Los comandantes de las fuerzas armadas de China y la India reunieron el domingo a fin de planificar la separación de fuerzas en las zonas de su disputada donde han estallado combates, informó un portavoz militar indio.
Tras una pausa de dos meses, los dos jefes militares se reunieron en Moldo, en la zona Ladakh del lado chino de la frontera, indicó el coronel Sudhir Chamoli.
No se dieron más detalles. No hubo declaración alguna del lado chino.
Desde febrero, tanto China como la India han retirado unidades de zonas disputadas en Pangong Tso, Gogra y el Valle del Galwan, pero siguen manteniendo fuerzas como parte de un despliegue multidisciplinario.
También han despachado efectivos en Demchok y Depsang, según la prensa india. Ambas partes siguen desplegando unidades en las zonas de vanguardia en Ladakh por segundo invierno consecutivo, en una zona de temperaturas gélidas.
Las conversaciones tienen lugar luego que el comandante indio expresó su frustración por lo que calificó de un masivo despliegue de soldados y equipos por parte de China.
“Sí, es un tema preocupante que la masiva concentración de fuerzas ha ocurrido y sigue ocurriendo, y para mantener ese tipo de despliegue se requiere del desarrollo de cierta infraestructura del lado chino”, expresó el general M.M. Naravane el sábado.
“Eso significa que ellos (China) están allí para quedarse. Estamos vigilando de cerca los acontecimientos, pero si ellos están allí para quedarse, nosotros también estamos allí para quedarnos”, añadió.
Una larga historia de tensiones
El conflicto entre India y China es anterior a la conformación del primero como un país independiente. Desde los tiempos del Raj Británico hay disputas por los límites territoriales. En 1914, representantes británicos llegaron a un acuerdo con el entonces Reino del Tíbet, que fijó como división a la Línea McMahon. Pero China, que luego ocuparía el Tíbet, nunca reconoció ese pacto y reclama para sí cerca de 90.000 kilómetros cuadrados de territorio.
Tras la independencia de la India, los intentos de normalizar las relaciones bilaterales se frustraron rápidamente. En 1959, el primer ministro indio Jawaharlal Nehru realizó una importante visita oficial a Beijing, que terminó alejando posiciones en lugar de acercarlas. Cuando Nehru cuestionó los límites que aparecían en los mapas oficiales chinos, el primer ministro Zhou Enlai le respondió que su gobierno no aceptaba la frontera colonial. Tres años más tarde, estalló la guerra sino-india.
Luego del levantamiento tibetano de 1959, cuando India concedió asilo al Dalai Lama, líder político y espiritual del Tíbet, se produjeron varias escaramuzas en la frontera. Eso llevó a la India a iniciar una política ofensiva, que consistió en establecer puestos de avanzada a lo largo de la frontera, incluso al norte de la Línea McMahon. Tras diversos intentos diplomáticos infructuosos, tropas chinas invadieron y penetraron en la región india de Ladakh el 20 de octubre de 1962.
Gran parte de los combates se desarrollaron en condiciones montañosas extremas, en altitudes superiores a los 4.000 metros y con temperaturas bajo cero. Por lo inaccesible del terreno, tuvo la particularidad de ser una guerra moderna que se desarrolló íntegramente entre fuerzas terrestres, sin participación de la aviación militar.
La guerra terminó cuando China declaró un alto el fuego el 20 de noviembre de 1962. Fueron cuatro semanas que dejaron miles de muertos en el lado de India. Si bien las fuerzas chinas se retiraron, lograron capturar y mantener el Aksai Chin, un corredor estratégico que une el Tíbet con el oeste de China. Delhi reclama como propia toda esa región, al igual que el cercano valle de Shaksgam, en el norte de Cachemira.
Cinco años después se produjo el conflicto de Nathu La, el paso montañoso más alto de la India en el estado nororiental de Sikkim, que está situado entre Bhután, el Tíbet chino y Nepal. Durante una serie de enfrentamientos, que incluyeron el intercambio de fuego de artillería, se estima que murieron 80 soldados indios y hasta 400 chinos.
En 1975 se produjo el último cruce en el que se registraron disparos y víctimas mortales. Se lo conoce como la emboscada de Tulung La. Cuatro soldados indios murieron cuando una patrulla de fusileros fue emboscada por soldados chinos en ese paso ubicado en el estado de Arunachal Pradesh. Delhi culpó a Beijing por cruzar a territorio indio, pero China desestimó la acusación.
Desde ese momento, transcurrieron 42 años de relativa tranquilidad, hasta que las tensiones reaparecieron en 2017. Durante meses, India y China mantuvieron un enfrentamiento a gran altitud sin disparos en la región de Doklam de Bután, después de que el ejército indio enviara tropas para impedir que China construyera una carretera en la zona. La meseta de Doklam es estratégica, ya que da a China acceso al llamado “cuello de gallina”, una delgada franja de tierra que conecta los estados del noreste de la India con el resto del país. Lo reclaman tanto China como Bután, un aliado de la India. La desescalada llegó después de largas conversaciones de alto nivel.
La pandemia no fue suficiente para que las partes decidieran suspender, al menos por un tiempo, sus diferencias. La temperatura empezó a aumentar en mayo del 2020, después de que varios soldados indios y chinos resultaran heridos en un combate a puñetazos a gran altura en la frontera del estado de Sikkim. El Gobierno indio sostuvo que tropas chinas invadieron la línea de demarcación más al oeste, en la región de Ladakh, y que en consecuencia decidió movilizar a sus soldados a posiciones opuestas.
(Con información de AP y AFP)
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