Fuentes de inteligencia británicas acusaron al espionaje ruso de robar secretos de la fórmula de Oxford/AstraZeneca para que Moscú desarrolle su propia vacuna contra el COVID, y que esos datos habrían sido usados para la elaboración de la Sputnik V, que fue la primera en ser aplicada en el mundo por fuera de ensayos clínicos.
Los tabloides británicos The Sun y Daily Mail citaron a fuentes no identificadas de la inteligencia británica que aseguraron que un infiltrado ruso logró conseguir la información clasificada. No se trataría entonces de un hackeo, sino un robo físico de los valiosos documentos sobre las entonces incipientes investigaciones sobre el inmunizante.
Las fuentes consultadas no especificaron si se trató de un archivo o incluso de un frasco del líquido bajo investigación para ser analizado en Rusia.
Consultado por las denuncias, el ministro del Interior del gobierno de Boris Johnson, Damian Hinds, respondió que no puede comentar sobre el caso, aunque no negó la posibilidad que haya ocurrido. “Hay estados extranjeros que constantemente quieren poner sus manos en información sensible, incluyendo secretos comerciales y científicos y propiedad intelectual”, sostuvo.
Sputnik V utiliza una tecnología de vector viral no replicativo, la misma que la fórmula de AstraZeneca: un virus latente (sin el gen responsable de su reproducción) para transportar el agente inmunitario. Otras tecnologías son de ARN mensajero, virus inactivado o subunidades proteicas.
En abril de 2020, semanas después de desatada la pandemia, Oxford y el laboratorio anglosueco anunciaron el pronto inicio de ensayos humanos de una fórmula. Un mes después, el Kremlin anunció que también estaba en deasrrollo y rápidamente, en agosto, el presidente ruso, Vladimir Putin, dio un mensaje asegurando que su país había ganado la “carrera” mundial para prseentar la primera fórmula.
Según resaltó The Sun, los equipos de seguridad están convencidos de que la fórmula fue copiada.
Además, dijeron estar “más del 95 por ciento” seguros de que los hackers rusos patrocinados por el Estado habían atacado a organismos del Reino Unido, Estados Unidos y Canadá durante el desarrollo de las vacunas.
Por su parte, el Fondo Ruso de Inversión Directa emitió un comunicado desmintiendo la información: “Los informes de los medios de comunicación del Reino Unido de que la Sputnik V rusa se basó supuestamente en la investigación de la vacuna de Oxford/AstraZeneca es otra noticia falsa y una mentira descarada basada en fuentes anónimas”, sostuvo. Y agregó que esa versión “es impulsada por quienes se oponen al éxito de una de las vacunas más eficaces y seguras del mundo” y que “tales ataques son muy poco éticos ya que socavan el esfuerzo de vacunación mundial.
Hasta el momento, Rusia ha desarrollado cuatro vacunas: Sputnik V, EpiVacCorona, CoviVac y Sputnik Light (dosis única). No obstante, por el momento ninguna ha sido autorizada por la Organización Mundial de la Salud. En paralelo, su población tiene una tasa de vacunación por debajo del promedio mundial (35%-46%), con solo el 30,8% con el esquema completo y 33,9% con al menos una dosis.
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