Un ex espía de Corea del Norte relató cómo el padre de Kim Jong-un le ordenó producir metanfetaminas para financiar a la dictadura

El ex coronel Kim Kuk-song reveló detalles de sus 30 años al servicio de la dinastía y el motivo por el cual se dio cuenta de que debía desertar o terminaría fusilado

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El fallecido líder supremo Kim
El fallecido líder supremo Kim Jong-il

Un experimentado espía que desertó tras pasar 30 años trabajando en las entrañas del régimen comunista en Corea del Norte reveló detalles de sus años en Pyongyang, que incluyeron misiones de asesinatos y hasta la construcción de un laboratorio de drogas con la venia de las más altas autoridades.

En una entrevista con la BBC, replicada en medios de todo el mundo por ser la primera vez que habla con una cadena internacional, el ex coronel Kim Kuk-song habló a siete años de escapar hacia el Sur, donde ahora trabaja para la inteligencia de las filas enemigas.

Entre sus tres décadas de trabajo para la dinastía Kim, el ex espía recuerda los años difíciles de la gran Hambruna que sufrió el país, inicada en 1995 y que alcanzó su pico en 1997. Cifras oficiales indican que 220 mil personas murieron por la falta de alimentos, mientras que algunas estimaciones privadas señalan que los fallecidos superaron el millón.

Según describió Kim Kuk-song, la cúpula estaba desesperada por conseguir dinero bajo cualquier medio y recurría a la venta de armas a Medio Oriente y África, y también al narcotráfico.

En ese entonces, durante el mandato de Kim Jong-il (padre del actual líder supremo, Kim Jong-un), el coronel trabajaba en el Departamento de Operaciones y tenía la orden de recaudar “fondos revolucionarios”. Traducido, significaba traficar sustancias ilegales.

Hambruna en Corea del Norte
Hambruna en Corea del Norte

La producción de drogas, relata Kim, no era algo nuevo, pero alcanzó su pico en esos años de “Marcha Ardua”.

“Después de que me asignaran la tarea, traje a tres extranjeros del exterior a Corea del Norte, construí una base de producción en el centro de entrenamiento de la oficina de enlace 715 del Partido de los Trabajadores y produje drogas”, relató a la BBC.

Era hielo (metanfetamina). Luego podíamos convertirla en dólares para presentársela a Kim Jong-il”, explicó, como si se tratase de la trama de la serie Breaking Bad, en la que un profesor de química desesperado por conseguir dinero fabrica los cristales de “meta”.

Si bien no tiene evidencias para algo que pasó hace más de 20 años, Corea del Norte tiene una relación de larga data con la producción de otras drogas, como la heroína y el opio. En los últimos años, la metanfetamina se ha popularizado a tal punto que se convirtió en un regalo para el Año Nuevo Lunar. Un informe del New York Times de 2019 señala que los norcoreanos tienen un consumo casual de este estimulante, casi como si se tratase de un cigarrillo, y se la inyectan o la esnifan incluso en las calles pese a sus devastadores efectos.

Consultado sobre el destino de los fondos, Kim explicó: “Para que lo entiendas, todo el dinero de Corea del Norte pertenece al líder norcoreano. Con ese dinero, construía villas, compraba coches, compraba comida, se vestía y disfrutaba de lujos”.

Los beneficios de pertenecer a la élite no le eran ajenos. Entre sus privilegios, recuerda que una tía de Kim Jong-un le dio el uso de un coche Mercedes-Benz y le permitió viajar libremente al extranjero para recaudar dinero. Según afirmó, vendía metales raros y carbón con los que conseguía millones en efectivo. Todo volvía en una maleta.

Pese a los privilegios, todo cambió en 2013. Kim Jong-un, ya en el poder, ordenó la ejecución de su tío, el poderoso vicepresidente Jang Song-thaek. Desde entonces, no se sintió seguro. “Me quedé más que sorprendido, fue un golpe fatal y me horroricé. Inmediatamente sentí que mi vida corría peligro. Sabía que no podía seguir existiendo en Corea del Norte”, relató. Meses después, desertó al Sur.

Kim Jong-il y Kim Jong-un
Kim Jong-il y Kim Jong-un

Así, no ha compartido tantos años con el actual líder supremo comunista, pero lo describió como un joven ansioso por demostrar que es un “guerrero”.

Como ejemplo, aseguró que el joven mandatario, ansioso por dar un golpe, ordenó el asesinato de Hwang Jang-yop, un poderoso funcionario que había desertado en 1997 y criticó al régimen.

Sin embargo, el operativo salió mal y dos militares todavía están encarcelados en Corea del Sur. “En Corea del Norte, el terrorismo es una herramienta política que protege la máxima dignidad de Kim Jong-il y Kim Jong-un. Fue un regalo para demostrar la lealtad del sucesor a su gran líder”, expresó.

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