En el museo Hermitage de San Petersburgo tuvo lugar un insólito descubrimiento luego de que empleados que restauraban un lujoso vestido de baile de la gran duquesa Ksenia Aleksándrovna, hermana Nicolás II, último emperador de Rusia, encontraran un bombón de 118 años de antigüedad.
En 1903, la familia Romanov celebró el 300 aniversario de su dinastía. Para la ocasión, se organizó un gran baile de máscaras en el Palacio de Invierno, durante el cual los invitados se disfrazaron de zares y nobles rusos del siglo XVII.
Estos vestidos de época se guardan ahora en el museo del Hermitage y, recientemente, los empleados del Laboratorio de Restauración Científica de Textiles han comenzado a restaurar uno de los trajes. Pero se toparon con un descubrimiento inesperado.
El vestido de la hermana de Nicolás II, Ksenia, estaba en excelentes condiciones: solo había que arreglar algunos puntos.
“Hemos examinado cuidadosamente cada pliegue y costura del vestido, porque es normal que se acumule polvo o que tenga alguna parte deshilachada”, explicó Galina Fedorova del Hermitage en un video que el museo subió a su cuenta de Instagram.
Una de las mangas había sido cosida por algún motivo, pero la puntada era bastante ligera y por eso el restaurador decidió quitar el hilo, llevándose la sorpresa de que algo rosa, como una pequeña piedra, cayó sobre su mano.
“Por alguna extraña razón, quizás instintivamente, lamí esa piedrecita, que resultó ser dulce”, dijo el empleado del museo.
Resultó que era un caramelo de principios del siglo XX, mordido por la Gran Duquesa: lo más probable es que, sin saber dónde poner el caramelo, Ksenia simplemente lo había escondido en la manga de su vestido.
El caramelo estaba hecho de pasta de azúcar. Y su calidad debió ser excelente porque sobrevivió dentro del vestido más de un centenar de años.
Ni siquiera se ha visto afectado por bacterias o moho, algo que desconcertó y fascinó a los empleados del museo. A partir de ahora este curioso hallazgo se conservará y exhibirá junto con el vestido.
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