Mario Draghi debió elegir entre sus aspiraciones presidenciales o mantener la estabilidad lograda en Italia. Luego de sortear la compleja alquimia presidencial, que volvió a resolverse por la continuidad de Sergio Mattarella, el primer ministro pretende ahora relanzar la acción de su gobierno de unidad nacional, aunque desgastado por dos meses de inquietantes conjeturas y pujas entre los partidos que lo apoyan.
La agenda es restaurar la autoridad. En su primer encuentro con el Consejo de MInistros, Mario Draghi, arribó con la intención de dar la vuelta a la página. Estrechar las manos, en un imagen que pueda significar la reconciliación. “Un mensaje de tregua, quizás una advertencia, el gesto institucional de quienes entienden el sentido de la disputa política y no quieren dejar que las heridas y los malentendidos echen a perder la labor de gobierno”, señaló el diario La Stampa.
En el camino para convertirse en presidente, Draghi se topó con el rechazo del líder de La Liga, Matteo Salvini. Aunque esperaba su apoyo, este prefirió acordar con Elisabetta Belloni, jefa de los servicios de inteligencia e incluso cercana al propio círculo del primer ministro.
El expresidente del Banco Central Europeo (BCE) comprendió que las cosas no saldrían como lo esperaba. Las versiones sobre la respuesta de Draghi a Salvini difieren, pero no la determinación del primer ministro por dar concluida una carrera que podría haber comprometido la estabilidad del país.
Un contexto que obliga al ex banquero a reorientar sus deseos próximos. Tamizar el tropiezo, para esperar su candidatura para las siguientes legislativas. En su discurso introductorio, en encuentro con su gabinete, redefinió sus metas. El homenaje a Sergio Mattarella, el reelegido jefe de Estado, los agradecimientos que desencadenaron en un largo aplauso de los ministros, pero fundamentalmente marcar las prioridades: la lucha contra la pandemia, garantizar la recuperación económica y sostener la estabilidad social del país.
Draghi sabe además del alivio, primero, de la clase política italiana, que sale así de un laberinto complejo, en un país que repite crisis derivadas de su profunda fragmentación. Pero conoce, la tranquilidad para los socios europeos y los mercados financieros.
Los números saludaron la reelección y la continuidad del proyecto de Mattarella-Draghi. Estos últimos, confirman la continuación con las reformas y el plan de recuperación. La brecha con el tipo de interés de los préstamos alemanes (el “spread”), que había tendido a estrecharse en las últimas semanas, se redujo hasta un nivel que no se veía desde mediados de diciembre.
La Bolsa de Milán repuntó, impulsada por la publicación del Instituto Nacional de Estadísticas (ISTAT) de un crecimiento del 0,6 % en el cuarto trimestre de 2021, lo que eleva la expansión anual de Italia al 6,5 %. “Hay que remontarse a 1976 para encontrar un crecimiento tan fuerte “, explica Giovanni Savio, director central de cuentas nacionales del organismo.
Draghi ahora quiere acelerar la estrategia. El objetivo es el Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia. El verdadero desafío del ejecutivo que marcará los tiempos de la agenda de los próximos meses, vinculados al desafío y compromiso con los socios europeos.
Este miércoles, cuando se reúnan nuevamente el Consejo de Ministros, cada uno deberá presentarle al ex banquero las instancias en la que se encuentran, en cada despacho, la implementación del plan de inversiones, modernización y reformas. De este cumplimiento depende el desembolso de la segunda cuota, previsto para el 30 de junio, por un valor de 24.100 millones de euros en aportaciones financieras y préstamos.
El ex inquilino del Banco Central europeo conoce que aún esperan 45 metas por lograr. Por eso cada uno de sus ministros, debe apurar las políticas que garanticen la concreción de estos procesos. Al mismo tiempo, estos objetivos son mas complejos, muchos verdaderas reformas estructurales .
Después de los rechazos internos para acceder a la presidencia, los reflejos políticos deberán ser precisos. El jefe de gobierno tendrá que superar la oposición de sus propios socios para implementar las reformas fiscales, en justicia o pensiones que se han comprometido con el gobierno europeo en Bruselas.
Las fuerzas políticas saben de las resistencias electorales. Las legislativas de 2023 son incompatibles con el plan de recuperación. Las reformas estructurales no son buenas promesas electorales. A la vista de nuevos tiempos políticos tormentoso, Mario Draghi recurrirá al mayor apoyo de Sergio Mattarella, para mantener a flote los vientos de cambios de la vida política transalpina.