Organizaciones estadounidenses y de cubanos residentes en Estados Unidos enviaron este viernes más de ocho toneladas de atún enlatado y pasta a Cuba, que sufre una fuerte escasez de alimentos y medicinas.
En un vuelo chárter procedente de Miami, arribaron al aeropuerto internacional de La Habana decenas de cajas, que según las organizaciones Lazos de Amor, People’s Forum y Codepink, serán sucedidas por más envíos con aceite vegetal y leche en polvo, prácticamente desaparecida en los estantes de las tiendas cubanas.
“La mayoría de los cubanos que viven fuera de Cuba desean una relación normal con su nación, desean que se restablezca lo que es normal”, dijo Carlos Lazo, líder de la organización Puentes de Amor.
El endurecimiento de este embargo por el gobierno del ex presidente estadounidense Donald Trump, que su sucesor Joe Biden ha mantenido intacto, así como los efectos de la pandemia del coronavirus, han exacerbado la escasez de alimentos y medicinas en la isla.
“En medio de una pandemia las consideraciones políticas deben ceder a las consideraciones humanas”, señaló Lazo a su llegada al Aeropuerto Internacional José Martí.
Las tres organizaciones habían hecho hace unos meses un envío 6 millones de jeringas para apoyar la campaña de vacunación contra el COVID-19 en la isla.
Desde que comenzó la pandemia en marzo de 2020, los cubanos se vieron obligados a hacer largas filas para comprar comida, cuyos precios se incrementaron un 60%, según cifras del régimen, y en el mercado informal, al que muchos tienen que acudir, se dispararon 6.900%.
Durante los momentos más álgidos de la pandemia en este año, Cuba recibió toneladas donaciones de países como Rusia, China, Vietnam, México y Nicaragua, entre otros.
PRECIOS IMPAGABLES
Bajo estrictas medidas de distanciamiento social y control sanitario, reabrieron en octubre los restaurantes y bares en 8 de las 15 provincias de Cuba, cerrados desde enero por el coronavirus.
Pero, después de la alegría por la noticia, llegó la dura realidad: unos precios exorbitantes que llevaron a muchos a publicar en las redes sociales fotos de sus recibos acompañadas de comentarios escandalizados.
Un empleado de la construcción, Miguel Carcache, optó por tomarse una botella de tequila con sus amigos sobre el arrecife, disfrutando la brisa marina, uno de los principales atractivos del paseo, ubicado en el oeste de la capital.
“Si gano 3.000 pesos al mes (125 dólares) y una cerveza me vale 150 (unos 6 dólares), ¿puedo venir aquí (al restaurante)? No. Esto está loco, una cosa loca, ni en Dubái están los precios así”, rezonga.
Precios astronómicos y restaurantes llenos, una aparente contradicción que solo encuentra lógica en los vericuetos ocultos de una economía subterránea, donde el dólar ordena y manda.
“Mi tía Nena y yo tuvimos que vender los celulares para merendar en 1ra y 70″, ironizó la humorista local, Adrea Doimeadiós, en una reciente entrevista.
Cuba vive su peor crisis económica desde 1993, debido al impacto de la pandemia en el turismo, uno de sus principales motores económicos, y al reforzamiento del embargo estadounidense. Se han reducido drásticamente sus importaciones, agravando la escasez de alimentos y medicinas.
Con información de AFP
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