Si se hubiera reformado a tiempo, la Unión Soviética podría haber sobrevivido como una unión de estados soberanos, pero ya era demasiado tarde, según dijo el último presidente de la URSS, Mikhail Gorbachov, en el 30 aniversario de la disolución del imperio soviético.
La dimisión de Gorbachov del puesto de presidente de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), el 25 de diciembre de 1991, marcó el fin del imperio soviético, algo que Putin calificó como “la mayor catástrofe geopolítica del siglo 20″.
La bandera roja sobre el Kremlin fue bajada y reemplazada por la tricolor rusa. La Unión Soviética dejó de existir el mismo día, aunque se disolvió formalmente el 26 de diciembre por orden del Soviet Supremo.
“Fueron días oscuros para la Unión Soviética, para Rusia y para mí también. Pero no tenía derecho a hacer otra cosa”, recordó Gorbachov en declaraciones a la agencia rusa Tass.
El ex mandatario también explicó por qué nunca usó la fuerza para tratar de mantener unido al imperio.
“En el primer lugar porque habría dejado de ser yo mismo”, dijo. “Y entonces tal decisión habría desencadenado una guerra civil gravísima con consecuencias impredecibles. Estaba seguro de que este escenario debía evitarse a toda costa”, agregó.
“Sin embargo, es cierto que el país podría haber sobrevivido incluso después del intento de golpe de Estado en agosto de 1991 como una Unión de Estados soberanos”, aseguró el último líder soviético.
“Pero desde el principio subestimamos el alcance y la profundidad de los problemas en las relaciones interétnicas y en las relaciones entre el centro y las repúblicas. Se tardó demasiado en comprender que la Unión necesitaba una renovación”, aseguró tres décadas después del colapso.
Gorbachov explicó que en aquellos días confusos el objetivo de las autoridades soviéticas era “preservar la Unión y crear una verdadera federación con soberanía real para las repúblicas, que hubieran delegado parte de sus poderes al centro”.
“Seguridad, defensa, red de transporte, la moneda y los derechos humanos iban a permanecer en manos de las autoridades centrales en virtud del proyecto de nuevo tratado de la Unión”, dijo Gorbachov. “Estoy seguro de que era una opción viable y que la mayoría de las repúblicas la habrían apoyado, pero el intento de golpe superó esta posibilidad”.
“Incluso después del golpe, sin embargo, cuando las repúblicas proclamaron su independencia y los poderes del Kremlin se debilitaron severamente, yo estaba convencido de que la Unión se podía preservar. Para esto propuse la Unión de Estados soberanos”, dijo Gorbachov, reiterando que tal tema se convertiría en una confederación con las repúblicas constituyentes que gozarían de poderes aún más amplios.
“Por un lado, se convertirían en miembros de las Naciones Unidas, mientras que la Unión conservaría su asiento en el Consejo de Seguridad. Las armas militares y nucleares permanecerían bajo un mando. Estoy seguro de que habría sido mucho mejor de lo que es tras el colapso de la Unión Soviética”, dijo.
El viernes, Gorbachov también declaró que la crisis entre Rusia y los países Occidentales tiene su origen en la “arrogancia” de Estados Unidos tras la caída de la URSS.
“Se les subió a la cabeza, la arrogancia, la autosatisfacción. Se proclamaron vencedores de la Guerra Fría, cuando habíamos salvado juntos al mundo de la confrontación”, dijo Gorbachov a la agencia de prensa RIA Novosti.
Occidente buscó “construir un nuevo imperio, así surgió la idea de ampliar la OTAN”, según Gorbachov.
También según Vladimir Putin la ampliación de la OTAN en las antiguas repúblicas soviéticas es la causa principal de la crisis entre Rusia y Occidente, algo que el mandatario ve como una amenaza a la seguridad rusa.
Putin pidió este mes a Estados Unidos y a sus aliados firmar un tratado que prohíba la ampliación de la OTAN hacia el este.
Washington, que considera inaceptables algunas de sus reivindicaciones, aceptó abrir una negociación en enero.
Putin, un ex agente de la KGB y leal servidor de la Unión Soviética, se sintió consternado cuando se vino abajo, y una vez calificó el colapso como “el mayor desastre geopolítico del siglo XX”.
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