El pleno del Parlamento Catalán ha aprobado este miércoles una resolución de amplio consenso que “repara” la memoria de las mujeres condenadas por brujería en Cataluña, tilda el hecho de “persecución misógina”, y llama a los ayuntamientos a revisar la nomenclatura de sus calles para incorporar los nombres de estas mujeres.
Según estimaciones de los historiadores, entre los siglos XV y XVII al menos 700 mujeres fueron ejecutadas por acusaciones de brujería en Cataluña. Además, otras cientos de mujeres recibieron condenas relacionadas a la brujería pero sus sanciones fueron más leves.
Han pasado tres siglos para que el Parlamento de Cataluña concediera un “indulto” a estas penas, en un esfuerzo para reconocer los errores del pasado y recuperar la memoria de las mujeres víctimas.
“Antes se nos decía brujas, ahora nos dicen ‘feminazis’, nos dicen histéricas, nos dicen ‘malfolladas’. Antes se decía caza de brujas y ahora le decimos feminicidios”, sostuvo sostenido Jenn Díaz, diputada de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), partido promotor de la iniciativa, junto con Junts per Catalunya (JuntsxCat), la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) y los Comunes.
La oposición de la iniciativa estuvo encabezada por el Partido Popular (PP) y Vox, de derecha y ultraderecha respectivamente, mientras que el partido Ciudadanos se abstuvo y el Partido Socialista de Catalunya (PSC) votó a favor, estos últimos dos afirmaron que no consideraban el asunto como algo prioritario.
Este indulto se hizo después de la publicación de un estudio en la revista Sapiens que detalló lo extendida que estaba la casa de ‘brujas’ en la región española de Cataluña. De acuerdo con esta investigación las principales persecuciones se realizaron contra mujer heterodoxas que no cumplían con las pautas sociales, eran viudas, tenían conocimientos en medicina o alguna otra disciplina atípica para una mujer de la época, esto despertaba temor en sus vecinos y eran acusadas de brujería.
Muchas leyes se expidieron en esos años para “prohibir la brujería”, una de las más antiguas data de 1424 y se impuso en el Vall d’Àneu, en la comarca del Pallars Sobirà (Lleida), uno de los lugares con más ejecuciones en la zona, autor de la ley contra el crimen de “brujería” más antigua de toda Europa.
“Con la visión que tenemos hoy en día, hablaríamos de feminicidio y persecución política a la disidencia”, explica en declaraciones a EFE la diputada de ERC Jenn Díaz, una de las impulsoras de la propuesta de resolución.
La resolución donde se concede el indulto y se repara la memoria de las víctimas dice que las mujeres “procesadas, torturadas y ejecutadas” por supuesta brujería eran “migrantes, pobres, sanadoras, con saberes sobre la sexualidad y la reproducción, gitanas, viudas y consideradas conflictivas”.
“Todas ellas estigmatizadas y señaladas por sus propios vecinos como brujas y emponzoñadoras”, agrega el texto.
Según la diputada de JxCat, Aurora Madaula, el llamado a incorporar en la nomenclatura de las calles de Barcelona los nombres de estas mujeres es relevante porque constituye un ejercicio simbólico de reparación y defensa de la memoria.
“No podemos hacer ‘presentismo’ ni anular las sentencias, pero sí enfocarlo a recuperar la memoria y el conocimiento de que había una persecución hacia las mujeres que se salían del sistema machista”, dijo Madaula, que es doctora en Historia. La tortura era un procedimiento reglamentado en Cataluña entre los siglos XV y XVIII.
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