El desmembramiento de la URSS fue un largo proceso que duró más de tres años, desde la Declaración de Soberanía de Estonia, en noviembre de 1988, hasta el 26 de diciembre de 1991, cuando el Soviet Supremo dictaminó el fin de la URSS. Pero lo que siguió fue aún más complejo
Entre 1991 y 1994, Armenia y Azerbaiyán se enfrentaron por el enclave de Nagorno-Karabaj, donde la población mayoritariamente armenia proclamó un Estado independiente: la “república de Artsaj”. Ambos países del Cáucaso volvieron a protagonizar una breve escalada bélica en 2020 y Rusia ofició de garante de un acuerdo de paz, imponiendo un cese del fuego en la zona y desplegando sus tropas de paz en la zona.
En 1992, la minoría rusa del enclave de Transnistria se enfrentó al gobierno de Moldavia y, con el apoyo ruso, impuso la separación de facto de la región del resto del país. La situación se mantiene congelada desde entonces, con la presencia de tropas rusas como “fuerzas de paz”.
En 2008, tropas rusas lanzaron una operación militar en Georgia para defender a la población de las autoproclamadas repúblicas de Osetia del Sur y Abjasia, frente a los intentos de las autoridades georgianas por recuperar el control de esos territorios. Ambos habían proclamado su independencia a comienzos de la década del 90. Tras la guerra, que duró solo cinco días, Rusia expulsó a los georgianos e inmediatamente reconoció la independencia de esas dos repúblicas separatistas y firmó acuerdos de amistad y cooperación con sus autoridades.
Una nueva “cortina de hierro” cae sobre Europa
La invasión de Ucrania constituye “un punto de inflexión en la historia de Europa y de nuestro país”, con “consecuencias duraderas y profundas en nuestras vidas” y “en la geopolítica de nuestro continente”, predijo el presidente francés Emmanuel Macron. Si Rusia “engulle” a Ucrania, la OTAN y Rusia se encontrarán frente a frente, en una frontera desde los Estados bálticos y Polonia hasta Bulgaria y Rumania.
A cada lado de esta línea, tropas y armamento pesado se encontrarán nuevamente cara a cara. Estados Unidos y la OTAN anunciaron el envío de miles de soldados hacia sus aliados en Europa del Este, todos salidos del manto de la antigua Unión Soviética.
Con el refuerzo de 7.000 hombres anunciado el jueves, Estados Unidos dispondrá de 90.000 soldados en Europa. Francia enviará 500 militares a Rumania e Italia se dijo preparada para desplegar 3.400 efectivos suplementarios en Europa Oriental.
Y Bielorrusia, otra antigua república soviética desde donde Rusia lanzó el asalto a Ucrania, puede convertirse en un “satélite” de Moscú tras un referéndum constitucional el domingo, que podría permitir al Kremlin estacionar fuerzas, incluso infraestructuras nucleares.
La ofensiva rusa traslada al continente a sus horas más sombrías de siglo XX: desde la ofensiva de la Alemania nazi contra la URSS en 1941 a la división de Europa dictada en la conferencia de Yalta en 1945.
La invasión de Ucrania constituye “un punto de inflexión en la historia de Europa y de nuestro país”, con “consecuencias duraderas y profundas en nuestras vidas” y “en la geopolítica de nuestro continente”, predijo el presidente francés Emmanuel Macron.
Si Rusia “engulle” a Ucrania, la OTAN y Rusia se encontrarán frente a frente, en una frontera desde los Estados bálticos y Polonia hasta Bulgaria y Rumania.
A cada lado de esta línea, tropas y armamento pesado se encontrarán nuevamente cara a cara. Estados Unidos y la OTAN anunciaron el envío de miles de soldados hacia sus aliados en Europa del Este, todos salidos del manto de la antigua Unión Soviética.
Con el refuerzo de 7.000 hombres anunciado el jueves, Estados Unidos dispondrá de 90.000 soldados en Europa. Francia enviará 500 militares a Rumania e Italia se dijo preparada para desplegar 3.400 efectivos suplementarios en Europa Oriental.
Y Bielorrusia, otra antigua república soviética desde donde Rusia lanzó el asalto a Ucrania, puede convertirse en un “satélite” de Moscú tras un referéndum constitucional el domingo, que podría permitir al Kremlin estacionar fuerzas, incluso infraestructuras nucleares.
“Esfera de influencia”
“La guerra contra Ucrania tendrá una montaña de repercusiones sobre todo el eje que va de Báltico al mar Negro”, señala Jean-Sylvestre Mongrenier, experto en el Institut Thomas More de Francia. “La presión sobre Polonia y los países bálticos va a ser mucho más fuerte. Podemos fácilmente imaginar que Putin exija a Lituania el libre pasaje para acceder al enclave de Kaliningrado, por ejemplo”, dice.
Para el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, el líder del Kremlin no solo quiere “reconstituir el imperio soviético” sino también “restablecer la esfera de influencia” de Rusia en los países que antes formaban el bloque soviético y ahora integran la OTAN.
“Si llegamos a una amenaza más allá de las fronteras de Ucrania, (Putin) encontrará algo más potente en su camino. Es el artículo 5 de la OTAN: un ataque contra uno es un ataque contra todos”, señaló Blinken en referencia a la obligación de asistencia mutua entre miembros de la alianza.
Por su parte, el presidente ruso prometió “espantosas consecuencias” a todos aquellos que intenten frenar sus planes, en referencia al arsenal nuclear ruso.
“Vladimir Putin tiene que entender que la Alianza Atlántica es también una alianza nuclear”, respondió el ministro francés Le Drian, un recordatorio de la política de disuasión nuclear entre Este y Oeste en la Guerra Fría.
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