Una mujer en Inglaterra destrozó más de 13 mil dólares en botellas de alcohol en un supermercado en medio de una diatriba racista y una crisis de salud mental.
De acuerdo con la prensa local, Barbara Stange-Alvarez, de 36 años, entró en el supermercado Herts de la ciudad de Stevenage (Inglaterra) la tarde del 25 de noviembre y se dirigió directamente hacia la sección del alcohol.
Ahí, usó su brazo estirado para tumbar cientos de botellas de los estantes, las cuales fueron cayendo al suelo dejando a su paso una estela de vidrio y líquido que se esparció por toda la tienda.
“Minutos después de caminar por el pasillo, el piso había desaparecido bajo una alfombra de vidrios rotos y enormes charcos de licor”, dijo un testigo a The Sun.
En medio de su ataque destructivo Stange-Alvarez resbaló y cayó sobre el vidrio, cortándose la mano.
Los compradores en la tienda observaron con horror, grabando las devastadoras escenas en imágenes que pronto se volvieron virales.
Stange-Alvarez, compareció en el Tribunal de Magistrados de St Albans este lunes, donde se declaró culpable de daños criminales, asalto común con agravantes raciales y un delito de orden público con agravantes raciales, pues profirió insultos a un guardia de seguridad en el hospital donde había sido llevada para el tratamiento de su mano.
La jueza de distrito Margaret Dodd que escuchó el caso le ordenó pagar una compensación cercana a los 7 mil dólares.
“Se dirigió directamente al pasillo donde está el alcohol y procedió a sacar cientos de botellas de alcohol del estante”, dijo por su parte la fiscal del caso durante la audiencia.
En las imágenes de video se la puede ver moviéndose lentamente a lo largo del pasillo cerca del área de caja usando su brazo izquierdo para barrer las botellas del estante y luego estrellarlas contra el suelo.
La fiscal dijo que al llegar al final del pasillo, volvió al principio y repitió el ejercicio.
Noventa segundos después de su juerga de demolición, la acusada resbaló y cayó sobre el vidrio roto, cortándose la mano derecha.
Al llegar de nuevo al final del pasillo, se quedó allí agarrando botellas individuales y arrojándolas al suelo.
El fiscal dijo que un guardia de seguridad de otra tienda llegó y pudo detener a Stange-Alvarez hasta que llegó la policía.
Hadgill dijo que los oficiales llevaron a la mujer al Hospital Lister en Stevenage, donde pateó a un guardia de seguridad en la espinilla y lanzó insultos raciales.
“Ustedes, indios. Pago mis impuestos para que estés en este país. Vuelve a tu propio país, odio a los indios”, dijo la mujer al personal médico.
Más tarde, mientras estaba bajo custodia policial, le dijo a un oficial: “No dije mierda india, dije mierda de Cachemira”.
En una entrevista concedida a medios, dijo que sentía que sufría problemas de salud mental provocados por no poder trabajar, depresión, una relación abusiva y dijo que no estaba recibiendo el tratamiento que pensaba que debería haber recibido.
El día de los hechos contó que había visitado una clínica de salud mental local en busca de ayuda para su estado mental, pero no estaba contenta con la respuesta que recibió y “perdió el control”.
Stange-Alvarez le dijo a la jueza que “no volverá a suceder” algo similar a lo que hizo y dijo que la medicación que estaba tomando ahora la había “estabilizado”.
Al dictar sentencia, la jueza de distrito Dodd dijo que podía darle crédito por su declaración de culpabilidad y señaló que no había estado en problemas antes.
“Usted no estaba bien en ese momento”, reconoció la jueza pero también resaltó que muchas otras personas también habían estado sin trabajo y suspendidas en ese momento y no se habían comportado de esa manera.
Ella le dijo a Stange-Alvarez que su comportamiento hacia el guardia de seguridad del hospital había sido “perturbador e hiriente”.
Simplemente había estado tratando de hacer su trabajo, solo para encontrarse insultado y agredido, resaltó.
A la mujer le fue decretada una sentencia de cárcel de 12 semanas que fue suspendida por 18 meses. También fue objeto de un requisito de tratamiento de salud mental, así como de un requisito de actividad de rehabilitación, durante el cual estará bajo monitoreo del personal de libertad condicional.
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