Peter McIndoe está viviendo en una furgoneta. El vehículo es pequeño, con un saco de dormir en la parte trasera y pósters del cantante pop pasado de moda, Clay Aiken -el héroe de su infancia-, pegados a la carrocería interior. Dice que es lo más cómodo y barato para hacer su campaña por todo Estados Unidos. Tiene una misión muy concreta: unir y alentar a los “bird truthers”. Un movimiento de chicos nacidos después del 2000 que lucha contra las fake news y la desinformación. Y lo hacen a través de la sátira, un lenguaje casi perdido en el mundo de la corrección política.
Desde 2017, cuando McIndoe de 23 años abandonó la universidad de Menphis, se dedica a decirle al mundo que “los pájaros no son reales”. O al menos, eso es lo que le gusta decir a los periodistas y a cualquiera que quiera escuchar. Como todo buen satírico, mezcla a la perfección parodia y realidad. “En Estados Unidos, al menos, todo lo que vemos está lleno de propaganda de aves. Nuestra mascota nacional es un pájaro, el águila calva, y cada uno de los 50 estados tiene un pájaro como ave insignia. La red social más usada tiene un pajarito como logo. Con las mascotas de pájaros, en un momento dado, hay que empezar a hacerse algunas preguntas”, le dijo a un periodista de la revista inglesa New Statesman.
Todo está basado en una de las tantas teorías conspirativas que circulan en las redes, particularmente entre los seguidores de Donald Trump, por la que se asegura que “los pájaros no son pájaros, sino drones espías lanzados por el gobierno para controlar a la población”. A partir de esa idea, McIndoe, sus amigos y los millones de seguidores en todo el mundo, lanzaron la campaña “Birds Aren’t Real”. Peter comenzó pegando unos carteles en los postes de luz de su barrio en California, luego imprimió el logo en unas camisetas y a partir de ahí todo se desató. Logró recolectar el dinero suficiente como para iniciar una campaña más sofisticada y, entre otras iniciativas, ya colocaron grandes carteles en las principales autopistas del país y lanzaron una parafernalia de merchandising que los jóvenes de la Generación Z aman y que los negacionistas trumpistas odian.
En su parodia, McIndoe, asegura que entre los años 1959 y 2001, el Estado estadounidense “exterminó a todas las aves existentes utilizando toxinas asesinas lanzadas desde aviones”. Cita como evidencia un supuesto vídeo de archivo que está colgado en You Tube realizado, supuestamente, a finales de los 70. Allí hay testimonios de algunas personas (actores) que dicen haber descubierto la conspiración del gobierno estadounidense y fundaron el grupo “Los pájaros no son reales” para combatir el abuso de poder.
La sátira está basada en las teorías conspiracionistas lanzadas principalmente por el movimiento QAnon o Q (abreviación de Q-Anónimo) de la extrema derecha estadounidense, que cree que existe una supuesta trama secreta organizada por un supuesto “Estado profundo” contra Donald Trump y sus seguidores. La teoría comenzó con una publicación de octubre de 2017 por un anónimo en el foro 4chan que aseguraba tener acceso a información clasificada sobre lo que estaba ocurriendo. “Q” es una referencia a la autorización de acceso Q utilizada por el Departamento de Energía requerida para acceder a los datos restringidos de alto secreto y la información de seguridad nacional. Se podría definir como una actualización de “los protocolos de los sabios de Sión”, la teoría antisemita. La idea general de la conspiración es que hay actores progresistas de Hollywood, políticos del Partido Demócrata y funcionarios de alto rango de Washington que participan en una red internacional de tráfico sexual de niños y realizan actos pedófilos. Y que Trump los está investigando para prevenir un supuesto golpe de Estado orquestado por Barack Obama, Hillary Clinton y George Soros.
Si bien, la “contra-campaña” de McIndoe no parecería tener una organización muy sofisticada, el grupo es muy activo en las redes sociales desde hace cuatro años. En Reddit, la cuenta r/BirdsArentReal tiene más de 400.000 seguidores, mientras que su TikTok tiene más de 600.000. El canal de YouTube tiene más de un millón de visitas. Y ya comenzaron su expansión a las calles. El mes pasado, los seguidores de Birds Aren’t Real protestaron frente a la sede de Twitter en San Francisco para exigir que la empresa cambiara su logotipo, en el que aparece un pájaro.
Incluso, lanzan permanentemente nuevas “teorías”. “Se CONFIRMA que los gansos canadienses están impulsando una agenda antivacunas”, publica un usuario en las cuentas. “Me lo creo al 100% y he creído que esto es real desde hace tiempo, incluso antes de oírlo”, comparte un usuario. “Yo me daría el gusto de pensar que hay unos cuantos volando en este momento con ese propósito”, escribe otro. Algo que parecería ser una broma de adolescentes, termina siendo un “antídoto” muy efectivo para combatir las fake news y las teorías conspirativas que tanto daño hacen al sistema democrático estadounidense y global. “En el mundo de la posverdad, dominado por teorías de la conspiración en línea, los jóvenes se han unido en torno a este esfuerzo para criticar, combatir y burlarse de la desinformación”, escribió Taylor Lorenz esta semana en el New York Times.
Con sus movimientos a lo Ned Flanders de Los Simpson, gafas que cambian de color permanentemente y un sombrero de cowboy, McIndoe defiende su idea y al movimiento como un guerrero político de estilo mussoliniano. “Hemos sufrido muchos prejuicios en los medios de comunicación, especialmente por parte de la gente de Newsweek; publicaron un artículo entero diciendo que somos un proyecto de comedia”, dice indignado en la entrevista con el periodista británico. En respuesta a este artículo de Newsweek, McIndoe editó un breve vídeo en el que varias figuras oscuras disfrazadas de pájaros miran amenazadoramente a la cámara. “Es un clásico. Unos tipos dicen algo que no te gusta y de repente es ‘ese tipo es un payaso’, ‘ese tipo es un chiste’, ya sabes, inmediatamente desacreditan al grupo”, dice. “Lo que Newsweek no sabía en ese momento era que acabábamos de descubrir cientos de correos electrónicos con la filtración del “poultrygate” que revelaban que, ya sabes, incluso gente de la cúpula de Newsweek estaba muy involucrada en esto”.
La “filtración del poultrygate” se refiere a lo que el sitio web del grupo denomina “la filtración de correos electrónicos más importante de la historia”. Según la sátira de McIndoe y su grupo, el movimiento recibió mails de denunciantes de la Casa Blanca y del Pentágono que confirman que las aves son en realidad drones: “Todo lo que sabemos es que estos correos electrónicos se enviaron y se encontraron en los servidores de Yahoo. Las élites de Hollywood y las estrellas también están involucradas en esto, como suponíamos, como Kevin Sorbo (actor conocido por su interpretación de Hércules y la participación en Xena, la Princesa Guerrera) y Clay Aiken (el cantante pop pasado de moda)”.
Cuando se quita la máscara de actor, McIndoe explica el fenómeno con claridad: “Creo que, aunque la gente nos perciba como una broma, estamos proporcionando una especie de espacio seguro para que la gente se reúna y se ría de lo absurdo del mundo en el que estamos ahora, un lugar donde la verdad parece que ya no existe”. No es casualidad que la página se creara tras la victoria electoral de Donald Trump en 2016. Mientras las teorías de la conspiración en línea como QAnon y Pizzagate (otra teoría conspirativa de la extrema derecha) dividen silenciosamente a Estados Unidos, las palabras de McIndoe ofrecen una descripción sobre nuestra era de la desinformación. Y demuestra como él mismo podría haber sido uno de los conspracionistas. “No tenía muchos amigos cuando crecía y lo pasé mal en la vida. En lugares como 4chan podía ser el protagonista del mundo, ya no era un personaje secundario”, dice. “Ya no era el tipo que perdía el juego, un “looser”. Me metía a 4chan y me sentía el protagonista de una película de suspenso”. Cuando entendió de qué se trataban estos sitios, comenzó a combatirlos. Fue cuando inventó Birds Aren’t Real con una delicada mezcla de sátira de la posverdad y “shitposting”; lo suficientemente plausible como para llamar la atención de los medios de comunicación, pero lo suficientemente irónico como para atraer a un culto entre los jóvenes en línea, todos ellos felices de participar en la broma.
Es que McIndoe conoce el movimiento conspiracionista por dentro. Durante sus primeros 18 años, creció con siete hermanos en una comunidad profundamente conservadora y religiosa en las afueras de Cincinnati, y después en la zona rural de Arkansas. Fue educado en casa y le enseñaron que “la evolución era un plan de lavado de cerebro masivo de los demócratas y que Obama era el Anticristo”. Leyó libros como “Remote Control” que “analiza” los supuestos mensajes ocultos anticristianos de Hollywood.
Aunque la ironía de McIndoe es inteligente, hay algunos críticos –particularmente entre los políticos de Washington- que piensan que la broma ya fue demasiado lejos y que puede convertirse en un boomerang. Dicen que podría terminar alimentando a los que propician la antipolítica y el “que se vayan todos”. “Si alguna vez se entra en el terreno del odio o el daño a un compañero humano o a un ser vivo por supuesto que vamos a terminar con todo esto. Por el momento creemos que sigue siendo efectivo y, sobre todo, nuestro movimiento es antiviolento”, dice en la entrevista con New Stateman. “Incluso, hay una gran idea errónea sobre nosotros: que tenemos algún problema con los pájaros o algo así. No, amamos a los pájaros. Por eso empezamos a hacerlo”.
Y enseguida, McIndoe regresa a la ironía. Dice que “nunca pude relacionarme con esa perspectiva de que los pájaros no son reales se trata de una broma”. Y continúa: “Creo que el verdadero beneficio aquí es que cuanta más gente se dé cuenta de que los 12.000 millones de pájaros en los cielos son todos robots y drones de vigilancia dirigidos por el gobierno, más jodidos vamos a estar”.
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