Alemania podrá prescindir del gas ruso a largo plazo si fuera necesario, un recurso del cual es altamente dependiente, estimó el miércoles el ministro de Economía y de Clima.
“Si, puede”, respondió Robert Habeck a la radio pública alemana en respuesta a una pregunta después de que el gobierno anunció la suspensión de la certificación del gasoducto Nord Stream II que lleva gas ruso al país, tras el reconocimiento de Moscú de los rebeldes separatistas de Ucrania como “repúblicas”.
Si Alemania tiene que renunciar un día al gas proveniente de Rusia, esto implicaría primero que nada escasez para el mercado de energía, lo que tendría como consecuencia “un alza de los precios”, reconoció Habeck.
Pero al final, el gas comprado a la rusa Gazprom podría ser “compensado” por otros proveedores de energía.
El gasoducto Nord Stream II, cuya construcción está terminada pero que no ha sido certificado para estar operativo, iba a aumentar la dependencia de Alemania del gas ruso subiendo el total a un 70% del total de las importaciones.
El proyecto contó con el apoyo constante de la anterior canciller Angela Merkel, que dejó el cargo a finales del año pasado, así como de su sucesor Scholz, hasta la crisis actual.
“No puede haber certificación” de esa infraestructura, afirmó Scholz en una comparecencia ante la prensa en Berlín en la que aseguró que “la situación ha cambiado” tras el reconocimiento por parte del presidente Vladímir Putin de las autoproclamadas repúblicas prorrusas.
Tanto desde Estados Unidos como desde el propio tripartito de Scholz -especialmente, entre los socios Verdes, contrarios a ese gasoducto desde antes de entrar en el gobierno- se había dado por hecho que no entraría en funcionamiento, en caso de invasión.
La primera en vincular a posibles sanciones la entrada en funcionamiento del gasoducto, cuya construcción culminó en 2021, fue la ministra de Asuntos Exteriores, la verde Annalena Baerbock.
En caso de una nueva agresión rusa contra Ucrania, “tenemos a disposición una gama de respuestas que incluyen a Nord Stream II”, afirmó en una intervención desde el Parlamento, en enero.
Scholz esquivó hasta ahora cualquier pregunta al respecto, aunque recordó el acuerdo alcanzado con EEUU, por el que Washington retiró la amenaza de sanciones sobre el gasoducto, aún con Angela Merkel en el poder y que implicaba que no entraría en funcionamiento en caso de un ataque ruso a Ucrania.
La oposición conservadora ha aprovechado la ocasión para tratar de sacar los colores a los socialdemócratas, mientras desde las actuales filas gubernamentales se argumenta que Merkel no se planteó detener el proyecto en sus 16 años en el poder, ni siquiera a raíz de la invasión de Crimea (2014).
(Con información de AFP y EFE)
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