La policía antidisturbios se desplegó con fuerza el sábado en la ciudad iraní de Isfahan, un día después de las masivas protestas por la desecación de un río vital. Las fuerzas de seguridad dispararon gases lacrimógenos en el cauce del río Zayadneh Rood, que atraviesa la ciudad central, según informaron las agencias de noticias Fars e ISNA.
“Un número limitado de detenciones” fueron realizadas por las fuerzas de seguridad, según el jefe de la policía de la provincia. “La situación está tranquila en el cauce del río Zayandeh Roud y las calles están vacías, pero he oído que la policía antidisturbios se ha desplegado en el puente de Khadjou”, dijo el sábado un residente que trabaja en la zona.
La manifestación del viernes fue la última desde que se iniciaron las protestas el 9 de noviembre en Isfahan, un imán turístico debido a sus majestuosas mezquitas y sitios patrimoniales, incluido un puente histórico que cruza el río seco.
El lecho del río ha sido el punto de encuentro de agricultores y otras personas de toda la provincia de Isfahan que protestan por la falta de agua desde el 9 de noviembre.
La sequía es una de las causas, pero también acusan a las autoridades de desviar el agua de la ciudad para abastecer a la vecina provincia de Yazd, que también sufre una grave escasez de suministros.
“Solía pasear por el cauce del río con amigos, pero hoy la policía antidisturbios está desplegada en gran número cerca del puente de Khajou y piden a la gente que evite la zona”, dijo una mujer de unos 50 años con la que se contactó por teléfono.
Las autoridades culpan de la sequía a la falta de agua en la región (a unos 400 kilómetros al sur de Teherán), pero activistas citados por la agencia de noticias Bloomberg denuncian años de despilfarro y negligencia, como la construcción de acererías cuyo funcionamiento ha terminado vaciando el agua del río.
“Entre los manifestantes heridos, dos se encuentran en estado grave”, declaró el sábado Nourodin Soltanian, portavoz de la Universidad de Ciencias Médicas de Isfahan, citado por la agencia de noticias Mehr.
En la región de Isfahan, especialmente afectada por la sequía, se producen protestas casi a diario.
El sábado pasado, el diario ultraconservador Kayhan señaló como responsables de la violencia a “matones mercenarios”, mientras que el pro-reforma Etemad dijo que las protestas en Isfahan mostraban una “falta de confianza en el gobierno”.
El domingo pasado, más de 1.000 personas marcharon hacia la oficina del gobernador en la provincia occidental de Chahar-Mahal Bakhtiari para exigir una solución a la escasez de agua, según informaron los medios de comunicación estatales.
El presidente Ebrahim Raisi se reunió con representantes de las provincias de Isfahan, Yazd y Semnan a principios de este mes y se comprometió a resolver los problemas de agua.
El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, ha dicho que este tema es el principal problema del país, sin hacer referencia a las protestas.
La sequía ha sido un problema en Irán desde hace unos 30 años, pero en la última década se ha agravado, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés). La Organización Meteorológica de Irán dice que aproximadamente el 97% del país enfrenta ahora algún nivel de sequía.
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