¿Podría ser mejor un anillo para la resaca que un desayuno grasiento o una taza de café solo? Eso creen los investigadores que descubrieron un anillo enterrado en Israel que podría tener más de mil años y haber sido usado para prevenir los efectos adversos de beber grandes cantidades de vino.
Este anillo “anti resaca” es de oro, tiene una piedra de amatista semipreciosa y pesa menos de 56 gramos. Fue descubierto durante una excavación en la ciudad de Yavne por la Autoridad de Antigüedades de Israel.
Según explicó en un comunicado el doctor Amir Golani, experto en joyería antigua de la Autoridad de Antigüedades de Israel, “la persona que poseía el anillo era adinerada y el uso de la joya indicaba su estatus y riqueza. Tales anillos pueden ser usados tanto por hombres como por mujeres”.
“Se han atribuido muchas virtudes a esta joya, incluida la prevención del efecto secundario de la bebida, la resaca”, explicó. Sus propiedades curativas son adecuadas si se tiene en cuenta el hecho de que el anillo se encontró cerca de los restos de un almacén que almacenaba ánforas, un tipo de jarra que se utilizaba para contener vino.
Una reliquia de la época bizantina, la bodega ha sido excavada durante los últimos dos años por la Autoridad de Antigüedades de Israel. Durante la excavación, el equipo encontró cinco enormes lagares de vino, así como pisos donde los trabajadores aplastaban las uvas con los pies. El descubrimiento del polígono industrial es el más grande conocido en el mundo de ese período de tiempo.
El anillo, que se encontró a menos de 150 metros de distancia de la bodega excavada, constituye uno de los últimos hallazgos reportados por la Autoridad de Antigüedades de Israel.
“¿La persona que usó el anillo quería evitar la intoxicación por beber mucho vino? Probablemente nunca lo sabremos”, dijo en el comunicado el Dr. Elie Haddad, director de la excavación.
“Es posible que el espléndido anillo perteneciera al dueño del magnífico almacén, a un capataz, o simplemente a un visitante desafortunado, que dejó caer y perdió su precioso anillo, hasta que finalmente fue descubierto por nosotros”, agregó Haddad.
Aunque se desconoce la verdadera fecha de origen del anillo, se encontró en un relleno que se remonta a la era común del siglo VII, al final del período bizantino. Los investigadores dicen que es posible que el anillo se haya transmitido de generación en generación a lo largo de los siglos debido a su belleza y estatus.
Sin embargo, los anillos de oro con incrustaciones de amatista son conocidos en el mundo romano, lo que significa que el anillo puede pertenecer a las élites que vivieron en la era común del siglo III.
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