El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió este lunes a pedido de Estados Unidos que, junto a sus aliados de la OTAN, intenta disuadir a Rusia de invadir Ucrania al tiempo que prepara sanciones contra Moscú.
Rusia no pudo lograr que se cancelara el encuentro durante una votación de procedimiento -10 votos a favor en un total de 15- y la sesión comenzó de inmediato.
Por el contrario, la embajadora estadounidense ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, justificó la reunión afirmando que el despliegue de más de 100.000 soldados rusos en la frontera con Ucrania “amenaza la seguridad internacional”.
“Imagínense lo incómodo que estarían si tuvieran 100.000 soldados desplegados en su frontera... esto no se trata de payasadas, no se trata de retórica, no se trata de Estados Unidos y Rusia”, dijo.
Thomas-Greenfield subrayó que el despliegue ruso “es la mayor movilización de tropas en Europa en décadas”.
La embajadora acusó a Rusia de querer desplegar “a principios de febrero más de 30.000 soldados” en Bielorrusia, cerca de Ucrania. Agregó que estarán “a menos de dos horas al norte de Kiev” y que este mismo lunes Moscú ya había desplegado 5.000 efectivos en Bielorrusia, incluidas fuerzas especiales, misiles y baterías antiaéreas.
“Ninguno de nosotros podrá decir que no lo vimos venir”, advirtió.
“Buscamos el camino de la paz. Buscamos el camino del diálogo”, agregó la funcionaria. “No queremos confrontación. Pero seremos decisivos, rápidos y unidos si Rusia sigue invadiendo Ucrania”.
Por su parte, el embajador de Rusia ante la ONU, Vassily Nebenzia, aseguró que con la convocatoria de la reunión abierta del Consejo de Seguridad, Estados Unidos pretende “generar histeria” y “engañar a la comunidad internacional” con “acusaciones infundadas” sobre un presunto ataque de Moscú a Ucrania.
En su discurso, el embajador ruso agradeció a China -que se opuso- y a los tres países que se abstuvieron en la votación para realizar la reunión.
Dice que el “despliegue de tropas en nuestro propio territorio” no significa que habrá un “acto de agresión”, y que no hay necesidad de “histerias”.
“No hay pruebas” de que la invasión se lleve a cabo, dijo Nebenzia.
El embajador también cuestionó la cifra de 100.000 soldados que según los países occidentales hay en las fronteras de Ucrania y acusó a Occidente de “llenar Ucrania de armas”.
El embajador también calificó la reunión de “particularmente hipócrita” ya que las tropas estadounidenses, las armas y las armas nucleares están desplegadas a miles de kilómetros de distancia.
El embajador ruso concluyó con una dura advertencia, instando al respeto de los acuerdos de Minsk, cuyo objetivo es poner fin a los combates en el este de Ucrania y fue firmado en 2015 por los líderes de Ucrania, Rusia, Alemania y Francia.
“Si nuestros socios occidentales presionan a Kiev para que sabotee los acuerdos de Minsk, algo que Ucrania está haciendo voluntariamente, eso podría terminar de la peor manera para Ucrania”, dijo. “Y no porque alguien lo haya destruido, sino porque se habría destruido a sí mismo, y Rusia no tiene absolutamente nada que ver con esto”.
El representante adjunto del Reino Unido ante la ONU, James Kariuki, advirtió sobre lo “desestabilizadora” que sería una guerra en Ucrania y de lo “costosa” que sería para Rusia.
Asimismo, el embajador de Francia, Nicolas de Rivière, dijo que la respuesta internacional será “robusta y unida” si Rusia.
Por su parte, el embajador de China ante la ONU, Chen Xu, reiteró que Beijing se opuso a la celebración de esta reunión pública en el consejo de seguridad.
“Lo que necesitamos urgentemente ahora es una diplomacia silenciosa, pero no una diplomacia de ‘micrófono’”, dijo. “Lamentablemente, Estados Unidos no aceptó tal propuesta”.
China también dijo que “la OTAN es un producto de la Guerra Fría” e instó a “abandonar la mentalidad de la Guerra Fría”.
Ante la amenaza de una invasión, Ucrania rechazó los argumentos rusos y destacó que unos 130.000 militares rusos en sus fronteras.
“La pregunta es ‘¿por qué están todas estas fuerzas rusas allí?’”, preguntó el embajador ucraniano, Sergiy Kyslytsya.
El funcionario denunció que Moscú busca presionar a Ucrania para que haga concesiones “ilegítimas”, y defendió que Kiev debería poder hacer “alianzas”, en referencia a un posible ingreso en la OTAN.
Ucrania pidió el domingo a Rusia que retirara sus tropas y mantuviera el diálogo con los países occidentales si “realmente” quiere reducir la tensión. En ese marco, Moscú anunció que su ministro de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, hablará por teléfono el martes con el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.
Las demandas rusas
Desde fines del año pasado, Rusia es acusada de haber desplegado hasta 100.000 soldados en la frontera ucraniana para preparar un ataque. Moscú niega tener planes de invadir a su vecino, pero quiere garantías escritas para su seguridad.
Comenzando por el compromiso de no incorporar a Ucrania a la OTAN y el fin del fortalecimiento de la presencia militar de la Alianza en los países del este.
Esas demandas han sido rechazadas por Estados Unidos y el Kremlin aún está estudiando su respuesta ante esta negativa.
La subsecretaria de Estado estadounidense, Victoria Nuland, dijo que había “señales” de que Rusia estaba interesada en un diálogo sobre la respuesta de Estados Unidos y la OTAN.
Por su parte, el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Bob Menéndez, pidió que Estados Unidos advierta a Rusia de que cualquier agresión contra Ucrania le costará muy caro.
“No podemos volver a tener un nuevo momento Múnich”, dijo el senador a CNN, refiriéndose al acuerdo de 1938 de Francia, Italia y Reino Unido con Adolf Hitler, por el cual Alemania se apoderó de una parte del territorio checo.
“Putin no se detendrá en Ucrania”, agregó.
Sanciones
En este contexto, Estados Unidos y el Reino Unido esgrimieron la amenaza de nuevas sanciones contra Rusia. Autoridades británicas dijeron que buscarían apuntar contra una variedad de intereses económicos rusos “que interesan directamente al Kremlin”, es decir al círculo intimo del presidente Vladimir Putin.
En Washington, un legislador demócrata y otro republicano dijeron que el Congreso está cerca de lograr un acuerdo sobre un proyecto de ley que prevé nuevas sanciones económicas contra Rusia.
Entre las medidas punitivas que Reino Unido y Estados Unidos estudian, hay algunas que afectarían al estratégico gasoducto Nord Stream 2, entre Rusia y Alemania, o incluso al acceso de los rusos a transacciones en dólares, la moneda dominante en los intercambios mundiales.
Enfrentado a la perspectiva de nuevas sanciones, Moscú reclama ser tratado con equidad.
“Queremos relaciones buenas, uniformes, mutuamente respetuosas y equitativas con Estados Unidos como con todos los países del mundo”, dijo Lavrov en la televisión.
Rusia “no quiere permanecer en una posición en la que su seguridad sea violada regularmente”, añadió.
(Con información de AFP)
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