China pretende cada vez más infiltrarse y coaccionar en la escena mundial, y sus operaciones se asemejan a las de Rusia, según un reciente informe de un centro de estudios vinculado al ejército francés.
El Instituto de Investigación Estratégica de la Escuela Militar Francesa, una unidad independiente de las fuerzas armadas del país conocida como IRSEM, afirmó haber observado un cambio en el comportamiento del régimen de Beijing.
“Durante mucho tiempo, podríamos decir que China, al contrario que Rusia, buscaba más ser amada que temida”, decía el informe, publicado la semana pasada, según informa la CNBC.
Pero añade que las “operaciones de influencia de Beijing se han intensificado considerablemente en los últimos años y sus métodos se parecen cada vez más a los aplicados por Moscú”. El documento de investigación, de más de 600 páginas, es obra de Paul Charon y Jean-Baptiste Jeangene Vilmer, expertos en política y asuntos exteriores chinos.
El informe francés describe diferentes áreas en las que las autoridades chinas han buscado ampliar su poder. Entre ellos, los medios de comunicación, donde el país asiático ha invertido 1.300 millones de euros (1.520 millones de dólares) al año desde 2008 “para controlar mejor su imagen en el mundo”.
También menciona la coerción económica, sobre todo negando el acceso al mercado a los inversores extranjeros, e imponiendo embargos, aranceles y boicots. China impuso importantes restricciones comerciales a los productos australianos el año pasado, después de que el país oceánico solicitara una investigación sobre los orígenes de la pandemia de COVID-19.
Además, el informe al que tuvo acceso CNBC también señala que el régimen ha intentado influir en el resultado de las elecciones durante la última década, al menos en diez comicios de siete países. Los funcionarios de inteligencia estadounidenses también denunciaron que Rusia intentó lo mismo durante las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos.
El tema de la coacción en las relaciones internacionales también fue mencionado a principios de esta semana por los líderes de Estados Unidos, India, Japón y Australia. Sin nombrar a China, los cuatro países dijeron que están comprometidos con una región Indo-Pacífica libre y abierta que “no se deja intimidar por la coerción”.
Francia ha sido una de las naciones occidentales más escépticas con respecto a los esfuerzos de Estados Unidos para limitar algunas de las acciones de China.
El presidente galo, Emmanuel Macron, critica a China por los abusos de los derechos humanos, pero considera que la Unión Europea debe colaborar con la nación asiática, especialmente en lo que respecta al cambio climático.
En febrero pasado, el mandatario declaró que una situación para unirse todos juntos contra China “es un escenario de la mayor conflictividad posible”, según el medio Politico.
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