“Las personas homosexuales tienen derecho a estar en la familia, son hijos de Dios, tienen derecho a una familia. No se puede echar de la familia a nadie, ni hacer la vida imposible por eso (...) Lo que tenemos que hacer es una ley de convivencia civil. Tienen derecho a estar cubiertos legalmente. Yo defendí eso”.
Esas palabras del papa Fracisco recorrieron el mundo el año pasado. Aparecen en Francesco, un documental del nominado al Oscar Evgeny Afineevsky, realizador judío nacido en la ex Unión Soviética, que se estrenó el 21 de octubre en el Festival de Cine de Roma y que llega a Latinoamérica el 8 de diciembre (22.50 hs Argentina) por Discovery. Estas declaraciones significaron una demostración de aceptación que se había hecho desear por demasiado tiempo, en especial por los católicos LGBTQ, alienados por la política anti-gay de la Iglesia.
“Veo al papa Francisco como un ser humano, no sólo como un Papa y un líder, sino como alguien que practica la humanidad, como una persona común. Alguien que todos los días se preocupa por cualquier ser humano en cualquier parte del mundo”, explica Afineevsky durante una rueda de prensa virtual con medios de América Latina, entre los que participa Infobae.
El filme representa un acceso sin precedentes al líder de la Iglesia católica, y aborda temas como el cambio climático, la migración y los refugiados, el empoderamiento de la mujer, el abuso sexual y la comunidad LGBTQ y la pandemia. El cineasta tardó casi tres años en filmar esta cinta, que durante dos horas recorre el pensamiento y las experiencias de Bergoglio, a través de sus viajes, testimonios de personalidades y amigos y con el hilo conductor las palabras del Papa, con el que el cineasta se reunió cinco veces y dos frente a la cámara.
Además de un acceso inédito al Papa, el documental presenta entrevistas con quienes han sido parte de su viaje, incluido su sobrino José Ignacio Bergoglio, el emérito Benedicto XVI, así como la hermana Norma Pimentel, defensora de los refugiados, y Juan Carlos Cruz, víctima y activista por los derechos de los sobrevivientes del abuso sexual en Chile. Éste último es quizás una de las voces más destacadas.
En 2018, Francisco no creyó a las víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes en Chile. “El día que me traigan una prueba contra el obispo [Juan] Barros (acusado de encubrir casos de abuso sexual de menores), ahí voy a hablar”, había dicho. “No hay una sola prueba en contra, todo es calumnia”. Más tarde tuvo que pedir perdón, recibió a las víctimas en Roma e hizo dimitir a los obispos chilenos.
“Juan Carlos nunca se rindió a pesar de todos los obstáculos, todas las dificultades”, cuenta el realizador sobre la víctima chilena a la que ahora considera su amigo.
“Me preguntaron cuál es el momento más importante de esta película. Y supongo que es el abuso sexual, porque por mucho que traté de no golpear a la Iglesia en esta película, -porque estoy hablando del mundo, estoy hablando de ser humano- trato de enfocarme en las voces de la inocencia que necesitan ser escuchadas y específicamente en el ámbito del abuso sexual, porque es algo que la gente necesita escuchar y ver. El abuso sexual trajo la ley de que encubrir es el mismo crimen que el abuso en sí, y creo que, al traer laicos, trató de romper esta cosa institucional de ‘hermandad’ porque no pueden cubrirse entre sí. Es un crimen”.
-El Papa Francisco admitió un “grave error” al no creerles en un principio a las víctimas chilenas de abuso sexual. También, en su documental, mostró su apoyo a las uniones civiles entre personas del mismo sexo. ¿Cómo ha sido visto todo esto por la gente en el mismo Vaticano?
-Sabes, él no se considera progresista, se considera conservador pero revolucionario en cuanto a los aspectos que estás mencionando ahora mismo. Te diré que tiene mucha oposición. Puede que no se me permita decir eso, pero es lo que presencié como documentalista. Hay oposición, hay miedo al cambio por parte de muchos cardenales de perder el poder, de perder el control que tuvieron durante todos estos siglos, y creo que lo que Francisco está tratando de hacer es tratar de llevar la revolución a esta institución. Creo que ése es el enfoque que tiene él como jesuita que ha estado toda su vida en las calles de Buenos Aires, en el mundo. Para él, ése es un elemento realmente importante, llevar la Iglesia al servicio de la gente, y él mismo al servicio de la humanidad.
Por eso, los temas de abuso sexual y de uniones civiles son realmente importantes, porque como él me dijo muchas veces de manera simple: “Sí, soy Papa. Pero soy sacerdote. Así que me preocupo por cada ser humano sin importar su color de piel, sus creencias religiosas, si es creyente o no, su orientación sexual. Todas y cada una de las personas son hijos de Dios, así que necesito protegerlos”. Así que ésa es su creencia y está tratando de servir a la Humanidad en su conjunto.
El trabajo documental de Afineevsky se ha caracterizado por ofrecer relatos de primera mano de los conflictos, aunque ello significara poner en riesgo su propia vida. Afincado en Los Ángeles, Estados Unidos, fue nominado al Óscar al mejor documental en 2016 con Winter on fire: Ukraine’s Fight for Freedom sobre la revolución del Maidán, y a tres Emmy por Cries from Syria en 2017.
“Teniendo en cuenta dos de mis películas anteriores en Ucrania y Siria, creo que necesitaba inspiración después de tanta oscuridad”, relató sobre la razón por la que decidió retratar al Sumo Pontífice. “Y así es como veo al Papa: como alguien que puede ayudar a traer esperanza, amor, humanidad, inspirarnos a hacer el bien cosas. No soy católico, soy judío y no cambié mi fe porque estuve cerca del papa Francisco durante tres años. Me refiero al liderazgo humano humilde. Creo que este documental significa mucho para mí porque fue una curación personal. Estamos en un punto ahora mismo en el que debemos repensar todo. Y para repensar tenemos que ver lo que necesitamos cambiar”.
-Esta semana Francisco dijo que los migrantes estaban siendo utilizados y explotados “como peones en un tablero de ajedrez político”. En Francesco, hace referencia a su sangre migrante. ¿Cree que la migración es quizás el tema que más lo moviliza?
-Definitivamente es el mayor problema, para él y para mí. Soy un inmigrante. Nací en Rusia, emigré a Israel, y luego a Estados Unidos. Entonces creo que tienes razón. Dijo “mañana puedes ser tú, porque nunca se sabe lo que puede pasar”. Y de todas mis observaciones como cineasta y conversaciones con él, pude verificar que es un tema muy cercano para él, al igual que el cambio climático, y te diría que aún más. Pronto embarcará hacia Chipre y a Grecia, desde donde se dirigirá a Lesbos. Luego traerá muchos refugiados a Italia. Así que no es una persona que habla, es la persona que hace las cosas, y eso es lo remarcable de Jorge Bergoglio. Tú como argentina sabes que Argentina es el lugar adonde fue mucha gente de muchos lugares del mundo. Cada vez que en Argentina conozco personas te dicen que sus padres vinieron de otro lugar, y es interesante.
-¿Qué cree que lo convierte en un líder apto para esta generación?
-Que no está hablando frente a la cámara sobre las cosas. Está haciendo cosas y creo que eso es lo que lo convierte en un líder. Está tratando de hacer todos los días algo por el mundo, no sólo por la Iglesia. Ya sea hablando de cambio climático o sobre los refugiados o tratando de resolver conflictos. Nunca olvidaré cómo en abril de 2019 en Santa Marta recibió a líderes de Sudán y dijo: “Por favor, les ruego que detengan este derramamiento de sangre de gente inocente. Si quieren pelear, peleen a puerta cerrada, pero frente a la gente tómense las manos y sean los padres de la nación”. Y luego Francisco se acercó a cada uno de estos líderes y se arrodilló y besó sus pies. Allí tendría unos 83 ó 84 años. Ése es él: un humilde líder del mundo que trata de preocuparse por cada ser humano. Fui testigo de muchas cosas como documentalista que probablemente se quedarán conmigo para siempre. A pesar de todas las críticas y de todo, él sigue ahí.
Seguir leyendo: