Francesco Spagnesi, el sacerdote italiano involucrado en un caso de robo, narcotráfico y escándalos sexuales, logró un acuerdo con el juez de instrucción del tribunal de Prato (Italia) y aceptó una condena de 3 años y 8 meses de prisión.
El párroco, fue encontrado culpable de robar el dinero de curia donado por sus feligreses y usarlo para financiar su consumos de drogas en fiestas sexuales donde realizaba orgías gay sin tener ningún tipo de protocolo de seguridad en medio de una pandemia.
Spagnesi fue acusado de intento de lesiones graves, pues se le señaló de haber escondido ser portador de enfermedades de transmisión sexual a sus múltiples parejas, con las que tuvo sexo sin protección durante las orgías que organizaba en la iglesia.
Además, se le imputaron cargos de narcomenudeo, tráfico y desfalco.
El compañero sentimental de Spagnesi, Alessio Regina, también negoció una pena de 3 años y 2 meses de prisión. Contra él los cargos se concentran en la compra y venta de drogas ilegales.
De acuerdo al magistrado Giuseppe Nicolosi, de la Fiscalía de Prato, Spagnesi y Regina compraban cocaína y GBL, un narcótico conocido como “droga de la violanción” en Países Bajos con dinero sacado de la Curia y las usaban para organizar fiestas sexuales que convocaban usando internet y en las que participaron hasta 200 personas.
En una confesión previa a la Fiscalía de Prato, el ex sacerdote dijo que en sus festines sexuales participaban regularmente entre 20 y 30 personas. Por lo menos dos de ellas han declarado que son seropositivas.
Spagnesi reconoció que sabía que tenía VIH pero esto no le impidió seguir teniendo relaciones sexuales sin protección con diversas personas, por lo cual ahora se le señala de haber contagiado deliberadamente a los participantes de sus festines y orgías.
Aunque el cura dijo que todas las relaciones habían sido consentidas y usando protección, por lo menos 15 testigos escuchados por la Fiscalía desmintieron esta afirmación.
De acuerdo con las autoridades, estas fiestas habrían estado sucediendo por lo menos desde 2019, cuando comenzaron las importaciones ilegales de droga desde Países Bajos. Dichos festines se celebraban cada siete o diez días.
Las autoridades han señalado que el dinero robado a la Curia superó los 200 mil euros, y que los movimientos irregulares en la cuenta de la parroquia llevaron al clérigo a ser suspendido y eventualmente retirado de la iglesia.
Es probable que Francesco Spagnesi cumpla su condena en los servicios sociales y con una estancia en una comunidad terapéutica para tratar su adicción a las drogas. También se prevé un proceso canónico para establecer su camino dentro de la Iglesia. La Diócesis de Prato lo sacó de la parroquia y lo suspendió de sus funciones como sacerdote.
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