El Premio Nobel de Medicina fue otorgado este lunes a David Julius y Ardem Patapoutian “por sus descubrimientos de los receptores de la temperatura y el tacto”, en la apertura de la temporada 2021 de los célebres galardones, informó la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska de Estocolmo.
Sus descubrimientos “han explicado cómo el calor, el frío y el tacto pueden iniciar señales en nuestro sistema nervioso. Los canales iónicos identificados son importantes para muchos procesos fisiológicos y enfermedades”, destacaron los organizadores.
También, señalaron que las investigaciones de los ganadores estadounidenses se centran en dilucidar sus funciones en una variedad de procesos fisiológicos y sus resultados se utilizan para desarrollar tratamientos para una serie de enfermedades, incluido el dolor crónico.
Los galardonados se impusieron a los favoritos, la húngara Katalin Karico y el estadounidense Drew Weissman, pioneros de las vacunas ARN y profesores de la Universidad de Pensilvania.
A finales de los años 90, David Julius, de la Universidad de California en San Francisco (EEUU), vio la posibilidad de realizar grandes avances al analizar cómo el compuesto químico capsaicina provoca la sensación de ardor que sentimos al entrar en contacto con el picante de los ajíes y chiles. ¡Se había encontrado el gen que detecta la capsaicina!
Cuando Julius investigó la capacidad de la proteína para responder al calor, se dio cuenta de que había descubierto un receptor sensor del calor que se activa a temperaturas percibidas como dolorosas.
Mientras se desarrollaban los mecanismos de la sensación de temperatura, seguía sin estar claro cómo los estímulos mecánicos podían convertirse en nuestros sentidos del tacto y la presión. Ardem Patapoutian, que trabaja en el Scripps Research de La Jolla (California, EEUU), quería identificar los esquivos receptores que se activan con los estímulos mecánicos.
Patapoutian y sus colaboradores identificaron por primera vez una línea celular que emitía una señal eléctrica medible cuando se pinchaban células individuales con una micropipeta. El equipo consiguió identificar un único gen cuyo silenciamiento hacía que las células fueran insensibles a los pinchazos con la micropipeta. Se había descubierto un nuevo canal iónico mecanosensible totalmente desconocido y se le dio el nombre de Piezo1.
“Los revolucionarios descubrimientos de los canales TRPV1 (receptor de capsaicina), TRPM8 (receptor activado por el frío) y Piezo (canal iónico mecanosensible) han permitido entender cómo el calor, el frío y la fuerza mecánica pueden iniciar los impulsos nerviosos que nos permiten percibir y adaptarnos al mundo que nos rodea”, explicó el comunicado de prensa.
Como todavía era de noche en la costa oeste de Estados Unidos, la Fundación Nobel tuvo dificultades para contactar con los dos galardonados, explicó. “Hablamos con ellos por teléfono en el último minuto, primero conseguimos el número de teléfono de un padre y de una cuñada”.
La Fundación publicó una foto familiar de Ardem Patapoutian en cama, mientras su hijo le felicitaba.
El anuncio ha desbaratado los pronósticos de los expertos, aunque David Julius figura desde 2014 en la larga lista de científicos aspirantes al Nobel del organismo Clarivate. Y en 2019 ganó el Breakthrough Prize, dotado con 3 millones de dólares (2,60 millones de euros) y creado por los fundadores de Google y Facebook.
“Nunca te esperas que estas cosas pasen (...) Pensé que era una broma”, declaró a la radio pública sueca.
“Dudas”
“Sería un error del comité Nobel no darle el premio de este año a la vacuna ARN mensajero, incluso si es un poco arriesgado”, había declarado Ulrika Björkstén, jefa del servicio de ciencias de la radio pública sueca. Indicó que sus trabajos podrían ser galardonados el miércoles en química, si no lo son en medicina.
Muchos creían que los dos científicos, que ocupan cargos importantes en el laboratorio alemán BioNTech, podrían tener que esperar su turno.
El comité Nobel es conocido por su tendencia de dejar pasar años o décadas, por prudencia científica, antes de otorgar el premio, y a menudo prefiere a quienes no han hecho fortuna con su descubrimiento.
En teoría, el testamento Nobel buscaba recompensar las acciones del año transcurrido, pero esa consigna no ha sido respetada desde 1901. “Ellos serán ciertamente considerados en los próximos años, pero tengo dudas sobre este año”, especuló David Pendlebury, de la organización Clarivate, que cada año actualiza una lista de potenciales ganadores.
El año pasado, en plena pandemia, el premio de 2020 fue para los tres virólogos que descubrieron el virus responsable de la hepatitis C.
La temporada de los Nobel continúa el martes en Estocolmo con física y miércoles con química, antes de los dos más esperados, de literatura el jueves y de paz el viernes, este último anunciado en Oslo.
El premio de economía será revelado el lunes de la próxima semana.
Aunque el proceso de selección y anuncio de los premiados seguirá la pauta habitual, no ocurrirá lo mismo con su entrega: la Fundación Nobel comunicó hace un par de semanas que la ceremonia del 10 de diciembre tendrá un formato reducido y que los galardones serán entregados en los países de origen o residencia de los distinguidos.
Falta por saber si el Comité Nobel noruego hará lo mismo con el premio de la Paz, que se falla y entrega en Oslo por deseo expreso del creador de los centenarios premios, el magnate sueco Alfred Nobel, ya que Noruega formaba parte en su época del Reino de Suecia.
Todos los Nobel siguen un proceso de elección similar: científicos, académicos o profesores universitarios nominan a sus candidatos y los distintos comités Nobel establecen varias cribas para elegir al ganador o ganadores, hasta tres por premio.
Y tienen la misma dotación económica, este año de 10 millones de coronas suecas (980.000 euros, 1,1 millones de dólares).
SIN CLAROS FAVORITOS EN LITERATURA Y PREMIO DE LA PAZ
Los dos Nobel que más expectación generan cada año, el de Literatura y el de la Paz, se presentan esta vez sin favoritos claros en las quinielas previas.
Así, para el de Literatura aparecen clásicos de las especulaciones en los últimos años como el japonés Haruki Murakami, el keniano Ngugi Wa Thiongo y la guadalupeña Maryse Condé.
Entre quienes suenan a suceder a la poetisa estadounidense Louis Glück en el palmarés del premio figuran también otra lírica como la canadiense Anne Carson, su compatriota la narradora Margaret Atwood y la novelista rusa Lyudmila Ulitskaya.
Las quinielas para el Nobel de la Paz, que el año pasado premió al Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, están dominadas por candidatos relacionados con la defensa de los periodistas, el medio ambiente y temas sanitarios.
El Comité para la Protección de los Periodistas, Reporteros sin Fronteras, la Organización Mundial de la Salud, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y la activista medioambiental sueca Greta Thunberg son algunos de los nombres que suenan para ganar este prestigioso premio.
SOLO EL 6% DE LOS GALARDONADOS SON MUJERES
Desde que en 1901 se falló la primera edición de los premios, los Nobel -que han quedado desiertos en 49 ocasiones- han distinguido a 930 personas y 25 organizaciones, algunas varias veces, como el Comité Internacional de la Cruz Roja, el bioquímico estadounidense Linus Pauling o la científica Marie Curie.
Curie ganó el de Física en 1903, compartido con su esposo Pierre y Henri Becquerel, y el de Química en solitario en 1911, una rareza en el palmarés de los Nobel, en los que no obstante las mujeres tienen un papel marginal.
Apenas el 6% del total de premiados son mujeres (57 en total), y casi la mitad de ellas (28), han sido distinguidas en las dos últimas décadas.
En la última edición fueron cuatro las galardonadas: la estadounidense Andrea Ghez (Física), su compatriota Jennifer A. Doudna y la francesa Emmanuelle Charpentier (Química), y la también estadounidense Louise Glück (Literatura).
(Con información de AFP y EFE)