El canciller de Alemania, Olaf Scholz, afirmó en vísperas de su reunión con el presidente estadounidense Joe Biden este lunes en Washington que sus esfuerzos diplomáticos con respecto a la crisis entre Rusia y Ucrania van dirigidos a “evitar una guerra en Europa”.
El propósito del encuentro, según dijo en una entrevista con la cadena pública ARD, es “concretar” detalles de una doble estrategia que pasa por hacer que una agresión militar por parte de Rusia tenga “un alto coste” y al mismo tiempo promover “que se vuelva a hablar”, algo que, según indicó, “ha funcionado”.
Se trata ahora de “impulsar” las negociaciones en los diversos formatos “hasta que salgan de ellas resultados concretos”, afirmó, y admitió que hasta ahora “están marcadas todavía por los reproches mutuos”.
Preguntado por las críticas a la supuesta complacencia alemana con respecto a Moscú, el canciller afirmó que ésta es “una percepción falsa que no domina en Washington” y defendió su política de no suministrar armas a zonas en conflicto.
“La mayoría de los alemanes lo ve igual que yo, que el Gobierno y también mi predecesora”, manifestó, en referencia a la ex canciller Angela Merkel, y agregó que es su “responsabilidad” actuar “en interés del pueblo alemán”.
En cuanto a las posibles sanciones contra Rusia, el canciller rehusó una vez más hacer referencia explícita a una posible suspensión de los permisos del gasoducto Nord Stream 2, ahora paralizados, aunque destacó que el potencial castigo sería “de amplio alcance y muy duro”.
“Hemos estudiado cada una de las medidas por separado y no hay nada que esté excluido. Está claro que Rusia sabe, que puede imaginar de qué se podría tratar, pero que posiblemente sea mucho más que eso,” afirmó.
La “fortaleza” de la respuesta occidental es que se coordina a través de la OTAN, de la Unión Europea (UE) y en bilateral con Washington, aseguró, en lugar de “hacer cada uno una cosa, a brochazos, por querer presentar algo en su Parlamento”.
Scholz se defendió también de las críticas de la oposición, que le acusa de haber estado poco presente y de falta de liderazgo en tiempos de crisis. “No se trata de decir algo cada día, sino de hacer cada día algo para poder asegurar la paz en Europa,” zanjó.
Por su parte, el alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior y de Seguridad, Josep Borrell, consideró que la cooperación entre la UE y Estados Unidos en energía envía un “fuerte mensaje” a quienes tratan de dividir a ambos bloques y usar el suministro de la misma como “arma y palanca geopolítica”.
“En cooperación con los EE.UU., la UE continuará construyendo una transición energética global que sea socialmente justa y se ocupe de los desafíos geopolíticos. Mañana trabajaremos juntos en esta amplia agenda, enviando un fuerte mensaje a quienes buscan dividirnos”, escribió Borrell en su blog “Una ventana al mundo”.
En ese artículo, publicado en la víspera del Consejo de Energía UE-EE.UU., avanzó que esta primavera se publicará una nueva estrategia de la UE sobre energía internacional.
Borrell y el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, copresidirán este lunes en Washington el Consejo de Energía UE-EE. UU. junto con la comisaria europea de Energía, Kadri Simson, y la secretaria estadounidense de Energía, Jennifer Granholm.
Esta reunión se va a celebrar diez días después de que las dos partes respondiesen a las amenazas de Rusia en las fronteras de Ucrania reforzando su alianza energética para garantizar un suministro “continuo, suficiente y oportuno” de gas al bloque comunitario en caso de una crisis como un eventual ataque de Moscú a Kiev.
En una declaración conjunta el 28 de enero, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se comprometieron a “intensificar la cooperación energética” con el fin de que ciudadanos y empresas en la UE y en países vecinos “dispongan de unos suministros energéticos fiables y asequibles”.
“Junto con EE.UU. y otros socios, nos oponemos al uso del suministro de energía como arma y palanca geopolítica (...) Estamos comprometidos a garantizar la seguridad energética de la UE y de nuestros vecinos, incluidos Moldavia, Ucrania y los Balcanes Occidentales”, afirmó Borrell en su artículo de este domingo.
Si los precios de la energía se mantienen altos durante 2022, alimentando una mayor inflación, afectará “seriamente” la recuperación posterior a la pandemia, alertó.
En su opinión, la UE debería considerar “urgentemente” el desarrollo de su reservas estratégicas de gas y la posibilidad de “una compra conjunta”.
El problema “inmediato” que hay que abordar es garantizar la seguridad del suministro de gas, según el exministro español, que aboga por “una mayor diversificación de rutas y fuentes de importación”.
Con Estados Unidos, que ya es el mayor proveedor de gas natural licuado (GNL) de Europa, se está intensificando la cooperación para garantizar que los suministros de gas en la UE sean “seguros” durante los próximos meses, añadió.
Al tiempo, señaló, Bruselas está hablando con Noruega, Qatar, Azerbaiyán, Argelia y otros para expandir los suministros de GNL.
“También tendremos que trabajar rápidamente para integrar mejor la Península Ibérica, que en realidad es una isla eléctrica en Europa, en el mercado energético europeo porque tiene más capacidades de recepción de GNL que otros países europeos”, afirmó.
(Con información de EFE)
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