Crisis sin fin en La Palma: un nuevo río de lava destruye todo lo que encuentra a su paso

La nueva colada del volcán que entró en erupción el 19 de septiembre pasado alcanzó un cementerio y una planta fotovoltaica, por lo que un grupo de expertos estudia su eventual evolución

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El volcán de La Palma volvió a entrar en erupción, creando un nuevo río de lava

La Lava que fluye del volcán de la isla española de La Palma creó el jueves una nueva colada que ha alcanzado un cementerio y una planta fotovoltaica y que genera preocupación porque destruye todo lo que encuentra a su paso, en una zona de caseríos dispersos y tierras de labranza.

El nuevo río de roca fundida surgió a primera hora de esta mañana local y discurre en paralelo a la décima colada del volcán de Cumbre Vieja, en erupción desde el 19 de septiembre pasado, según el director técnico del Plan Especial de Protección ante Riesgo Volcánico de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende.

Esta nueva colada, añadió, constituye “una mala noticia” porque discurre por zonas “no holladas” anteriormente por la lava “y está destruyendo lo que encuentra a su paso, ha superado el cementerio de Las Manchas” y ha discurrido con bastante velocidad, aunque luego ha ralentizado su marcha porque se está volviendo viscosa.

Un nuevo río de lava emergió del volcán en La Palma

Esto es consecuencia del material que ha arrastrado a su paso por zonas de mucha concentración urbana, y dispersa, lo que la ha frenado a unos 25 metros por hora, muy diferente “al ritmo más elevado de esta mañana, con una lava que emerge probablemente de bastante profundidad, muy caliente y fluida”, precisó el Pevolca.

Ante la preocupación que genera este nuevo río de magma, en especial porque empieza a entrar en una zona de fuerte pendiente, científicos y técnicos la están monitorizando y hoy mismo tendrá lugar una reunión de expertos para analizar su trayectoria.

Además, se constata un aumento de la tasa de emisión con incremento de la ramificación de canales lávicos y desbordamientos y, de hecho, se ha registrado un episodio de súbito incremento en la emisión de lava desde el centro efusivo principal “muy espectacular”, aunque ya ha cesado, un comportamiento que “entra dentro de lo esperable” en una erupción estromboliana.

Un grupo de expertos analizarán el nuevo río de lava del volcán en La Palma

En cuanto a la sismicidad, a niveles intermedios continúa siendo baja y la profunda ha disminuido. El terremoto de mayor magnitud registrado hoy, de 3,9 y sentido con intensidad IV, se ha localizado a 11 kilómetros.

El tremor continúa también en niveles bajos y no hay señales significativas sobre deformación del terreno.

Por el contrario, sigue siendo alta la emisión de dióxido de azufre asociada al penacho volcánico, al rondar las 30.000 toneladas, pero con tendencia descendente desde el 23 de septiembre, cuando superó las 50.000 toneladas.

Respecto a la calidad del aire, en las últimas 24 horas se ha detectado una elevada cantidad de gases sobre las áreas de Las Manchas y La Bombilla, en la zona de exclusión, mientras que la situación es buena o razonablemente buena en toda la isla y regular en Los Llanos de Aridane, donde se han superado los umbrales diarios de partículas en suspensión inferiores a 10 micras.

El volcán Cumbre Vieja (Foto:
El volcán Cumbre Vieja (Foto: REUTERS)

La meteorología no está acompañando y, si bien hoy se registran precipitaciones fuertes y persistentes al este de La Palma, esta isla del archipiélago español de las Canarias estará mañana en aviso naranja por lluvias que afectarán a la vertiente oeste, donde se localiza la erupción volcánica.

La buena noticia es que se prevé un cambio del viento a partir del sábado que favorecerá las operaciones en el aeropuerto de La Palma.

En la actualidad, la superficie afectada por el magma asciende a 1.084,44 hectáreas y la anchura entre coladas ha aumentado hasta situarse en los 3.350 metros.

Según la última actualización de datos, hay 1.484 edificaciones afectadas, de las que 1.195 son de uso residencial, 160 agrícola y 67 industrial.

Los cultivos perjudicados ocupan una superficie de 340,59 hectáreas, de las que más de la mitad son de plataneras, y superan las 400 hectáreas si se suman los afectados por la ceniza, por lo que los daños agrícolas empiezan a ser preocupantes.

(Con información de EFE)

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