Uganda parece ser la última víctima de la “trampa de la deuda” china, la estrategia del régimen de Xi Jinping para quedarse con los recursos de los países en vías de desarrollo mediante la concesión de préstamos para la construcción de infraestructuras que se vuelven imposibles de pagar.
Las alarmas sonaron a fines de noviembre, cuando trascendió que Uganda, un empobrecido país de África Oriental, podría entregar el Aeropuerto Internacional de Entebbe en caso de que no pague un préstamo de 200 millones de dólares otorgado por Beijing en 2015 para expandir y mejorar las instalaciones.
La revelación del diario Daily Monitor causó revuelo en Uganda, donde imágenes de la bandera china ondeando sobre el aeropuerto y otras que mostraban una pancarta que decía “Bienvenido al Aeropuerto Internacional de Entebbe de China” que se compartieron ampliamente en las redes sociales.
Si bien tanto China como la autoridad de la aviación civil de Uganda negaron la posibilidad de que el aeropuerto termine bajo el control chino, la revelación volvió a poner bajo la lupa el impacto del programa de inversiones y préstamos con el que China busca construir una vasta red de infraestructuras de transporte, energía y telecomunicaciones conocido como la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
En los últimos años, estas inversiones fueron particularmente agresivas en África y países vecinos de Asia.
En Kenia y Etiopía, los políticos, los organismos de control públicos y los medios de comunicación están cuestionando la oportunidad de los costosos ferrocarriles construidos por Beijing. Un cambio de gobierno en Zambia este año reveló deudas previamente no reveladas con China, y el nuevo liderazgo se dirigió al Fondo Monetario Internacional en busca de apoyo financiero.
Otro caso paradigmático fue la cesión del principal puerto de Sri Lanka a una empresa del gobierno chino en 2016, después que el país no pudo reembolsar los préstamos para la financiación del proyecto. En América Latina es emblemático el de la presa Coca Codo Sinclair en Ecuador.
Un escenario similar, aunque más complejo, se está desarrollando en Uganda.
El trabajo en la expansión del aeropuerto de Entebbe por parte de China Communications Construction Company, de propiedad estatal, comenzó en marzo de 2016.
Según el plan, revisado por el Wall Street Journal, el Banco de Exportación e Importación de China prestaría dinero a Uganda, que pagaría a la empresa china para construir nuevos complejos de pasajeros y carga, además de arreglar dos pistas y calles de rodaje asociadas. Las remodelaciones están completas en aproximadamente tres cuartas partes y conectan el aeropuerto con una carretera separada, financiada y construida por China, hacia la capital de Uganda, Kampala. Se espera que el proyecto esté terminado para fines de 2022.
En la propuesta del préstamo, el proyecto se dividiría en dos fases con un préstamo de USD 200 millones y USD 125 millones a una tasa de interés del 2% y con un período de recuperación de 27 años, para un desembolso total de USD 417,91 millones.
Una referencia en la propuesta de 17 páginas a un acuerdo de custodia recibió poca atención pública en el momento en que Uganda aceptó el trato. El contrato de préstamo en sí no está disponible públicamente.
En octubre de este año, un panel parlamentario dirigido por políticos de la oposición reveló que el acuerdo preveía que todos los ingresos y gastos incurridos por el operador del aeropuerto, la Autoridad de Aviación Civil de Uganda, pasarían a través de cuentas controladas por el Banco de Exportación e Importación en una sucursal de Kampala del South Standard Bank Group Ltd. de África, en parte controlado por el banco más grande de Beijing, el Banco Industrial y Comercial de China (ICBC).
Es decir, el trato le dio al banco controlado por el gobierno chino el poder de supervisión financiera normalmente reservado para la tesorería y el parlamento del país y, a la vez, el poder de influir sobre qué acreedores reciben el pago primero.
El acuerdo también limita la capacidad del gobierno de Uganda para aprovechar los ingresos generados por un aeropuerto estratégico para el centro de África y con un tráfico en rápido crecimiento.
“El Banco de Exportación e Importación ahora tiene que aprobar cualquier gasto presupuestario” de la autoridad de aviación de Uganda, dijo Joel Ssenyonyi, un legislador que encabeza el panel parlamentario que reveló los detalles del préstamo. “Es espantoso”.
En medio del revuelo, y mientras los medios locales denunciaban el riesgo de que el aeropuerto cayera bajo el control chino, el parlamento convocó al ministro de Finanzas de Uganda, Matia Kasaija.
El funcionario dijo que había sido un error aceptar esos términos, pero que los negociadores chinos habían presentado un acuerdo de “tómalo o déjalo”. Dijo que el préstamo será reembolsado y que no hay posibilidad de que el aeropuerto caiga en manos chinas. El primer pago del préstamo vence en abril.
Los funcionarios de Uganda dicen que Beijing ha rechazado sus esfuerzos para asegurar términos más favorables para la deuda del aeropuerto de Entebbe, en particular para eliminar lo que describen como cláusulas contractuales “tóxicas” relacionadas con el depósito en garantía y una renuncia a la inmunidad soberana.
El caso ejerció presión sobre el presidente de Uganda, Yoweri Museveni, quien ya había sido criticado por ser demasiado cercando a los líderes chinos y aceptar demasiados préstamos.
Uganda tiene al menos otros cuatro préstamos del Banco de Exportación e Importación para proyectos que tienen condiciones crediticias similares a las del aeropuerto, según la oposición. La oficina del presidente dice que el propio Museveni ha tratado de renegociar los términos problemáticos de los préstamos.
El creciente escrutinio sobre los préstamos chinos hizo que el propio Xi Jinping suspendiera las obligaciones de deuda tanto en 2020 como en 2021 para los prestatarios de menores ingresos golpeados por el covid-19.
El mandatario también aseguró el mes pasado que la presencia china en África es una “asociación de iguales” durante un discurso virtual a los líderes regionales reunidos en Senegal para una Conferencia trienal del Foro de Cooperación China-África. Los analistas dijeron que Xi pareció restar importancia a los préstamos regionales y la construcción de infraestructura y, en cambio, destacó los proyectos comerciales y la cooperación en la lucha contra la pandemia.
En este contexto, algunos gobiernos y académicos occidentales creen que los préstamos de China son un riesgo político y financiero creciente no sólo para los países que los reciben sino también para Beijing.
Según un informe de Yun Sun, un miembro no residente de Brookings Institution, China podría verse forzada a recortar los préstamos porque “es financieramente inviable y políticamente problemático”.
Seguir leyendo: