Tras meses de planificación y de reunir la mayor cantidad de información de inteligencia posible, este jueves Estados Unidos llevó a cabo una difícil y compleja misión en el pueblo sirio de Atmeh, cercano a la frontera con Turquía, en la que murió Amir Mohamed Said Abderraman al-Mawla, conocido como Abu Ibrahim al-Hashimi al-Qurayshi, líder del grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés).
El pasado mes de diciembre el presidente Joe Biden fue informado sobre la ubicación del refugio en el que se encontraba el jefe terrorista. Agentes de inteligencia le comunicaron que se habían cerciorado por completo de que era Al-Qurayshi quien se escondía en un edificio en la zona de Atmeh, en la provincia noroccidental siria de Idlib.
Pero los funcionarios de inteligencia le advirtieron a Biden que una misión tendría una “extraordinaria complejidad”, ya que en el complejo de tres pisos vivían familias cercanas al líder terrorista y varios niños.
El pasado martes el presidente norteamericano dio luz verde a la operación en el Despacho Oval de la Casa Blanca. Pero, ante la presencia de civiles y menores de edad, ordenó que se realice mediante “una redada de fuerzas especiales, algo mucho más arriesgado” para los militares norteamericanos, “en lugar de lanzar un ataque aéreo”.
Este miércoles por la noche -madrugada del jueves en Siria-, Biden supervisó los “aspectos clave de la operación” desde la Sala de Crisis de la Casa Blanca. “Hubo una tensión enorme, dado el número de niños que sabíamos que estaban en la vivienda, en el primer piso”, reconoció un funcionario norteamericano, bajo condición de anonimato.
Pasada la 1 de la mañana, helicópteros Black Hawk, drones Reaper y aviones militares de las fuerzas norteamericanas sobrevolaron la zona de Atmeh, despertando estupor y preocupación entre los vecinos.
El objetivo era un edificio de tres pisos entre los olivares a las afueras de ese pequeño pueblo. Allí se encontraba Al-Qurayshi, líder del temido grupo terrorista Estado Islámico. Los militares norteamericanos sabían que la misión no sería nada sencilla, ya que era muy estricto con la seguridad. Nunca salía del edificio y dirigía a ISIS con mensajes enviados a través de un teniente que vivía en el segundo piso.
Veinticuatro soldados de élite norteamericanos rodearon el edificio. A través de altavoces, un traductor pidió a los residentes que se rindieran y entregaran. “¡Los que quieran participar en la yihad, salgan! Todos estarán a salvo si se rinden. Los que se queden, morirán”, dijo la voz, según relató a The New York Times un vecino de la zona que se identificó por su apodo, Abu Omar.
El hombre comentó que las tropas norteamericanas pidieron en reiteradas ocasiones que las personas que se encontraban en el edificio se retiraran. La mayor preocupación, según dijo, estaba puesta en los niños. En un momento, el traductor del Ejército norteamericano se dirigió a una mujer que estaba en la casa con menores de edad. “Sal, mujer, y deja que los niños tengan una oportunidad de vivir”, relató Abu Omar.
Ante los insistentes pedidos, una familia que vivía en el primer piso salió y fue trasladada a un lugar seguro. Entre los diez evacuados durante la misión, ocho fueron niños.
Esa primera fase de la misión, conocida como “llamada táctica”, duró cerca de 45 minutos.
En diálogo con The New York Times, un residente del edificio, que se identificó como Abu Muhammad, contó cómo fue la traumática experiencia. Según relató, su familia estaba tan aterrada por lo que escuchaban afuera que en ningún momento se asomaron a las ventanas. En un momento oyeron fuertes golpes en la puerta y abrieron: los comandos estadounidenses y un intérprete que hablaba árabe les dijeron que no les harían daño y les exigieron que huyeran de la casa para esconderse detrás de otro edificio cercano hasta que terminara el enfrentamiento.
Abu Muhammad y su familia acataron la orden y se fueron del complejo.
Después de esos casi 45 minutos, los pedidos de rendición fueron cada vez más urgentes y amenazantes.
Al verse completamente rodeado, Al-Qurayshi tomó la única salida que tenía para evitar ser capturado por Estados Unidos: se inmoló, asesinando a su familia. En el acto suicida, además del líder de ISIS, murieron una mujer y dos niños.
Tras la detonación, un terrorista que se encontraba en el segundo piso junto a su esposa se enfrentó a los tiros con los soldados norteamericanos, que los abatieron.
El portavoz del Pentágono, John Kirby, reconoció que antes de lanzar la operación, el gobierno de Biden se había asegurado “con un alto grado de confianza” que el edificio donde se escondía el jefe terrorista “era estructuralmente sólido” y “no se derrumbaría” si el yihadista se suicidaba con la detonación de una bomba, tal como terminó ocurriendo. “Probablemente, su intención era matar a todo el mundo que estuviera en el edificio”, opinó el funcionario norteamericano.
La explosión arrasó el tercer piso del edificio. La detonación fue la señal para que los comandos ingresaran al complejo. Pero se encontraron con la resistencia de un lugarteniente de Al-Qurayshi, cuya identidad no fue revelada, y de su esposa, quienes vivían en el segundo piso. Los dos terroristas y un niño que fue utilizado como escudo humano murieron en el fuego cruzado.
A continuación, otros cuatro niños, que también fueron utilizados por los yihadistas como escudos humanos, salieron y “fueron llevados a un lugar seguro”.
La misión de casi dos horas no tuvo ninguna víctima norteamericana. El principal revés que sufrió el Ejército de Estados Unidos fue la falla mecánica que tuvo uno de los helicópteros Black Hawk, por lo que debió ser trasladado a otro lugar y destruido.
Las tropas de élite utilizaron las huellas dactilares para confirmar que el terrorista del tercer piso era efectivamente Al-Qurayshi. A diferencia de la histórica redada de 2011 en la que fue abatido Osama bin Laden, en esta oportunidad dejaron el cuerpo.
Según indicaron varios medios, es probable que las tropas norteamericanas hayan peinado los restos del segundo y tercer piso en busca de teléfonos, discos duros o cualquier documento importante sobre el Estado Islámico y su funcionamiento interno.
Pasadas las 3 de la mañana, los vecinos oyeron que los helicópteros se alejaban. Una vez que todo había terminado, se acercaron a ver qué había sucedido. Un hombre identificado como Ahmed dijo a The New York Times que entró en la casa donde se llevó a cabo el asalto y encontró los cadáveres de una mujer y un niño, y que la mujer parecía haberlos matado a ambos con un chaleco explosivo.
La Casa Blanca informó la muerte de al menos siete personas, entre ellas dos niños. Sin embargo, rescatistas de los Cascos Blancos, que se encargaron de tratar a los heridos y recuperar los cuerpos, reportaron 13 fallecidos, entre ellos seis menores.
“Las fuerzas militares de Estados Unidos eliminaron con éxito una importante amenaza terrorista para el mundo”, destacó el presidente Joe Biden, quien en un discurso en la Casa Blanca envió un mensaje a otros miembros de grupos extremistas: “Los encontraremos”.
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