sintiéndose como hermanos; Putin los ha convertido en enemigos y ha asegurado que la nación ucraniana se definirá a partir de ahora en oposición a Rusia”, escribe Harari en The Guardian.
El intelectual israelí señala que las naciones se construyen sobre relatos llenos de heroísmo y desgracias. Y esta invasión rusa estará llena de historias que serán contadas por las generaciones actuales y venideras. En el centro de todo está, además, una figura impensada hasta solo unas semanas, la de una nuevo héroe nacional, el presidente Volodimir Zelensky, quien se negó a huir del país. También la del grupo de valerosos soldados ucranianos que desde una isla enviaron “a la mierda” a un buque de guerra ruso. O la de civiles deteniendo tanques rusos. Harari afirma que son estas historias las que construyen naciones.
“El déspota ruso debería saber esto mejor que nadie. De niño, creció con una dieta de historias sobre las atrocidades alemanas y la valentía rusa en el sitio de Leningrado. Ahora está produciendo historias similares, pero interpretándose a sí mismo en el papel de Hitler”, señala.
Harari dice que las historias de la resistencia ucraniana también dan coraje a las naciones europeas, quienes ya han anunciado una paquete de grandes sanciones y van proporcionar armas de todo tipo a Ucrania. Además, el israelí invita a que el mundo se involucre en este conflicto y dé un mano como pueda, ya sea haciendo una donación, dándole bienvenida a un refugiado o haciendo militancia en internet.
El historiador también cree que la guerra en Ucrania cambiará al mundo, le dará otra forma. Y advierte que si se permite que triunfe la tiranía, las consecuencias serán graves.
“Desafortunadamente, es probable que esta guerra dure mucho tiempo. Tomando diferentes formas, bien puede continuar durante años. Pero la cuestión más importante ya ha sido decidida. Los últimos días han demostrado al mundo entero que Ucrania es una nación muy real, que los ucranianos son un pueblo muy real y que definitivamente no quieren vivir bajo un nuevo imperio ruso. La pregunta principal que queda abierta es cuánto tardará este mensaje en penetrar los gruesos muros del Kremlin”, finaliza.
Seguir leyendo: