Las Islas Feroe, un territorio autónomo danés, anunciaron este martes que habían comenzado las discusiones sobre el futuro de su controvertida cacería de delfines, y se espera una decisión en las próximas semanas.
Una petición con casi 1,3 millones de firmas de todo el mundo solicitando la prohibición de la caza tradicional fue presentada el lunes al gobierno de las Islas Feroe, infomaron a la AFP la oficina del primer ministro y grupos de conservación de ballenas.
En una reunión el martes en Torshavn, el gobierno discutió las conclusiones de una reevaluación que el primer ministro Bardur a Steig Nielsen había ordenado en septiembre, después de que la matanza inusualmente grande de más de 1.400 delfines de flanco blanco del Atlántico provocó protestas.
“Fue una primera reunión. No se tomaron decisiones”, dijo a la AFP un funcionario de la oficina del primer ministro.
Agregó que se esperaba una decisión final “dentro de unas semanas”, y había “varias opciones” sobre la mesa.
En la tradición feroesa conocida como “grindadrap”, o “grind” para abreviar, los cazadores rodean a los delfines o calderones con un amplio semicírculo de botes de pesca y los conducen a una bahía poco profunda donde quedan varados.
En la orilla los pescadores los matan con cuchillos.
Cada verano, las imágenes de la sangrienta cacería aparecen en los titulares de todo el mundo y provocan indignación entre los defensores de los derechos de los animales que consideran que la práctica es una barbarie.
Pero la caza aún goza de un amplio apoyo en las Islas Feroe, donde los partidarios señalan que los animales han alimentado a la población local durante siglos.
Normalmente, cada año se cazan alrededor de 600 calderones de esta forma.
Pero la cacería de delfines del 12 de septiembre de 2021 en el fiordo de Skala fue mucho más grande, lo que provocó una protesta internacional y obligó al gobierno a reconsiderar la práctica.
Actualmente solo se está revisando la caza de delfines, no toda la tradición del “grind”.
En la petición, entregada por la organización Whale and Dolphin Conservation, los signatarios pedían el fin de la práctica “cruel”.
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