Las conversaciones entre Rusia y Occidente han fracasado. Moscú ha calificado la situación en Ucrania de “intolerable” y “cuestión de vida o muerte”. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha pronosticado que el Kremlin “entrará” en Ucrania.
El impasse se produjo cuando el presidente ruso, Vladimir Putin, insistió en que el conflicto armado en el este de Ucrania “parece un genocidio”, añadiendo una enorme presión a sus demandas diplomáticas. Rusia insiste en que está dispuesta a desplegar medios “técnico-militares” no especificados, pero que suenan alarmantes, para perseguir sus fines.
Las señales son más que claras: tras anexionarse Crimea en 2014 y patrocinar movimientos separatistas en el Donbás, en el este del país, Moscú amenaza directamente con una tercera incursión en la soberanía territorial de Ucrania, concentrando tropas en la frontera ucraniana y también en Bielorrusia, oficialmente para realizar “ejercicios conjuntos”.
Más allá de Ucrania, Rusia está presionando a la OTAN y a la UE, e intentando cambiar el orden internacional con esta última ronda de política de poder. ¿Moscú solo amenaza, o es probable que se produzca una escalada del conflicto militar en Ucrania? Si es así, ¿qué posibilidades tiene Kiev de resistir a su vecino más poderoso?
Presión sobre Kiev
Una campaña concertada de desinformación desplegada a través de los medios de comunicación en lengua rusa pretende fomentar el malestar en Ucrania. Pero ocho años de guerra han disminuido considerablemente el poder de la propaganda prorrusa y Kiev tomó nuevas medidas el año pasado al prohibir los medios de comunicación prorrusos.
Los servicios de seguridad ucranianos también han revelado que se han realizado varios miles de ciberataques desde la Crimea ocupada desde 2014. A mediados de enero, el Ministerio de Información ucraniano reveló que un mensaje en el que se pedía a los ucranianos que “tuvieran miedo y esperaran lo peor” -supuestamente procedente de Polonia, uno de los más firmes partidarios de Ucrania- había sido probablemente ideado por Rusia.
La seguridad energética es otra parte importante de esta crisis. Los planes de Moscú para el Nord Stream 2 -un gasoducto que supuestamente llegará directamente a Alemania a través del Mar Báltico- podrían negar la energía a Ucrania, que ya ha perdido el control de sus depósitos de carbón en el conflictivo Donbás. Además, Ucrania podría perder tasas de tránsito equivalentes a aproximadamente el 4% de su PIB, o 7.000 millones de dólares.
Pero se trata de medidas encubiertas que deben volar bajo el radar. El temor es que Moscú se esté encerrando en un rincón diplomático en el que el uso de la fuerza es su única forma de seguir siendo creíble.
Escenarios militares:
Rusia ha acumulado suficientes recursos militares para penetrar en territorio ucraniano. Pero es poco probable que pueda tomar todo el país y, lo que es más importante, mantenerlo durante un período significativo, dadas las perspectivas de una feroz resistencia armada por parte de Ucrania. Pero tiene varias opciones para lanzar una incursión mesurada.
El este: Rusia podría lanzar fácilmente una operación masiva desde la provincia oriental de Donbas, donde apoya a las milicias locales. La mayor parte de su acumulación militar se encuentra en esta zona. El problema es que las principales ciudades que Moscú podría intentar tomar, Kharkiv y Dnipro, están muy pobladas y sería difícil ocuparlas.
Sur: Los territorios del Mar Negro, o Prichernomorie, serían un objetivo tentador para los estrategas rusos. Tomar esta zona cortaría a Ucrania de su acceso al mar y conectaría a las fuerzas rusas de Donbas con Transnistria -una región de Moldavia ocupada por Rusia, al oeste de Ucrania-.
Rusia podría lanzar sus fuerzas orientales, así como las tropas preposicionadas en Crimea. Los analistas indican que las defensas costeras al oeste de Crimea están bastante expuestas. Pero Rusia necesitaría tomar las ciudades de Marioupol, en el este, y Odessa, en el oeste, donde es muy probable que la población se resista enérgicamente a la ocupación rusa.
El norte: Kiev, la capital de Ucrania, está a menos de 100 km de la frontera con Bielorrusia, donde Rusia tiene tropas que realizan ejercicios conjuntos. El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko -un autócrata que se mantiene en el poder gracias al apoyo de Moscú- declaró recientemente que su país “no se mantendrá al margen si estalla la guerra”.
Occidente: Quizás la dirección más sorprendente de la que podría venir una nueva invasión de Ucrania. El Pentágono indicó recientemente su preocupación por una operación de falsa bandera del Kremlin procedente de Transnistria, una región de habla rusa de Moldavia donde Moscú mantiene tropas desde el colapso de la Unión Soviética.
¿Está Ucrania preparada para resistir?
Durante ocho años, Kiev ha estado luchando en el este del país, reforzando su ejército y preparando a su población para resistir. Pero las fuentes militares se muestran pesimistas en cuanto a la posibilidad de resistir mucho más de una semana sin la ayuda de los aliados occidentales.
Las defensas aéreas son débiles, pero Ucrania cuenta con otros activos, como los drones proporcionados por Turquía, así como los nuevos misiles antitanque proporcionados por Estados Unidos y el Reino Unido, con la ayuda de instructores. Ucrania también ha desarrollado su propio misil, que está demostrando su eficacia sobre el terreno.
Además de sus tropas regulares, Ucrania cuenta con su guardia nacional, una especie de policía nacional armada. Respaldada por importantes inversiones y armamento avanzado, podría actuar como retaguardia contra las infiltraciones de paracaidistas o fuerzas especiales.
Mientras tanto, los batallones de defensa de Ucrania se extienden ahora por todo el territorio, tras la Ley de Resistencia Nacional que entró en vigor este mes. Se trata de unidades civiles, entrenadas militarmente para utilizar tácticas de guerrilla contra las fuerzas de ocupación.
La población ucraniana también se ha movilizado en apoyo de las tropas desde la toma de Crimea y la guerra en Donbás. Y según una encuesta realizada en diciembre de 2021 por el Instituto Internacional de Sociología de Kiev, el 58% de los hombres ucranianos y casi el 13% de las mujeres declararon estar dispuestos a tomar las armas. Otro 17% y un 25% más dijeron que resistirían por otros medios.
En lo que sería un caso clásico de guerra asimétrica, la resistencia de la población ucraniana podría, por tanto, resultar una seria espina para Moscú.
Artículo originalmente publicado por The Conversation- Por Julien Théron, Profesor de Estudios sobre Conflictos y Seguridad.
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