Estados Unidos calificó este domingo como una maniobra de distracción la decisión de China de escoger a una deportista de la minoría uigur de Xinjiang para encender la Llama Olímpica en los Juegos de Invierno, al reiterar las denuncias de “genocidio” en esa región china.
La embajadora norteamericana ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, comentaba así la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno 2022 celebrada en Beijing el pasado viernes, en la que la esquiadora de fondo Dinigeer Yilamujiang, de la minoría uigur, encendió el pebetero olímpico junto al atleta Zhao Jiawen.
“Este es un esfuerzo de los chinos para distraernos del tema real aquí de que los uigures están siendo torturados y son víctimas de violaciones de derechos humanos por los chinos. Y tenemos que mantener eso de manera central”, afirmó Thomas-Greenfield en declaraciones a la cadena CNN.
Estados Unidos ha impulsado un boicot diplomático, al que se han sumado otros países occidentales, contra los Juegos de Invierno de Beijing, por las violaciones contra los derechos de las minorías étnicas en Xinjiang (oeste de China), que el régimen de Xi Jinping niega de plano.
“Sabemos que se ha cometido genocidio allí”, agregó Thomas-Greenfield.
Por eso, la diplomática estadounidense subrayó que es “importante que la audiencia que vio esto (la ceremonia) entienda que no nos aleje de lo que sabemos que está ocurriendo sobre el terreno”.
No obstante, el Comité Olímpico Internacional (COI) le restó importancia a la controvertida elección del portador de la antorcha. Yilamujiang tenía “todo el derecho” a participar, dijo el portavoz del COI, Mark Adams.
Yilamujiang, cuyo rostro sonriente copó las pantallas de millones de personas en todo el mundo, era una atleta desconocida para el gran público ante su irrupción en el acto olímpico. El sábado, terminó en el puesto 43 en la carrera de skiatlón.
El mismo sábado, el secretario general de la ONU, António Guterres, pidió a los líderes chinos que permitan una visita “creíble” a la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, a la zona de Xinjiang.
Guterres, que visita Beijing con motivo de los Juegos Olímpicos de Invierno, se reunió este sábado con el presidente de China, Xi Jinping, y con el ministro de Exteriores del país, Wang Yi, según comunicado del organismo.
El jefe de la ONU “expresó su expectativa de que los contactos entre la oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos y las autoridades chinas permitan una visita creíble a China, incluyendo Xinjiang”, indicó.
A su vez, el reporte de la reunión que proporcionó la agencia de noticias estatal china Xinhua no mencionó el tema de los derechos.
La diplomática chilena quiere visitar Xinjiang por las denuncias de la existencia de campos de internamiento por los que habrían pasado cientos de miles de uigures, que según China son “centros de capacitación vocacional” que tienen el propósito de mejorar a la sociedad y la economía de esta apartada región.
Pese al marco de apoyo que ha dado el jefe la ONU para los Juegos Olímpicos de Invierno, hasta ahora China le ha negado a Bachelet, ex presidenta de Chile, una visita independiente a Xinjiang, pese a que está en negociaciones para ello con las autoridades chinas desde finales de 2018.
Según concretó hace una semana el portavoz de Bachelet, Rupert Colville, los “parametros” de una visita de la alta comisionada “durante la primera mitad de este año” siguen bajo discusión y recordó que este viaje debe “tener sentido, con un acceso sin vigilancia a un amplio número de actores de la sociedad civil y lugares, así como interacciones con funcionarios de alto nivel”.
Tanto Estados Unidos, como el Reino Unido, Alemania, Human Rights Watch (HRW) o Amnistía Internacional han denunciado la existencia de graves abusos en esa zona, donde los uigures habrían sufrido detenciones masivas, torturas y trabajos forzados.
Activistas por los derechos humanos reportaron que al menos un millón de uigures han sido encarcelados en los “campos de reeducación” instalados por el régimen en Xinjiang, y las autoridades chinas han sido acusadas de esterilizar a la fuerza a mujeres e imponer trabajos forzados en la zona.
Con información de EFE y AFP
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