Funcionarios de los gobiernos de Polonia e Israel condenaron este fin de semana los actos antisemitas del pasado 11 de noviembre durante un mitin en la ciudad polaca de Kalisz (a 193 kilómetros de Varsovia), en el marco de las movilizaciones por el Día de la Independencia de Polonia, en el que participaron nacionalistas locales que corearon, entre otras consignas, “Muerte a los judíos”.
Los participantes de la marcha también incendiaron una copia de un documento medieval que ofrecía protección a los judíos y derechos de tierras polacas.
Los líderes del evento también se refirieron a las personas LGBT como “sionistas” y “enemigos de Polonia” que deben ser expulsados.
En las imágenes divulgadas en redes sociales se puede observar a Wojciech Olszański, un activista de extrema derecha, encendiendo un libro de tapa roja que estaba destinado a simbolizar el Estatuto de Kalisz. El documento, emitido en 1264 por el príncipe Bolesław, regulaba el estatus legal de los judíos en Polonia y les ofrecía cierta protección al penalizar los ataques contra ellos.
Asimismo, el Estatuto sirvió como base legal durante los siguientes siglos para las relaciones entre no judíos y judíos en Polonia, según indica Radio Jai.
Mientras Olszański quemaba el libro, la multitud lo vitoreaba al grito de “Muerte a los judíos”.
El ministro del Interior polaco, Mariusz Kaminski, dijo el sábado que esperaba que “las personas que organizaron la asamblea vergonzosa y escandalosa en Kalisz el 11 de noviembre sufran consecuencias legales”.
El ministro de Exteriores israelí, Yair Lapid, elogió la “condena inequívoca” de las autoridades polacas y dijo que la población judía “espera que el gobierno polaco actúe sin compromiso contra quienes participaron en esta exhibición impactante de odio”.
“El incidente antisemita terrible en Polonia recuerda a todos los judíos del mundo la fuerza del odio que existe en el mundo”, agregó Lapid.
La influyente Iglesia católica de Polonia también condenó enfáticamente la exhibición de odio.
El obispo Rafal Markowski, presidente del Comité para el Diálogo con el Judaísmo de la Conferencia de Obispos polaca, señaló que “tales actitudes no tienen nada que ver con el patriotismo”.
“Socavan la dignidad de nuestros hermanos y destruyen el orden social y la paz. Son una contradicción directa al evangelio y la doctrina de la Iglesia”, afirmó Markowski.
Rafal Pankowski, líder del grupo antirracismo Never Again, sostuvo que el del jueves fue “un evento aterrador y simbólicamente importante”. Comparó además esa manifestación antisemita con la quema de libros en la Alemania nazi. “Habiendo monitoreado el antisemitismo durante más de 25 años, nunca había visto algo así”, dijo a la Agencia Telegráfica Judía.
“Estas imágenes provocan escalofríos”, escribió en sus redes sociales Katharina Von Schnurbein, coordinadora de la Unión Europea (UE) para la lucha contra el antisemitismo.
En años recientes, las celebraciones del Día de la Independencia de Polonia han sido opacadas por eventos dirigidos por grupos de ultraderecha.
El más grande del jueves fue en Varsovia. El alcalde intentó prohibirlo, argumentando que la capital polaca no era lugar para “eslóganes fascistas”. Contaba con el apoyo judicial para la prohibición, pero el gobierno polaco de ultraderecha otorgó a la marcha el estatus de ceremonia Estatal, el ejemplo más reciente de los gobernantes nacionalistas intentando ganarse el favor de grupos extremistas.
Durante siglos, Polonia fue una de las tierras más amables con los judíos, en donde reyes les ofrecían protección después de huir de la persecución en tierras alemanas.
La comunidad judía de Polonia se convirtió en una de las más grandes en Europa en el siglo XX, con unos 3,3 millones de judíos en el país justo antes de la Segunda Guerra Mundial. La mayoría fueron asesinados por la Alemania nazi durante el Holocausto. Actualmente la comunidad es muy pequeña y se reduce a miles.
Con información de AP
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