Estados Unidos y Kenia trabajaban el miércoles por un alto el fuego en Etiopía, reafirmando su esperanza de que concluyan los esfuerzos diplomáticos para encontrar una solución al conflicto entre el gobierno y los rebeldes en el norte del país.
En el primer día de una gira africana que lo llevará también a Senegal (modelo de democracia en el continente) y Nigeria (el país africano más poblado del continente), el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken también pidió a Kenia, aliada histórica de EEUU, que garantice elecciones libres el próximo año.
En Nairobi, el jefe de la diplomacia estadounidense se reunió durante una hora y media —en lugar de los 10 minutos previstos inicialmente— con el presidente Uhuru Kenyatta, que participa en los esfuerzos de mediación regional sobre el conflicto etíope. Kenyatta es el único líder africano que, de momento, ha sido recibido por Joe Biden en la Casa Blanca.
Kenyatta visitó Adís Abeba el domingo. La guerra que empezó hace un año entre los rebeldes de la región de Tigré y el gobierno se ha intensificado en las últimas semanas.
Un “alto el fuego es posible”, dijo la ministra de Relaciones Exteriores de Kenia, Raychelle Omamo, en una conferencia de prensa conjunta.
Por su parte Blinken pidió “pasos concretos hacia la paz” y la reanudación de la ayuda humanitaria a Tigré, donde cientos de miles de personas viven al borde de la hambruna, según la ONU.
“Reitero nuestro llamamiento a todas las partes para que entablen con urgencia y seriedad negociaciones sobre el cese de las hostilidades sin condiciones previas”, dijo Blinken, pidiendo de nuevo a los estadounidenses para que abandonen Etiopía.
Estados Unidos impuso sanciones a Etiopía denunciando obstáculos en la entrega de ayuda alimentaria y violaciones de los derechos humanos.
La guerra entre las fuerzas etíopes y los rebeldes del Frente de Liberación del Pueblo del Tigré (TPLF) ha dejado miles de muertos y más de dos millones de desplazados en el último año, con cientos de miles en condiciones de hambruna.
Hasta ahora, dos millones de personas han sido desplazadas internamente en Tigray y al menos 75.000 etíopes han huido al vecino Sudán por el conflicto, toda vez que los rebeldes han amenazado con alcanzar la capital etíope, sede de la Unión Africana (UA), tras tomar recientemente urbes a menos de 400 kilómetros de Adís Abeba.
Otro de los objetivo de Blinken durante su gira africana tiene que ver con Sudán, actualmente dirigido por líderes militares desde el golpe de Estado del pasado 25 de octubre.
”Lo más importante ahora -remarcó- es que se reanude la transición liderada por civiles. Es decir, la transición civil que fue descarrilada por la toma del poder militar hace unas semanas, debe reencaminarse”, dijo Blinken.
A su juicio, “el pueblo de Sudán ha dejado claro en repetidas ocasiones sus aspiraciones por la democracia. Eso es lo que quieren y eso es lo que apoya la comunidad internacional”.
”Si los militares recuperan esto (la transición civil), y creo que es necesario, creo que se reanudará el apoyo de la comunidad internacional”, insistió.
Frente al empuje de China en África, donde Pekín lleva años invirtiendo miles de millones de dólares en infraestructura y otros proyectos, Blinken busca pasar la página del Gobierno del presidente Donald Trump (2017-2021), quien mostró escaso interés por el continente.
(Con información de EFE y AFP)
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