Los habitantes de las principales ciudades de Australia se enfrentan a colas de hasta nueve horas para hacerse pruebas de PCR COVID-19 debido a la gran demanda por el repunte de contagios en el país, que este miércoles reportó casi 65.000 infecciones y 19 fallecidos, así como la escasez de los test caseros de antígenos.
En las ciudades de Sídney y Melbourne, las más afectadas por la irrupción de la variante Ómicron, y el resto del país se registran diariamente largas colas de personas o vehículos, que puede extenderse por más de un par de kilómetros, para acceder a una prueba gratuita de PCR en los laboratorios exclusivamente destinados para esos fines.
En medio del calor y las demoras que este tipo de trámites conllevan, la noticia de la autorización especial otorgada a Novak Djokovic para entrar al país y participar del Australian open de tenis causó aún más enojo y malestar entre los ciudadanos. La mayoría rechaza los privilegios del N°1 del mundo -militante antivacunas- mientras ellos deben cumplir a rajatabla con los requisitos para poder seguir con su vida normal.
La espera puede durar hasta nueve horas mientras que los resultados se demoran hasta cuatro días, lo que está causando una enorme indignación, mientras que al menos unos 80 centros eventuales de test han tenido que cerrar para dedicarse a analizar las muestras.
“Esta demanda masiva se debe al gran volumen de la variante (Ómicron). Bajo la Delta, era muy, muy diferente. Esto afecta a todos los países del mundo, no sólo a Australia”, justificó este miércoles el primer ministro del país, Scott Morrison, quien ha sido criticado por la falta de previsiones para afrontar estos repuntes.
Para aliviar la presión en el sistema, el gobierno australiano ha recomendado a los habitantes con síntomas de COVID que se hagan pruebas caseras de antígenos, pero éstas escasean, son más caras y han empezado a venderse en el mercado negro, por lo que varios sectores políticos, sanitarios y sociales han pedido que su distribución sea gratuita.
Morrison dijo este miércoles que presentará una propuesta a los mandatarios regionales para que se reduzcan los costes, aunque recalcó que estos exámenes para detectar al virus son gratuitos para aquellos que han dado positivo en los antígenos o que son contactos cercanos en los hogares, entre otras pocas razones.
El presidente de la Asociación Médica Australiana, Omar Khorshid, expresó en un comunicado que es “muy probable” un aumento de las cifras de casos acumulados, que han pasado de unos 212.000 infecciones el 1 de diciembre a casi 613.000 al día de hoy, y “representan sólo una fracción de las tasas de infección reales”.
El Gobierno australiano, que aplicó una de las políticas más duras del mundo contra la pandemia, asegura que no tiene previsto establecer nuevas restricciones y que están en una etapa donde hay que convivir con el virus en el país, que -según los expertos- alcanzaría su pico de infecciones este mes.
(Con información de EFE)
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