Este 25 de febrero pasará a la historia como el día en que comenzó la batalla de Kiev. Las tropas rusas están en el norte de esta ciudad de unos seis millones de habitantes (tres millones dentro del distrito federal). Avanzan desde Chernobyl, que tomaron ayer, y después de hacerse con el aeropuerto de Gostomel, apenas a 25 kilómetros del centro de la capital. Los comandos especiales rusos están ya apostados en uno de los barrios elegantes de esa zona. Los vecinos aseguran que esos soldados estaban escondidos allí desde hace días porque salieron de la nada y cuando todavía había una resistencia ucraniana más al norte. Se encontraron con un equipo de CNN. El corresponsal tuvo que preguntar a qué bando pertenecían.
El presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy apareció en vivo en la televisión nacional ucraniana poco después de la medianoche para lanzar un pedido desesperado de ayuda. Pálido, vestido informalmente y hablando desde un bunker en “algún edificio gubernamental” expresó un lacónico “Nos dejaron solos…Estamos solos”.
También informó que, de acuerdo a las intercepciones de las comunicaciones de los mandos rusos, él es señalado como el primer objetivo a “eliminar” y su familia, el segundo. Terminó pidiendo a sus compatriotas que defiendan sus casas y sus barrios ante los agresores. Pero cuando amaneció, las defensas de la ciudad en la zona norte ya habían sido rotas y se registraban movimientos de tanques y tropas desde el Este y el sur. Kiev va a estar cercada en cuestión de horas. El ministerio de Defensa pidió a los ciudadanos que se defiendan de alguna manera y que preparen bombas molotov para arrojar a los soldados rusos. Evidentemente, un último recurso impotente ante el poder de fuego enemigo.
No es la primera vez, por supuesto, que Kiev es cercada y ocupada. En el siglo V ya era un paso importante de las caravanas que comerciaban entre Escandinavia y Constantinopla. Y en el siglo IX quedó bajo el dominio de los vikingos. La ciudad se convirtió en capital de la Rus de Kiev, el primer estado eslavo oriental. Los mongoles la arrasaron en 1240. Desde ese momento pasó a ser parte de diferentes estados: el Reino de Rutenia, el Gran Ducado, la República de las Dos Naciones, el Hetmanato Cosaco, Moscovia y el imperio Ruso. Con la revolución industrial, Kiev recuperó relevancia y se convirtió en una de las ciudades más importantes del imperio. En 1917, la República Popular Ucraniana se declaró independiente y Kiev fue su centro vital. Duró poco, la ocupó el ejército bolchevique que la convirtió en la RSS de Ucrania en 1922, como una de las repúblicas de la Unión Soviética. La ciudad fue gravemente dañada durante la Segunda Guerra Mundial. Se recuperó rápidamente en los años de la posguerra con los típicos edificios diseñados con las directivas de Stalin y pasó a ser la tercera ciudad más grande de la URSS. Tras el colapso de la Unión Soviética y la Declaración de Independencia de Ucrania, Kiev se estableció como la capital de Ucrania en agosto de 1991. Se transformó y pasó a ser una de las urbes más vibrantes del Este europeo. También cometió “el pecado” de querer convertirse en la capital de una república independiente de todos los poderes al estilo de las democracias del centro de Europa. Eso es lo que detesta Putin y lo que hoy están tratando de impedir para siempre sus soldados.
Ucrania se enfrenta a un poder de fuego enorme, del tercer ejército más grande y mejor equipado del mundo. El ejército ruso está compuestas por uno 280.000 efectivos y sus fuerzas armadas combinadas suman unos 900.000. Sólo en carros de combate, 2.840, superan a los de Ucrania en más de tres a uno, según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS). El gobierno de Zelensky podría llegar a tener más de 300.000 combatientes, pero la gran mayoría no son profesionales. Triplicó sus gastos de Defensa desde 2010, aunque llega a 4.300 millones de dólares, una décima parte del de Rusia. Su única ventaja son las defensas aéreas de corto alcance y armamento antitanque, incluidos los misiles Javelin suministrados por Estados Unidos. El resto es lo que queda de la guerra en el Donbás y algunas otras armas que enviaron Gran Bretaña, Francia y las repúblicas bálticas.
El enfrentamiento más importante de este primer día de la batalla por el control de Kiev se produjo en el Puente de La Habana, cruce estratégico ubicado a sólo 30 cuadras de la histórica plaza de Maidán. Allí, los comandos rusos se enfrentaron a una defensa combinada de soldados y voluntarios que fue sobrepasada en menos de una hora. Hubo muertos y heridos, pero ninguno de los bandos dio cifras. El barrio de Obolon, en el norte, está invadido calle por calle por soldados y tanques rusos. Ya nadie puede salir o entrar a Kiev.
Aunque siempre hay que tener en cuenta que una cosa es invadir y la otra es ocupar. La primera, es la fase más fácil de cualquier episodio bélico. La segunda, es muy difícil de concretar. Y mucho más en las zonas urbanas. Es allí donde se produce el mayor número de bajas para los atacantes. Tal vez, por esa razón es que Putin accedió en las últimas horas a enviar una delegación para unas conversaciones de paz que se llevarían a cabo en Minsk, Bielorrusia, con el auspicio de China. El presidente ruso sabe que tiene superioridad de fuego y puede controlar Kiev en cuestión de horas, pero también entiende que a partir de ese momento las presiones internas y externas serán extraordinarias. Cuando comiencen a aparecer las imágenes de los civiles ucranianos muertos, el estupor internacional llegará también a las calles de Moscú.
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