La presión migratoria en las fronteras de Bielorrusia con Polonia, Lituania y Letonia, alentada por el régimen de Alexander Lukashenko como represalia contra la Unión Europea, se ha cobrado ya la vida de al menos nueve personas, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), “alarmada” por la situación en que se encuentran migrantes y refugiados que quedaron a merced del juego político.
El repunte del flujo migratorio deriva de finales de mayo, cuando Lukashenko dejó claro que estaba dispuesto a dejar pasar a miles de personas hacia la UE --una “marea” añadió en julio--. Respondía a las sanciones promovidas contra su régimen por el bloque europeo, crítico con las elecciones presidenciales de 2020 y la escalada represiva que vino después.
Los tres países vecinos que forman parte de la UE denunciaron en estos últimos meses llegadas récord de migrantes y respondieron con medidas de seguridad, por ejemplo reforzando su frontera y desplegando más efectivos, y también políticas, buscando por parte de los gobiernos aliados medidas aún más contundentes contra Minsk, que por ahora no da muestra alguna de ceder.
Este tira y afloja se tradujo en tapones para quienes quieren llegar a territorio de la UE, migrantes que quedan en una situación donde “corre riesgo su vida”, como advirtió a Europa Press un portavoz de la OIM. Y la situación “será más crítica a medida que las temperaturas caigan y se acerque el invierno”.
El proyecto de la organización que se encarga de recabar datos de migrantes desaparecidos tiene registrados al menos nueve fallecidos en lo que va de año: siete en la frontera entre Bielorrusia y Polonia y otros dos en la linde con Lituania. Seis de las víctimas procedían de Irak, mientras que el resto eran personas llegadas de Sri Lanka, Yemen y Siria.
MUERTES PREVENIBLES
La OIM está “alarmada por el creciente número de personas que están muriendo sin necesidad”, al tiempo que se muestra “profundamente preocupada” ante la posibilidad de que unas condiciones “extremadamente duras” puedan provocar aún más muertes a corto y medio plazo.
En este sentido, el portavoz recuerda que los migrantes tienen un acceso “muy limitado” a suministros básicos, tales como agua potable, comida o medicinas, al igual que carecen de unas condiciones mínimas de refugio y saneamiento. Teme en particular por lo que pueda pasarle a grupos vulnerables como niños o mujeres embarazadas.
La organización, que junto al Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) ya se pronunciaron en varias ocasiones para llamar la atención sobre esta crisis, reclama “acceso inmediato” a quienes se encuentran en las diferentes fronteras, con vistas a repartir una ayuda que se estima “urgente”.
Para la OIM, la “responsabilidad fundamental” recae en los países directamente afectados, que deberían actuar con “cooperación” y respeto al Derecho Internacional, facilitando el derecho de asilo. Esto implicaría, por ejemplo, evitar las devoluciones en caliente y cualquier otro tipo de rechazo automático en frontera.
Asimismo, el portavoz recalcó que el respeto de los Derechos Humanos debe estar por encima de cualquier otra consideración. “Los migrantes no deberían ser instrumentalizados con fines políticos”, sentencia.
(Con información de Europa Press)
SEGUIR LEYENDO: