Los colegios electorales de Bielorrusia han abierto ya sus puertas en la celebración de un referéndum constitucional destinado inicialmente a limitar los mandatos presidenciales pero que en realidad podría llevar a su presidente, Alexander Lukashenko, a permanecer en el poder hasta 2035.
Otros cambios a la Constitución incluyen la extensión del mandato del Parlamento de cuatro a cinco años, la introducción de la Asamblea Popular de Bielorrusia como un nuevo organismo para operar en paralelo con el Parlamento o inmunidad judicial a los expresidentes por las acciones que tomaron mientras estaban en el cargo.
Un aspecto particularmente preocupante para los observadores qes que estas enmiendas también eliminan las cláusulas sobre la “neutralidad” y el “estatuto no nuclear” de Bielorrusia. De hecho, el presidente francés, Emmanuel Macron, avisó ayer por teléfono a Lukashenko del agravamiento que supondría la eliminación del estatus de neutralidad, y la posiblidad, como temen expertos occidentales de que el presidente autorice a Rusia, su férreo aliado, el despliegue de armas nucleares en su territorio.
Sobre los mandatos presidenciales, la modificación estipula que, una vez elegido como presidente de Bielorrusia, el titular permanecerá en su cargo cinco años y podrá ser elegido nuevamente una sola vez, mientras actualmente no existe ninguna limitación al respecto.
Sucede, no obstante, que la reforma no tendrá en cuenta las tres décadas que Lukashenko, de 67 años, lleva gobernando, lo que concede al presidente la oportunidad de seguir gobernando durante otros dos mandatos más cuando el actual expire en 2025.
De esta forma, el dictador recién se vería impedido de postular en 2035, cuando tenga 81 años.
La reforma constitucional también establece los requisitos que se deben cumplir para ser elegido presidente del país: ser ciudadano de Bielorrusia por nacimiento, mayor de 40 años y sin haber tenido ciudadanía de otros Estados ni permiso de residencia u otro documento de otro país que le otorgue varios beneficios.
Unos 6,8 millones de bielorrusos están llamados a las urnas en un proceso que es acompañado por casi 200 observadores de distintas organizaciones internacionales, entre ellos una veintena de políticos y diputados de Alemania, Austria, España, Estonia, Italia, Lituania, Serbia, Suecia y Ucrania.
Destacan entre los organismos que enviaron sus observadores la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) y la Asamblea Parlamentaria de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC).
(Con información de Europa Press)
SEGUIR LEYENDO: