Rusia y Bielorrusia han tomado la decisión de extender el tiempo de inspección de sus fuerzas conjuntas más allá de este domingo, cuando está previsto el fin de los ejercicios militares Determinación aliada 2022, informó el ministro de Defensa de Bielorrusia, Víctor Jrenin.
Cuando se esperaba el regreso de las tropas rusas a sus cuarteles este domingo, lo que aliviaría la tensión al alejarse de la frontera ucraniana, Moscú y Minsk decidieron mantener en vilo a la región.
“Teniendo en cuenta el aumento de la actividad militar cerca de las fronteras (...) y del empeoramiento de la situación en el Donbás, los presidentes de Bielorrusia y de Rusia han decidido proseguir la inspección de fuerzas”, indicó el domingo el ministerio de Defensa en su cuenta Telegram.
El anuncio se realizó horas después del encuentro entre Vladimir Putin y Alexander Lukashenko, quienes contemplaron los ejercicios con misiles balísticos desde un centro de mando ubicado en el Kremlin.
Hace solo unos días, el gobierno bielorruso había prometido que las tropas rusas se retirarían “inmediatamente” cuando terminen las maniobras. Moscú también habían afirmado previamente que los militares que toman parte ahora en las maniobras volverían a sus cuarteles una vez finalizados los ejercicios. Ahora, la extensión del plazo hace que la tensión se mantenga en la región.
Estos ejercicios, según Rusia, fueron planificados con antelación con el objetivo de comprobar el estado de preparación de la dirección militar, las unidades de lanzamiento, las tripulaciones de los buques portamisiles, así como verificar la fiabilidad de las armas estratégicas nucleares y convencionales del arsenal ruso.
La demostración del músculo militar ruso tiene lugar en medio de crecientes tensiones en torno a Ucrania. Según EEUU, Rusia puede atacar al país vecino “en los próximos días”, motivo por el que hoy varios países europeos recomendaron a pedir a sus ciudadanos a salir de Ucrania.
Moscú ha anunciado varias veces en los últimos días que parte de sus unidades estaban volviendo a los cuarteles, pero los aliados occidentales aseguraron que eran repliegues menores y que, en términos generales, Rusia estaba aumentando el número de tropas en la zona.
La frontera bielorrusa es la vía más rápida para una invasión a gran escala, ya la capital Kiev está a menos de 100 kilómetros, pasando por Chernobil.
En el frente del este de Ucrania, los combates arrecian, entre acusaciones mutuas de Kiev y los rebeldes separatistas de estar envenenando el conflicto que ha causado más de 14.000 decesos desde 2014.
Los separatistas prorrusos del Donbás, que acusan a Kiev de quererlos atacar, anunciaron una “movilización general” de los hombres capaces de combatir y ordenaron una evacuación de civiles hacia las regiones vecinas de Rusia.
En la noche del sábado al domingo, las agencias rusas informaron de disparos de artillería en la periferia de Donetsk, cerca de la línea del frente. Y los observadores de la OSCE, encargados de velar por el alto el fuego en la zona, alertaron de un incremento de las vulneraciones de ese acuerdo.
El Kremlin niega albergar intenciones hostiles hacia Kiev, pero exige a la OTAN garantías para su seguridad, como la retirada de su infraestructura militar de Europa del Este y un compromiso conforme Ucrania nunca entrará en la alianza transatlántica.
(Con información de EFE y AFP)
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