Un informe de Human Rights Watch reveló que en los últimos tres años más de 600 mujeres y niñas secuestradas durante las redadas de al-Shabab -vinculado a ISIS-, en ciudades y pueblos de Mozambique, han sido esclavizadas, abusadas sexualmente a diario y obligadas a casarse con sus captores.
“Un grupo armado conocido localmente como Al Sunnah wa Jama’ah y vinculado al Estado Islámico (ISIS) ha secuestrado y esclavizado desde 2018 a más de 600 mujeres y niñas en la provincia norteña de Cabo Delgado en Mozambique”, dijo la ONG. Otras, han sido vendidas a militantes extranjeros por entre 600 y 1.800 dólares.
Otras, sobre todo las extranjeras, fueron liberadas luego de que sus familias pagaran su rescate. Muy pocas han sido liberadas por fuerzas extranjeras y mozambiqueñas que se han desplegado por el territorio este año para combatir la violencia que ha causado irrecuperables daños sociales en la región desde octubre de 20217.
Ha sido gracias a los testimonios de las sobrevivientes que se ha conocido esta cruel realidad. En el informe revelan el de una de ellas, una mujer de 33 años que fue raptada por islamistas, luego de agredir a su tía y un funcionario local.
La víctima relató que los hombres armados, apuntándole con una pistola en la cabeza, la obligaron a identificar las casas donde había niñas de entre 12 y 17 años de edad en su provincia. Contó 203, pero nunca supo cuántas fueron secuestradas.
Por su parte, un exsecuestrado de 34 años dijo que lo obligaron a seleccionar a las mujeres y niñas que iban a ser violadas por los combatientes a su regreso de las operaciones militares. “Las que se negaron fueron castigadas con palizas y sin comida durante días”, agregó.
Entre agosto de 2019 y octubre de 2021, la ONG ha entrevistado de forma remota a 37 personas, entre exsecuestrados, sus familiares, fuentes de seguridad y funcionarios gubernamentales.
HRW pidió al país tomar medidas para prevenir la violación y para poner fin a los matrimonios infantiles y forzados y a la venta de mujeres y niñas. A principios de este año se reveló que los combatientes habían decapitado a niñas de 11 años.
La guerra en esta región africana rica en gas ha tenido consecuencias devastadoras. Según ACLED, organización de seguimiento de conflictos con sede en Estados Unidos, al menos 3.578 personas han muerto, más de 800.000 han sido desplazadas.
La ONG también ha denunciado las dudas que existen sobre los procesos de las autoridades locales. Pues aunque han rescatado a varios secuestrados, los mantienen incomunicados y sin poder estar con sus familias presuntamente por razón de seguridad. Y aunque argumentan que en los resguardos les dan alimentación y brindan servicio de salud y apoyo psicosocial, no explican cómo y quién lo realiza.
“Mi hija lleva dos semanas allí adentro. No la soltarán. No nos dirán nada. Ni siquiera podemos acercarnos al lugar porque está fuertemente custodiado por soldados. ¿Por qué nos están castigando así?”, manifestó Nassima, cuya hija de 16 años fue secuestrada en Palma en 2021 y rescatada por el Ejército.
“Las autoridades de Mozambique y los socios internacionales y regionales, incluida la Comunidad de Desarrollo de África Meridional (SADC), deben proporcionar servicios de reintegración y rehabilitación dignos, sensibles al género, sensibles al género y respetuosos con los derechos de los niños, incluida la atención integral posterior a la violación, a las mujeres rescatadas y niñas”, dijo Human Rights Watch.
Y agregó: “Las autoridades deben investigar a fondo y enjuiciar adecuadamente a los líderes y combatientes de Al-Shabab por secuestros, matrimonios infantiles y forzados, violación y violencia sexual, esclavitud y otros delitos de género en violación del derecho internacional y de Mozambique”.
Testimonio
Una noche de noviembre de 2018, las hermanas Anchia, de 23 años, y Lurdes, de 19, huyeron de un ataque a su aldea y se refugiaron en una granja de la familia. Pero seis hombres armados con machetes y rifles de asalto las descubrieron. El líder se hacía llamar Abdul, y les advirtió que serían sus esposas y tendrían hijos.
Las obligaron a caminar durante horas, hasta llegar a un campamento escondido entre la maleza alrededor del pueblo Quiterajo, donde habían otras 30 mujeres y niñas, algunas de las cuales fueron vendidas y ofrecidas a los combatientes. Vivieron con Abdul seis meses.
En mayo de 2019 el Ejército descubrió el campamento. Ellas corrieron a esconderse a la orilla del río. Cuando regresaron, habían hombres muertos, entre ellos Abdul, y los demás se los habían llevado los soldados.
“No quiero buscar a nuestros familiares aquí en Pemba porque no quiero que sepan que estoy embarazada”, expresó Lurdes.
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