Esta semana, el ministerio de Justicia alemán ratificó la responsabilidad criminal del ex oficial de inteligencia del ejército sirio Anwar Raslan, condenado en ese país a instancias de la fiscalía para crímenes de guerra cometidos en los primeros años del conflicto civil sirio. El ex coronel Raslan había sido condenado por un tribunal alemán a cadena perpetua el 13 de enero pasado.
Según confirmó a Infobae una fuente del Observatorio Sirio para los derechos humanos con sede en Londres, el jueves pasado funcionarios judiciales alemanes del ministerio de justicia confirmaron la sentencia a cadena perpetua de Raslan, quien hasta su deserción fue un hombre de confianza del presidente sirio Bashar al-Assad por desempeñarse como el número 2 del mukhabarat al-shaish (servicio de inteligencia del ejército).
El ex coronel contaba con una reputación de extrema brutalidad dentro del ejército y fue declarado culpable por asesinato, abusos sexuales reiterados, tortura y apremios ilegales a detenidos (mayoritariamente de la secta sunita y opositores al régimen alawita del clan Assad). La ratificación oficial del fallo hace cosa juzgada y es la primera condena a cadena perpetua de un alto funcionario del régimen por las atrocidades cometidas durante la guerra civil siria en tribunal europeo.
La sentencia sobre Raslan, conocido como “el verdugo de al-Khatib”, en alusión al centro de detención que comandó por 2 años en un barrio de Damasco, abrió el camino a organizaciones de Derechos Humanos para que otros oficiales del régimen que huyeron a Europa sean juzgados y castigados por sus crímenes. Las autoridades judiciales y políticas alemanas declararon luego de la sentencia que Alemania nunca será refugio para criminales de guerra de ninguna nacionalidad. La confirmación de la cadena perpetua no solo trae justicia a la barbarie y los crímenes cometidos por militares sirios, es también un gran paso en dirección a que el régimen sirio se reforme, pida perdón y se normalice.
Desde los años en que Haffez al-Assad (el padre del actual dictador Bachar al-Assad) condujo el país con puño de hierro, muchos fueron los delitos de lesa humanidad que el régimen cometió en el ámbito político local como en territorio libanés durante los años de la guerra civil en el país de los cedros (1975-1999). Según las autoridades alemanas, que han dicho conocer esos crímenes, la rendición de cuentas es necesaria para plantear cambios en Siria que coloquen al país de cara a un nuevo tiempo en la región y el mundo.
Durante los años de la guerra civil siria, los secuestros, las desapariciones forzadas, la tortura, el robo y los asesinatos masivos fueron moneda corriente contra cualquier persona que manifestara mínimas diferencias con el régimen. Infortunadamente, la impunidad de esos delitos todavía se mantiene dentro de Siria. Sin embargo, la sentencia a cadena perpetua contra Raslan -sin beneficio de cumplimiento de la pena fuera de la jurisdicción alemana- configura un mensaje claro para los asesinos que colaboraron con las atrocidades del régimen. En esa dirección, el ministerio de justicia alemán dio a conocer un documento indicando que los asesinos deben saber que Europa nunca será un lugar de refugio para ellos y que serán procesados por sus crímenes (declarados imprescriptibles) donde se los encuentre y sin importar el tiempo transcurrido desde que fueran cometidos.
Anwar Raslan, había escapado de Siria en 2012 y fue sentenciado por ordenar el fusilamiento de entre 25 y 30 civiles en el centro de detención que comandaba, además se lo acusó por el secuestro forzado y traslado a cárceles sirias de 298 civiles libaneses que desaparecieron sin que se supiera más de ellos cuando se desempeñó como un joven oficial de la inteligencia siria en Líbano, muchos años antes de que inicie el conflicto sirio. Por otra parte, se lo acusó por tortura de unas 4.000 personas entre 2010 y 2011. El plexo probatorio fue inapelable, Arslan es uno de los varios oficiales retratados en cientos de fotografías tomadas en el centro de detención y sacadas subrepticiamente de Siria a través de Turquía para ser entregadas a la justicia alemana por un desertor sirio en lo que se conoció como “el caso Caesar”.
No obstante la sentencia ejemplar contra Raslan, cientos de asesinos como él continúan residiendo en Europa; la mayoría han cometido delitos aberrantes que necesariamente deben ser castigados previo proceso legal por la justicia europea. La condena contra Arslan dio lugar en diciembre a la huida de Europa de Rifaat al-Assad, ex-vicepresidente y comandante del ejército en su tiempo. Rifaat es tío del dictador Bachar al-Assad y regresó rápidamente a Siria antes de finales de 2021.
Después de desertar en 1984, cuando fracasó en su intento por derrocar a su hermano Haffez en la presidencia del país. Rifaat escapó a Suiza para exiliarse en Europa y evitar ser fusilado por su hermano, luego alternó su estancia europea entre Londres y Marbella, pero estableció varias empresas inmobiliarias y registraba un patrimonio aproximado a los 1.100 millones de dolares en Francia. Su historial como militar lo coloca como responsable de la masacre de la ciudad de Hama, donde unos 40.000 civiles sunitas fueron asesinados en 1981, después que Rifaat sitiara la ciudad y ordenara su bombardeo indiscriminado durante 11 días.
La huida de Rifaat al-Assad a Siria se produjo en el marco de un proceso que un Tribunal de Apelación de Paris confirmó a principios de septiembre de 2021 una sentencia en su contra a 4 años de prisión por operaciones financieras fraudulentas y evasión de impuestos dentro de Francia por mas de 80 millones de euros. El tribunal concluyó que el ex-vicepresidente sirio -de 85 años- exiliado en Europa desde 1984 es penalmente responsable de lavado de dinero, fraude y evasión fiscal agravada, pero mencionó expresamente en su fallo que además debía ser investigado por la tristemente celebre masacre de Hama del año 1981 en Siria. Esta situación hizo que rápidamente el criminal al-Assad hablara con el dictador Bachar en Damasco y viajara inmediatamente de manera secreta buscando refugio que le brindo el régimen de su sobrino. Ante la fuga, Francia está preparando la documentación para la apertura de un nuevo proceso en su contra por los hechos criminales de Hama y ha pedido ayuda a la oficina de Interpol para dar con el prófugo desde la semana pasada.
La justicia, la verdad y la rendición de cuentas son elementos que no pueden faltar para que las sociedades superen sus etapas sangrientas. Ese aspecto no debe omitirse en el caso sirio, menos aún si es que el régimen de Bachar al-Assad desea genuinamente la paz y la estabilidad, declaró la fiscalía francesa para delitos relacionados a crimenes de guerra.
La tarea judicial de Alemania y su papel de liderazgo en busqueda de justicia por los crímenes cometidos, ha dejado claro que los oficiales que huyeron de Siria y pidieron asilo, aunque muchos lo hicieron con identidades falsas, serán encontrados y sometidos a la justicia. Esa ha sido la declaración de la Oficina de Asuntos Legales de la Unión Europea (UE) a la que Alemania adhirió ratificando que todos los criminales escapados de Siria serán sometidos a juicio en los próximos meses para hacer justicia por los crímenes del régimen.
Dos abogados sirios, Mazen Darwich y Anwar Bunni han sido muy importantes en el proceso contra Raslan y trabajan tambien en el caso de Rifaat al-Assad, ambos investigaron poniendo en riesgo sus vidas por los últimos 4 años, Darwich declaró que él y sus colegas alemanes han hecho lo que correspondía y que los verdaderos héroes de ésta historia son las víctimas sirias y sus familiares, los que viven amenazados para evitar que testifiquen en los procesos en curso, pero que aún así, aportaron abundantes y reales elementos probatorios que ayudaron en la sentencia de Anwar Raslan. Tambien agregó que más investigaciones se encuentran en diferentes etapas de procesos en Alemania y seguirán adelante a pesar del rechazo de Rusia, Irán y otros aliados de Bachar al-Assad. Según Darwich, la condena contra Raslan abre un futuro optimista en materia de castigo a los criminales de guerra de este tiempo.
El otro abogado interviniente, Anwar Bunni, destacó que la sentencia fue posible dada la determinación y el espíritu de los sobrevivientes y el esfuerzo de investigadores, fiscales y ONG´s que colaboraron en el proceso. Además, dijo que es la muestra palmaria de lo que puede alcanzar una unidad de investigación sobre crímenes de guerra y terrorismo dedicada por completo a investigar con seriedad y recursos. Mientras tanto, la Asociación de Abogados sirios en el exilio expresó a través de un comunicado el jueves que si esta experiencia y modalidad continúa, no sólo en Alemania, sino en otros sistemas judiciales con capacidad de juzgar crímenes bajo el principio de la jurisdicción universal, el mundo será un mejor lugar.
Para la prensa alemana, la sentencia debe ser una invitación a los poderes judiciales internacionales a investigar el rol de otros estados favorecedores del terrorismo, como por ejemplo Irán, aliado de Assad en materia de violencia y ataques terroristas en el mundo. Y en ello, la República Islámica de Irán y varios de sus funcionarios deben dar explicaciones en varias latitudes del globo, entre ellas, en la República Argentina por los ataques terroristas en su suelo de los años 1992 y 1994. En esta dirección, para enjuiciar estos delitos los estados deberían garantizar la eliminación los impedimentos legales internos que conspiran contra las investigaciones y alentar a los sobrevivientes a que se presenten a dar testimonio, brindándoles a ellos, a los fiscales y los jueces, el apoyo y la protección necesaria. Es un grave error creer que la supuesta normalización con el régimen de Bachar al-Assad de la que habla gran parte de la comunidad internacional puede borrar los crímenes que cometió.
Para reparar los daños, la justicia es lo más importante; pero no es un sustituto de la prevención de ellos. En particular en delitos de desapariciones forzadas como en las que participó Anwar Raslan como integrante del régimen. La energía y los recursos deben invertirse en unidades nacionales de investigación ese tipo de crímenes y de los ocasionado por el terrorismo, en ello, los poderes locales y supranacionales deben actuar sin condicionamientos, de forma independiente e imparcial.
La sentencia contra Raslan indudablemente es una gran decisión histórica. Sin embargo, muestra la grave falta de rendición de cuentas en el conflicto sirio. El hecho de que un coronel (que no era una figura central del régimen ni un tomador de decisiones clave más allá de su cercanía al presidente sirio y su familia) sea el funcionario de más alto rango que enfrenta un enjuiciamiento en un conflicto que mostró las atrocidades más cruentas de la historia moderna muestra cierto fracaso del derecho internacional, de los derechos humanos y de la justicia misma. Por otra parte, considerando que Raslan desertó en 2012, en la primera parte del conflicto, es difícil mensurar el alcance y la depravación de los crímenes de guerra que se cometieron luego de ese momento, ya que a la fecha, fehacientemente hay más de 110.000 sirios desaparecidos con poca o ninguna posibilidad de saber sobre su destino.
Gran cantidad de informes, testimonios y documentación fotográfica revelan el uso generalizado de la tortura, la violencia sexual y el asesinato entre muchos otros delitos cometidos por el régimen sirio. Por ello, el veredicto del tribunal sobre Raslan debería ser un recordatorio que ese conflicto está lejos de ser un “conflicto humanitario” como piensan muchos gobiernos occidentales. Lo acaecido en Siria, no ha sido más que un planificado genocidio ejecutado sin ningún respeto por la vida humana por parte del régimen y sus aliados.
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