Las fuerzas de seguridad sudanesas intentaron dispersar el jueves con gases lacrimógenos las manifestaciones contra el golpe de Estado en Sudán, en el cuarto día de protestas, en las que murieron al menos siete manifestantes desde el lunes.
“Siete cuerpos de manifestantes fueron admitidos en la morgue el lunes, así como el cadáver de un paramilitar de las Fuerzas de Apoyo Rápido”, poderosa organización acusada de estar implicada en la represión de la revuelta popular que derrocó al dictador Omar al Bashir en 2019, indicó el jueves el doctor Faquiri.
Añadió que “varios otros cuerpos fueron llevados a la morgue en los días siguientes, y presentaban señales de violentas heridas realizadas con objetos contundentes”.
Según las autoridades sanitarias, además de los siete fallecidos, 170 manifestantes resultaron heridos en los últimos cuatro días de enfrentamientos entre una contestación decidida a seguir en la calle hasta el restablecimiento de un gobierno civil y unas fuerzas de seguridad armadas con fusiles, gases lacrimógenos y balas de caucho.
El general Abdel Fattah al Burhane, gobernante de facto de Sudán desde el derrocamiento de Bashir, disolvió el lunes el frágil gobierno que debía conducir al país a un mando civil.
La respuesta internacional
Estados Unidos y el Banco Mundial congelaron la ayuda y denunciaron el golpe militar, mientras que la Unión Africana suspendió la participación de Sudán en esa organización.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha urgido a las autoridades militares de Sudán a restablecer el Gobierno de transición en el país, así como liberar a todos los detenidos, con el objetivo de “recuperar una visión compartida para completar la transición de Sudán a la democracia”.
El mandatario, que se ha considerado “admirado por la valentía del pueblo sudanés al exigir que se escuche su voz y al ayudar a su país a avanzar hacia un Sudán nuevo y democrático” en un comunicado compartido por la Casa Blanca, ha admitido que “los acontecimientos de los últimos días son un grave revés”.
Por esto ha instado a los líderes militares a restablecer las instituciones asociadas al gobierno de transición, de acuerdo con la Declaración Constitucional de 2019 y el Acuerdo de Paz de Juba de 2020″, algo que, con el apoyo de la comunidad internacional, permitirá “recuperar una visión compartida para completar la transición de Sudán a la democracia”.
En este objetivo, Estados Unidos se ha comprometido a ayudar al pueblo sudanés, ya que Washington cree “firmemente en su potencial económico y en la promesa de su futuro, si los militares y quienes se oponen al cambio no lo frenan”.
El Consejo de Seguridad de la ONU instó este jueves a la junta militar en Sudán a restaurar el gobierno civil, en una declaración unánime contra el golpe de Estado en ese país africano.
Tras una laboriosa negociación, el texto redactado por Reino Unido y atemperado por Rusia también expresa la “profunda preocupación por la toma del poder militar”, llama a un diálogo político “sin precondiciones” y exige la “liberación inmediata” de los detenidos.
La declaración del Consejo, que se reunió de urgencia el martes a solicitud de Occidente, reclama también la restauración del derecho de reunión y denuncia la “suspensión de determinadas instituciones de transición”, “el estado de emergencia y la detención del primer ministro Abdallah Hamdok, así como de otros miembros civiles del gobierno”.
Ante la insistencia de China, según un diplomático, el texto incluye la consideración del regreso del primer ministro a su casa el martes por la noche, aunque sigue privado de su libertad de movimiento, según la ONU.
Las negociaciones entre los miembros del Consejo, que comenzaron con el golpe de Estado del lunes, tuvieron como marco una renovada lucha por la influencia sobre Sudán entre Occidente por un lado y Rusia por el otro.
Desafiantes
“Las fuerzas de seguridad han intentado desmontar nuestras barricadas, disparando gas lacrimógeno y balas de goma”, contó el manifestante Hatem Ahmed, del norte de Jartum. “Pero nosotros las reconstruimos apenas se van, solo quitaremos las barricadas cuando vuelva el gobierno civil”.
El golpe fue el último en azotar al empobrecido país del este de África, que ha tenido solo breves períodos democráticos desde su independencia en 1956.
Los comercios permanecen cerrados por las campañas de desobediencia civil, y los movimientos prodemocracia intensificaron los llamados a celebrar “protestas de un millón” el sábado.
El primer ministro Abdalá Hamdock, quien fue detenido el lunes por los militares cuando arrestaron a numerosos dirigentes civiles, permanece recluido en su casa bajo vigilancia. Otros ministros están bajo arresto miliar.
Un comunicado conjunto de Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido, Noruega y otros países enfatizó que continúan reconociendo al “primer ministro y su gabinete como los líderes constitucionales del gobierno de transición”.
Burhane, un militar de alto rango durante las tres décadas de gobierno autoritario de Bashir, destituyó el miércoles a seis embajadores sudaneses tras asegurar que tomaron partido con los dirigentes civiles detenidos.
Pese a la represión, los manifestantes estuvieron en las calles hasta altas horas de la noche del miércoles en la capital, dijo la Asociación de Profesionales Sudaneses (APS), que agrupa a varios sindicatos y fue clave en el movimiento que depuso a Bashir.
Videos divulgados en línea por APS mostraron a los manifestantes pidiendo “gobierno civil” y llamando a protestas masivas el 30 de octubre, mientras algunos pedían que Burhane fuera llevado a la prisión de alta seguridad Kober, en Jartum, donde está detenido Bashir.
El miércoles se observaron a cientos de manifestantes cuando lanzaban piedras a las fuerzas de seguridad en el distrito oriental de Burri, en Jartum.
Por su parte, el general Burhane asegura que pronto nombrará nuevas autoridades y mantiene a la mayoría de los dirigentes civiles “bajo vigilancia” o detenidos.
(Con información de AFP y Europa Press)
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