Los estados de Alemania empezaron a imponer nuevas restricciones en el marco de la pandemia y ante el repunte de casos que atraviesa el país sin esperar la aprobación del Gobierno alemán para actuar frente al incremento de la incidencia epidemiológica de COVID-19.
Varios estados, con diferentes partidos en el poder, han anunciado nuevas medidas dirigidas principalmente a las personas que no están vacunadas, por ejemplo Baviera, el estado más grande, que ha restringido el acceso a restaurantes y hoteles sólo a quienes estén totalmente vacunados o se hayan recuperado de COVID-19.
Esta medida se conoce como regla 2G, por las letras iniciales de los términos alemanes y se está empezando a aplicar cada vez en más entornos. Al contrario de la medida utilizada hasta el momento de manera generalizada, esta no permite a aquellos no vacunados que accedan a los establecimientos aunque presenten una prueba negativa de coronavirus.
Cinco distritos bávaros notificaron este martes tasas de infección superiores a 1.000 por cada 100.000 personas en los últimos siete días, varias veces la media nacional. En este contexto, la capital del estado, Múnich, anunció la cancelación de su tradicional mercado navideño.
“La dramática situación de nuestros hospitales y el aumento exponencial de las cifras de infección no me dejan otra opción”, explicó el alcalde, Dieter Reiter, que lamentó que “hacer otra cosa supondría un aumento irresponsable del riesgo de infección y, por tanto, enviaría una señal equivocada”.
Por su parte, el primer ministro de Baviera, Markus Soeder, defendió un planteamiento de ámbito nacional: “Es un error establecer sólo un mosaico de medidas. Lo que se necesita es una norma integral de 2G en Alemania”, asimismo, también pidió otras medidas como la obligación legal de vacunar a determinados grupos de profesionales y el uso de mascarillas en más lugares públicos.
Mientras que el primer ministro de Renania del Norte-Westfalia, Hendrik Wuest, también anunció este martes restricciones 2G en su estado, aunque la ha denominado “2G plus”, ya que es aún más estricta para determinados eventos, lo que significa que tendrán que dar un resultado negativo incluso quienes se hayan vacunado o se hayan recuperado de la enfermedad.
Por su parte, en Baden-Wuerttemberg los no vacunados también tendrán el acceso restringido en gran parte de la vida pública, como por ejemplo en restaurantes, museos y otros espacios públicos. Además, los niños en las escuelas deberán llevar mascarilla a partir del martes. En Turingia, en el este del país, donde también se aplicará el 2G para restaurantes y cafés, hoteles y albergues, y grandes eventos.
A nivel nacional, el número de contagios por cada 100.000 habitantes en siete días ha vuelto a aumentar este martes hasta un nuevo máximo de 312,4, según las cifras oficiales. Hace una semana era de 213,7. La tasa de hospitalización sigue aumentando, y en las últimas 24 horas se ha notificado 265 muertes relacionadas con el coronavirus.
La futura coalición de Scholz, integrada por socialdemócratas, verdes y liberales, presentó hace unos días en primera lectura ante el Bundestag (Parlamento federal) un proyecto de ley contra la pandemia.
Se espera que esta semana sea aprobada por la cámara, pero antes que ello se avanzan ya en los medios modificaciones con medidas más drásticas. Tanto el gobierno saliente como destacados expertos calificaron el proyecto presentado de insuficiente.
Tal como ocurre en otros países vecinos, como Alemania no ha conseguido, pese a las reiteradas llamadas de sus políticos, motivar a los ciudadanos que aún no se han vacunado a hacerlo. Hasta el viernes, la tasa de ciudadanos con la pauta completa era del 67,5%.
(Con información de Europa Press)
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