Un hombre sospechoso de ser miembro del comando implicado en el asesinato del periodista saudita Jamal Khashoggi en 2018 en Estambul fue detenido este martes en un aeropuerto de París, tres días después de una criticada visita del presidente francés, Emmanuel Macron, a Arabia Saudita.
El hombre, que presentó un pasaporte con el nombre de Khalid Alotaibi, 33 años, fue detenido por la policía fronteriza del aeropuerto Roissy Charles-de-Gaulle cuando se disponía a tomar un vuelo con destino Riad, indicó una fuente próxima al caso.
Cuando pasó por el control, se activó la notificación roja de Interpol, según la misma fuente cercana al caso.
Horas después del arresto, sin embargo, la embajada de Arabia Saudita en París declaró el hombre no tenía “ningún vínculo” con el asesinato de Khashoggi en 2018 en Estambul y pidió su “liberación inmediata”.
“El ciudadano en cuestión no tiene ningún vínculo con el caso”, tuiteó la embajada, que añadió que los “culpables del asesinato” ya han sido juzgados en Arabia Saudita y están “cumpliendo” allí sus condenas.
Con todo, el hombre se encuentra actualmente bajo custodia judicial en relación con una orden de detención internacional emitida por Turquía, dijo una fuente judicial.
Si se confirmara su identidad, el hombre deberá comparecer ante la fiscalía del tribunal de apelación de París, que le comunicará el mandato de detención, indicó una fuente judicial.
El detenido puede rechazar su extradición a Turquía. En este caso, la justicia puede pedir que permanezca en Francia, libre, bajo control judicial o en prisión preventiva, a la espera de decidir si acepta o no la entrega.
Alotaibi es sospechoso de formar parte de un comando de una decena de sauditas enviados al consulado de este país en Estambul el 2 de octubre de 2018 para “ejecutar” a Khashoggi y “disimular las pruebas”, según documentos de los gobiernos de Estados Unidos y el Reino Unido consultados por la AFP.
El arresto se produce tres días después de que el presidente francés estrechara la mano del príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed bin Salmán, durante una criticada reunión en Yedá, al oeste de esta monarquía absoluta.
La imagen internacional del heredero quedó manchada por el asesinato del periodista, otrora próximo al poder, que trabajaba en el diario The Washington Post y que fue desmembrado en el consulado de su país en Turquía. Su cuerpo nunca apareció.
Un informe de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, cuya publicación ordenó el presidente Joe Biden, acusa al príncipe heredero de haber “aprobado” el asesinato de este feroz detractor del régimen saudita.
Durante su gira por los países del Golfo, el jefe de Estado francés abogó por hablar con Arabia Saudita para “trabajar por la estabilidad de la región”, aunque precisó, en alusión al crimen, que no quería decir que fueran “complacientes”.
“Hemos hablado de todo sin tabúes. Y hemos podido evocar evidentemente la cuestión de los derechos humanos (...) y ha sido una discusión directa”, declaró Emmanuel Macron tras el encuentro.
Tras haber negado el asesinato, Riad acabó por reconocer que agentes sauditas, que actuaron en solitario, lo perpetraron. Al término de un proceso poco claro en Arabia Saudita, cinco personas fueron condenadas a muerte, antes que sus penas fueran conmutadas, y tres a prisión.
Con información de AFP
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