Los 13 millones de habitantes que vivien en Xi’an, al norte de China, fueron puestos este miércoles en un estricto toque de queda que les impide salir de sus hogares debido a una creciente preocupación por un nuevo brote de COVID-19.
Cada hogar sólo puede “enviar a un miembro una vez cada dos días para comprar artículos de primera necesidad”, mientras que a todos los demás se les ordena quedarse dentro de sus casas, excepto en caso de emergencia.
Las medidas fueron confirmadas por un comunicado del gobierno de la ciudad en su cuenta oficial de Weibo en las redes sociales.
Con Beijing preparándose para albergar los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022 en febrero, China está en alerta máxima mientras lucha contra los brotes locales en varias ciudades.
Xi’an informó el miércoles 52 nuevos casos de coronavirus, lo que eleva el total a 143 desde el 9 de diciembre.
La medida empieza a regir a partir del jueves a medianoche, y se le informó a los residentes que “no deben salir de la ciudad a menos que sea necesario”. Además, el gobierno agregó que aquellos que deseen irse tendrían que proporcionar evidencia de “circunstancias especiales” y solicitar la aprobación.
Las órdenes llegaron un día después de que la ciudad comenzara a realizar pruebas a sus 13 millones de residentes.
Las estaciones de autobuses de larga distancia se cerraron y las autoridades establecieron puestos de control de enfermedades en las carreteras que salen de Xi’an, según los avisos del gobierno.
Más del 85 por ciento de los vuelos desde y hacia el principal aeropuerto de la ciudad han sido suspendidos, según el rastreador de vuelos VariFlight.
Dentro de la ciudad, se ha reducido drásticamente la capacidad de pasajeros en autobuses y trenes, y se han cerrado escuelas.
Se ordenó el cierre de todos los negocios e instalaciones públicas ‘no esenciales’, además de los supermercados, tiendas de conveniencia e instituciones médicas, mientras que el gobierno local ha instado a los empleadores a permitir que las personas trabajen desde casa.
También se suspendieron las reuniones a gran escala, incluidas las actividades en parques al aire libre, mientras que el museo que alberga al mundialmente famoso Ejército de Terracota, el mausoleo del primer emperador de China de 2.000 años de antigüedad, ha cerrado hasta nuevo aviso.
China, donde se detectó por primera vez el coronavirus, ha ralentizado los nuevos casos a un mínimo desde mediados del año pasado a través de una estrategia de cero Covid que implica estrictas restricciones fronterizas, cierres selectivos y cuarentenas prolongadas.
Incluso un solo caso puede llevar a una rápida imposición de restricciones.
Xi’an no es la única ciudad tomando medidas, también lo han hecho otras como la sureña Dongxing, que ordenó el martes a sus 200.000 residentes que se aislaran en sus casas después de que se detectara una infección.
El país ha intensificado su ya estricta política Covid de tolerancia cero mientras se prepara para la llegada de miles de atletas internacionales a los Juegos Olímpicos a poco más de un mes de distancia, y la capital, Beijing, exige pruebas negativas de Covid a los visitantes y limita los vuelos desde otras ciudades.
El COVID-19 no es el único flagelo que ha azotado a Xi’an en las últimas semanas, pues la ciudad también ha registrado varios casos de fiebre hemorrágica potencialmente mortal desde el comienzo del invierno.
Las autoridades locales han instado a la calma sobre la enfermedad transmitida por roedores, diciendo que es común en el norte de China y que se puede prevenir fácilmente mediante la vacunación.
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