Liz Truss, la nueva Dama de Hierro británica que podría reemplazar a Boris Johnson

Es la actual canciller y encargada de las negociaciones del post-Brexit. Fue funcionaria de los últimos tres gobiernos conservadores. Tiene 46 años, se la considera como una “libertaria” y tiene el apoyo del ala más derechista de su partido

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La ministra de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Liz Truss, durante una conferencia en Londres tras recibir al canciller israelí a fines de noviembre. REUTERS/Hannah McKay.
La ministra de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Liz Truss, durante una conferencia en Londres tras recibir al canciller israelí a fines de noviembre. REUTERS/Hannah McKay.

La llama de popularidad del primer ministro británico Boris Johnson pareciera estar muy cerca de apagarse. Los conservadores ya comenzaron a buscar alternativas para seguir gobernando Gran Bretaña. Hasta hace unos días, el número puesto era el Chancellor of the Exchequer, Rishi Sunak, el joven ministro de Hacienda de origen indio. Su luz también comenzó a sufrir algunos apagones. Por ese hueco se está colando Liz Truss, la ministro de Relaciones Exteriores y también flamante encargada de negociar los centenares de acuerdos bilaterales del Brexit y por los que el Reino Unido quiere mostrar que hay vida fuera de la Unión Europea. Pero lo que caracteriza a esta rubia de 46 años es su “impostura” de Margaret Thatcher. Sus seguidores la presentan como “la nueva Dama de Hierro” y ella está encantada de asumir ese papel.

Apoyada en el ala “libertaria” de su partido, Truss defiende un programa thatcheriano de economía de mercado libre con bajos impuestos y un Estado pequeño en contraposición a la caótica administración de Johnson y de su enfoque de mayores gastos e impuestos. Según el sitio web Conservative Home, ahora disfruta de un índice de popularidad de 82 puntos entre los miembros tories, una encuesta que viene liderado desde hace más de un año. Rishi Sunak, está 30 puntos por detrás.

Una ex colaboradora la definió como “la persona más enfocada y obsesiva que he conocido”. “La diferencia entre ella y un rottweiler es que el perro en algún momento suelta a la presa”, agregó. Está casada desde el 2000 con el contador Hugh O’Leary. Tienen dos hijas. Cinco años después, protagonizó uno de esos escándalos político-sexuales tan del gusto británico que la hizo aún más famosa. Tuvo una relación extramatrimonial de un año y medio con un colega de la Cámara de los Comunes que salió a la luz durante la campaña de reelección de 2010. Su matrimonio sobrevivió y todo se convirtió en una anécdota de pub. Aunque protagonizó otra historia aún más recordada y que le dio visibilidad nacional. Fue cuando en un discurso en el congreso conservador de 2014 utilizó todo su histrionismo para lamentarse que el Reino Unido importa dos tercios del queso que consume cuando podría ser producido en las islas. Al finalizar, lanzó un “This is a disgrace!!!!” (esto es una vergüenza) que con su pronunciación marcando las palabras separadas por puntos, terminó siendo un meme muy popular en las redes sociales.

El ministro de Economía, Rishi Sunak, a su llegada a la conferencia del Partido Conservador británico, celebrada en Manchester. Sunak y Liz Truss compiten por suceder a Boris Johnson. EFE/EPA/NEIL HALL
El ministro de Economía, Rishi Sunak, a su llegada a la conferencia del Partido Conservador británico, celebrada en Manchester. Sunak y Liz Truss compiten por suceder a Boris Johnson. EFE/EPA/NEIL HALL

Truss es una funcionaria todoterreno de los gobiernos conservadores. Ocupó varios puestos en los gabinetes de los primeros ministros David Cameron, Theresa May y Boris Johnson. Es la ministra más antigua del gobierno, tras ser nombrada por David Cameron como secretaria del gabinete en 2014. La diputada por el suroeste de Suffolk, que entró en el Parlamento como parte de la nueva ola conservadora hace 11 años, ascendió rápidamente en el escalafón hasta ser nombrada secretaria de Medio Ambiente. Luego, fue ministra de Justicia y, a pesar de unos cuantos errores, se sumó a la lista como posible sucesora de May. En ese entonces era una ardiente defensora del “Remain” (quedarse), la campaña de los que querían permanecer en la Unión Europea. Terminó desdiciéndose y apostando por el rubio ex alcalde de Londres. Éste la compensó con la cartera de Comercio Internacional que lídia con los problemas acarreados del Brexit. A mediados de septiembre del año pasado asumió como canciller tras la caída de Dominic Raab por la caótica evacuación de Afganistán.

Truss es hija de unos profesores universitarios y militantes antinucleares a quienes les dio un enorme disgusto cuando a los 21 se afilió al Partido Conservador y se convirtió en una líder estudiantil de los libertarios en la Universidad de Oxford. Desde entonces, nunca ocultó que su ambición es llegar a ser Primer Ministra y dejar una marca “thatcheriana” en la longeva historia de las islas británicas. Está en campaña informal desde al menos hace tres años. Organiza reuniones semanales en el club privado 5 Hertford Street del barrio de Mayfair, tildado por la prensa londinense como “el más discreto de la ciudad”. Las tertulias son conocidas como “fizz with Liz” porque siempre están muy bien regadas por champagne. También se sabe que los participantes tienen un chat de WhatsApp denominado “In Liz We Truss”, parafraseando el lema de Estados Unidos “In God We Trust” (en Dios confiamos) que aparece en los billetes de un dólar.

Se maneja muy bien en las redes sociales y siempre logra polémicas y muchos comentarios con sus posteos. La semana pasada subió a Instagram una foto suya posando con grandiosidad frente a una chimenea, con un enorme árbol de Navidad y la Unión Jack (la bandera) de fondo. Fue ridiculizada pero consiguió decenas de miles de “likes”. Decían que esa foto era un intento de reemplazar a la Reina antes que a Johnson.

La ministro británica, Liz Truss, charlando con el secretario de Estado, Antony Blinken, durante la cumbre de cancilleres del G7 en Liverpool. Anthony Devlin/Pool via REUTERS
La ministro británica, Liz Truss, charlando con el secretario de Estado, Antony Blinken, durante la cumbre de cancilleres del G7 en Liverpool. Anthony Devlin/Pool via REUTERS

La misma fuerza que la impulsa y la hizo sobrevivir en el “corredor de la muerte” que va desde el Parlamento hasta Downing Street y viceversa, es la que la lleva a creer en ella antes que todo. Dice que siempre le va mejor cuando confía en su instinto. “Cree en ti mismo, cree en Gran Bretaña, ese sería probablemente su eslogan de campaña”, dijo un ex asesor al Times de Londres. Pero sus detractores dentro de los exclusivos círculos de las escuelas privadas que predominan entre los conservadores dicen que a Truss le falta estilo y formación. “La gente interpreta erróneamente la falta de estiramiento para moverse en el Buckingham Palace como una falta de seriedad”, dijo al Daily Mail, la analista Kirsty Buchanan. “Si se lee a través de alguien como Boris Johnson, él tampoco es estirado, pero nadie cuestiona sus capacidades intelectuales”. El ex canciller George Osborne la describió como “muy capaz” y sugirió que tiene las “herramientas para ser la ministra de Asuntos Exteriores más poderosa durante muchas décadas del Reino Unido”. Incluso los de la izquierda insisten en que hay que tomarla en serio. En el New Statesman, el autor y locutor Paul Mason dice: “Truss es la auténtica: un camaleón político que copiará descaradamente a Thatcher de forma tan implacable como Johnson hace con Winston Churchill”.

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