La asociación mundial de periodistas International Press Institute (IPI) publicó un informe global este miércoles en el que denuncia el asesinato de 45 reporteros en 2021 por causas relacionadas a su trabajo.
“El recuento refleja los riesgos continuos de hacer periodismo y reafirma la seguridad de los periodistas como un desafío global. El IPI hace un llamado a las autoridades para que pongan fin a la impunidad por estos crímenes y aseguren la protección de los periodistas, quienes deben poder realizar su trabajo con libertad y seguridad”, dice el informe.
Según la investigación, de los 45 periodistas asesinados, 40 eran hombres y cinco mujeres. Además, de esta cifra, 28 fueron asesinado porque su trabajo molestó a algún poder, tres murieron mientras cubrían un conflicto, dos perdieron la vida cubriendo disturbios civiles y un periodista murió mientras realizaba una trabajo de reportería. La IPI señala que 11 casos aún están bajo investigación.
“Death Watch incluye nombres de periodistas que fueron atacados deliberadamente debido a su profesión, ya sea por sus reportajes o simplemente porque eran periodistas, así como los que perdieron la vida mientras cubrían un conflicto o mientras estaban en una misión. La lista de IPI incluye periodistas, editores y reporteros, así como trabajadores de los medios que contribuyen directamente al contenido de las noticias, como camarógrafos”, explica el informe.
Entre las víctimas está el periodista independiente somalí Jamal Farah Adan, quien fue baleado por hombres armados el 1 de marzo. El grupo terrorista Al-Shabaab asumió la responsabilidad del crimen. La lista también incluye al periodista mexicano Ricardo Domínguez López, propietario del sitio web de noticias InfoGuaymas. En julio fue asesinado a tiros en el estacionamiento de un supermercado.
“Algunos periodistas, aunque no todos, habían recibido amenazas de muerte antes de ser asesinados. Por ejemplo, Shannaz Roafi, Sadia Sadat y Mursal Wahidi trabajaban para la estación de radio y televisión independiente Enikass en Afganistán, que había recibido amenazas de grupos extremistas por transmitir programas de televisión. Rasha Abdullah Al-Harazi, una periodista de Yemen que murió en un ataque con coche bomba mientras estaba embarazada de nueve meses, había recibido muchas amenazas en los meses previos a su muerte, dijo al IPI Khalid Ibrahim, del Centro del Golfo para los Derechos Humanos. ‘Por teléfono le dijeron que dejara de hacer periodismo’, dijo. ‘Pero no sabíamos que sería tan grave’”, señala el informe.
De los 28 asesinatos selectivos, la investigación clasificó 11 como “bajo investigación”. Según IPI, esta designación significa que hay motivos para sospechar que la muerte de los periodistas pudo haber sido un homicidio selectivo, pero que se necesita más información para poder confirmarlo.
“Un ejemplo es el asesinato del ex periodista de Reuters Jess Malabanan en Filipinas, quien fue asesinado el 8 de diciembre por asaltantes en una motocicleta mientras miraba la televisión. Como Malabanan había trabajado en una producción premiada de Reuters sobre la guerra contra las drogas del presidente Duterte en 2018, existe la sospecha de que el asesinato pudo haber estado relacionado con el periodismo. IPI está trabajando en estrecha colaboración con organizaciones de periodismo locales para seguir este y otros casos en busca de posibles actualizaciones”, dice el informe.
IPI denuncia que en muchos casos los estados no investigan los asesinatos de periodistas y esto hace difícil evaluar si el crimen estuvo relacionado con el trabajo, lo que requiere que los investigadores se basen en pruebas circunstanciales.
“Tres periodistas murieron mientras cubrían un conflicto armado, incluido Maharram Ibrahimov, reportero de la agencia de noticias estatal azerbaiyana AzerTag, que murió en la explosión de una mina terrestre el 4 de junio en la región de Kalbajar en Azerbaiyán. Dos periodistas murieron mientras cubrían disturbios civiles, incluido Burhan Uddin Mujakker, quien recibió un disparo en el cuello mientras cubría un enfrentamiento político en Bangladesh en el que otras ocho personas sufrieron heridas de bala. Un periodista indio, Arindam Das, murió en una asignación. Das se ahogó mientras cubría la misión de rescate de un elefante de un río. Estas muertes reflejan los continuos peligros de la profesión periodística”, señala el informe.
El informe revela que los asesinatos a periodistas ocurrieron en casi todas partes del mundo, lo cual confirma que la seguridad de los trabajadores de medios es un problema global. Según la investigación, Asia y el Pacífico fueron las regiones más peligrosas para los periodistas en 2021, con un total de 18 asesinatos.
Mientras que América Latina, que encabezó la lista en 2020, se produjeron 10 asesinatos: siete en México, uno en Colombia, uno en Guatemala y uno en Haití.
En Europa seis periodistas fueron asesinados: dos en Azerbaiyán, uno en Georgia, uno en Turquía, uno en los Países Bajos (listado como en investigación) y uno en Grecia.
“Como el año pasado, más periodistas fueron asesinados en México (7) en 2021 que en cualquier otro país del mundo. Los siete casos fueron asesinatos selectivos. Según el análisis del IPI, los periodistas que investigan la política local y el crimen organizado, incluido el tráfico de drogas, corren un riesgo mayor. Una explicación del elevado número de periodistas asesinados es el nivel de impunidad. Según las autoridades de México, solo en uno de estos siete casos se ha arrestado a sospechosos. El elevado número constante de asesinatos confirma el estatus de México como uno de los países más peligroso para el trabajo de los periodistas. Y en ese contexto, el gobierno ha decidido detener los fondos asignados para hacer cumplir la Ley de Protección de Defensores de Derechos Humanos y Periodistas (LPPDHP)”, denuncia el informe.
La IPI agrega: “Es importante destacar que los periodistas también fueron asesinados en países con niveles relativamente altos de libertad de prensa, lo que posiblemente muestra la naturaleza global de los riesgos de hacer periodismo. Por ejemplo, el periodista Peter R. De Vries recibió un disparo en una calle de la ciudad de Ámsterdam a plena luz del día el 6 de julio de 2021, a pesar de que los Países Bajos es considerado uno de los países con el mayor grado de libertad de prensa en el mundo. En Grecia, el reportero de crímenes Giorgos Karaivaz recibió un disparo frente a su casa en Atenas. A diciembre de 2021, no se ha identificado públicamente a ningún sospechoso y no se han realizado arrestos, mientras que la información pública sobre el estado de la investigación sigue siendo escasa”.
El IPI muestra su preocupación por el alarmante grado de impunidad en los crímenes contra periodistas en los que en la mayoría de casos las autoridades han hecho poco o nada. En solo seis casos la policía arrestó a sospechosos. Sin embargo, la organización también alerta que muchas de estas investigaciones judiciales están plagadas de errores, ya que hay sospechosos arrestados que son inocentes.
“El hecho de que los estados no investiguen muchos de los asesinatos se produce en un contexto de impunidad más amplio para los ataques a periodistas. La gran mayoría de los asesinatos de periodistas en todo el mundo quedan impunes, lo que envalentona más violencia y produce un efecto escalofriante sobre la prensa en todas partes. Estos incluyen algunos de los asesinatos de periodistas más abiertamente atroces. Por ejemplo, Jamal Khashoggi, columnista del Washington Post y conocido crítico del príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman, desapareció después de ingresar al consulado saudí en Estambul el 2 de octubre de 2018. Su cuerpo aparentemente fue desmembrado por un equipo de asesinos enviados desde Riad, y sus restos nunca se han encontrado. O Ahmed Hussein-Suale, quien fue asesinado a tiros el 16 de enero de 2019 en Accra, Ghana, mientras regresaba a casa del trabajo. En 2018, Hussein-Suale fue parte de una investigación que reveló la corrupción en el fútbol africano justo antes de la Copa del Mundo. La policía arrestó a seis personas bajo sospecha de estar involucradas en el asesinato, pero luego las liberó a todas por falta de pruebas. Hasta el día de hoy, los asaltantes y los autores intelectuales que ordenaron el asesinato siguen sin identificar”, señala la investigación.
El informe agrega: “En los últimos años se ha observado una disminución generalizada del número de asesinatos de periodistas. Como referencia, se registraron 102 asesinatos en 2011, mientras que en 2016 se registraron 120. Dado que las estadísticas del IPI incluyen periodistas que son asesinados mientras cubrían un conflicto o en una misión, esta disminución puede explicarse en parte por la desaparición de varios conflictos violentos en todo el mundo. Por ejemplo, el conflicto en Siria provocó la muerte de 12 periodistas en 2016; este año el IPI no registró ningún caso en el país. En 2017, se registraron 11 asesinatos de periodistas en Irak; este año el número fue cero. Si bien la disminución del número de asesinatos de periodistas es claramente un avance positivo, incluso un caso es demasiado. Los 45 asesinatos de este año son una tragedia. Todos los periodistas deben poder realizar su trabajo de forma segura”.
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