China quiere controlar la producción mundial de litio. Esto para el gigante asiático va mucho más allá de lo económico (aunque sus funcionario digan lo contrario), ya que controlando las reservas del mineral su poder político y hegemonía sería mucho mayor. Y es que el valor del metal se ha disparado en el último año, el precio en el mercado chino alcanzó los 315 000 dólares por tonelada por primera vez.
Recientemente, el presidente argentino, Alberto Fernández, inscribió a su país en la Iniciativa de la Franja y la Ruta durante su viaje a Beijing. El anuncio del mandatario argentino generó malestar en Washington y en otros países occidentales, que prometieron cortar toda dependencia del litio que produce el gigante asiático.
El país sudamericano está ubicado en el Triángulo de Litio de América del Sur (junto con Chila y Bolivia), el cual contiene más de la mitad de las reservas mundiales. China, que es el mayor comprador e inversionista de minas del metal, necesita controlar o tener influencia en las partes del mundo donde se extrae.
Con el cambio climático y la necesidad de hacer la transición de combustible fósiles a energías renovables, el metal alcalino de color blanco plateado se lo denomina como “el nuevo petróleo” o el “oro blanco”, un material esencial utilizado en las baterías de los vehículos eléctricos, informó The South China Morning Post
Beijing asegura que la búsqueda de litio por fuera de su país no se basa en interés geopolíticos sino en demandas del mercado, informó el diario chino.
Estimaciones de la la Agencia Internacional de Energía proyectan que la demanda mundial de litio aumentaría en más de un 4000 % para 2040.
“Estas tendencias indican que el control de la industria del litio podría generar grandes beneficios en el futuro, lo que probablemente aumentará la disputa geopolítica entre las grandes potencias”, dijo a The South China Morning Post Ryan Berg, miembro del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales con sede en Washington.
“La capacidad gira en torno a fuentes clave como Chile y China, lo que significa que están entrando en juego tensiones comerciales latentes entre China y EE.UU.”, se lee en una nota de Panjiva Research del 9 de febrero.
Tanto Washington como Beijing tiene al litio en el centro de sus intereses, saben de lo esencial que es el control del mineral para sus economías. Por esta razón, Joe Biden ordenó una revisión de la cadena de suministro argumentando que el dominio de China “presenta una vulnerabilidad crítica para el futuro de la industria automotriz nacional de EEUU”.
“El mercado de baterías de alta capacidad es posiblemente uno de los más críticos para los intereses de nuestra nación”, dice un informe de la Casa Blanca..
“China, en particular, ha creado un panorama distorsionado de la cadena de suministro a través de la intervención gubernamental o ajena al mercado de empresas controladas por el estado, tanto a nivel nacional como en las economías en desarrollo”, agrega el informe.
Un investigador y asesor del gobierno chino, que habló bajo condición de anonimato para The South China Morning Post , dijo que la competencia por recursos como el litio debería tener lugar entre empresas multinacionales en lugar de gobiernos.
“No me gusta exagerarlo al nivel de la competencia estratégica nacional”, dijo. “Aunque es inevitable que la competencia en el mercado pueda encontrar algunos obstáculos políticos, a la larga, el suministro de recursos energéticos es más un negocio y [se basa en] el comportamiento del mercado”, agregó.
Dada la demanda de baterías en China, empujada por la industria automotriz, las compañías del gigante asiático necesitan tener un suministro permanente y confiable de litio. Y para Beijing América Latina es el lugar de interés, ya que allí están las mayores reservas del mineral.
“El litio es un recurso estratégico; ciertamente tiene algo que ver con la relación entre dos países”, dijo al diario chino Xu Shicheng, investigador de estudios latinoamericanos en la Academia China de Ciencias Sociales.
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