La crisis del combustible en Gran Bretaña ha provocado más peleas entre los frustrados automovilistas en las estaciones de servicio, en medio de temores de que la escasez de gasolina podría durar hasta finales de octubre.
Desde el viernes, los conductores provocaron enormes atascos en las gasolineras, en lo que el gobierno calificó de movimiento de pánico, después de que algunos distribuidores anunciaran cierres de surtidores por falta de camioneros para llevar el combustible desde las terminales de almacenamiento.
En varias gasolineras la tensión estalló, con los automovilistas acusándose mutuamente de saltar las colas o de tomar demasiado combustible. El último episodio violento reportado por la prensa británica tuvo lugar este martes en Epping, en la región de Essex. La pelea comenzó cuando un hombre comenzó a lanzar puñetazos y patadas contra otro que se había llevado el preciado combustible, gritando repetidamente: “No lo necesitabas”. La pelea fue disuelta por otros conductores.
Ayer había surgido un video de dos hombres golpeándose y pateándose entre sí en una estación de servicio de Londres.
También se difundieron imágenes de un hombre sosteniendo lo que parece ser un cuchillo gritándole a un conductor afuera de una estación de servicio en Welling, al sureste de Londres. Luego, el video mostró el automóvil chocando contra el presunto hombre con cuchillo, quien luego fue llevado por varios metros sobre el capó.
En medio de la desesperación por la gasolina y la escasez de bidones, otros buscan soluciones más “creativas”. Dos hombres fueron filmados llenando de gasolina un balde forrado con papel, algo ilegal y potencialmente peligroso, ya que el combustible seguramente puede filtrarse a través de un recipiente no apto para ese uso.
También ya se reportan ladrones que están extrayendo gasolina de los automóviles perforando los tanques de los vehículos estacionados.
En medio de los crecientes disturbios y de las colas, que ya están en su sexto día consecutivo, cada vez más sectores de la economía y de los servicios públicos se ven afectados por la escasez, con la la cancelación de autobuses escolares, la interrupción de las entregas de sangre, las enfermeras durmiendo en las salas y hasta un tercio de los típicos taxis negros de Londres estacionados con los tanques vacíos.
En Gales, una ambulancia averiada quedó varada durante cuatro horas, ya que las grúas de recuperación no tenían combustible. En consecuencia, un paciente vulnerable no pudo llegar al hospital para una cita médica.
Algunas escuelas estaban considerando volver a la enseñanza a distancia, abandonada desde el levantamiento de las restricciones contra el covid-19. “Para muchos profesores, utilizar el transporte público simplemente no es una opción”, afirmó Patrick Roach, secretario general del sindicato NASUWT.
Si por el cierre de escuelas o retorno de las clases en línea, los alumnos debían quedarse de nuevo en casa, los padres también tendrían que hacerlo y buena parte de la economía recientemente reactivada volvería a sufrir.
Aún así, el gobierno británico y los responsables del sector afirmaron el martes ver signos de “estabilización” en una crisis que llevó a médicos y otros trabajadores esenciales a temer por su capacidad para seguir trabajando.
La escasez de camioneros empezó hace meses, impulsada por la pandemia y el Brexit. El problema también afecta al abastecimiento de los supermercados y los establecimientos de comida rápida, entre otros.
Unison, gran organización que representa al sector público, pidió al gobierno de Boris Johnson que utilizase sus poderes de emergencia para designar ciertas estaciones de servicio para ser utilizadas por los trabajadores en sectores claves.
Pero en una aparición el martes por la tarde en las televisiones británicas, el primer ministro aseguró que la crisis está remitiendo.
“Vemos que la situación mejora: los industriales nos dicen que las entregas se están reanudando en las gasolineras de forma normal”, aseguró, dando a entender que de ser así el gobierno no tomará cartas en el asunto.
El lunes por la noche, su ejecutivo había pedido al ejército que se mantuviera preparado para intervenir “si fuera necesario”. Y anteriormente, ya había anunciado una relajación temporal de las normas de inmigración posbrexit para atraer a más camioneros extranjeros.
También Brian Madderson, presidente de la asociación de gasolineras, señaló que “los altísimos niveles de demanda observados durante el fin de semana han disminuido”. Y dijo a Sky News que sus miembros “ven los primeros signos de vuelta al equilibrio”.
Su asociación, que representa al 65% de las gasolineras del Reino Unido, aseguró observar los “primeros indicios” de que la crisis en los surtidores está terminado, cuando ya solo 37% de sus estaciones miembros sufrían problemas de suministro.
Sin embargo, otras fuentes de la industria dijeron al diario The Times que la interrupción podría continuar durante semanas, incluso si las compras de pánico desaparecen, debido al tiempo que tomaría reabastecer las estaciones de servicio. Una fuente dijo que esperaban que la petrolera BP siguiera abordando los problemas durante el próximo mes.
La oposición laborista no perdió por su parte la oportunidad para atribuir esta crisis del combustible a la “total incompetencia” del gobierno de Johnson y a su “gestión del Brexit”.
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