El ejército surcoreano aseguró este miércoles que la tecnología de misiles hipersónica, que Pionyang afirmó haber probado durante la jornada del martes, está en una etapa inicial de desarrollo y que tanto Seúl como Washington tienen capacidad para contrarrestarla.
Seúl considera que “se encuentra en una fase temprana de desarrollo y estima que será necesario un periodo de tiempo considerable hasta que se desplieguen estos ‘misiles hipersónicos’, que Corea del Norte dijo haber lanzado ayer a modo de prueba”, aseguró el Estado Mayor Conjunto (JCS) sureño en un comunicado.
“Actualmente, se considera que los activos conjuntos de la República de Corea (nombre oficial de Corea del Sur) y Estados Unidos se encuentran a un nivel capaz de detectar e interceptarlos”, concluye el escrito.
El comunicado llega horas después de que Pyonyang aseguró haber probado por primera vez el martes un misil hipersónico. El lanzamiento del misil, bautizado como Hwasong-8, fue realizado por la Academia de Ciencias de la Defensa desde Toyang-ri, provincia de Chagang (norte), aunque no contó con la presencia del dictador norcoreano, según informó hoy la agencia estatal KCNA.
Este tipo de tecnología en su mayor parte sigue en desarrollo a nivel global y muy pocos países -se cree que solo Rusia y China- parecen tenerla plenamente operativa.
Según la propaganda norcoreana, la prueba ha servido para impulsar este arma cuyo desarrollo “es una de las cinco principales prioridades del plan quinquenal en el terreno de las armas estratégicas” planteado en el congreso del partido único del pasado enero.
Durante la prueba del misil -del que KCNA publica tan solo una foto en su fase de ignición- los científicos de la academia asesoraron “el control de navegación y la estabilidad del misil”, incluyendo la “maniobrabilidad” del sistema de guíado y la capacidad de planeo de la ojiva.
Los misiles o vehículos hipersónicos técnicamente rompen en vuelo al menos cinco veces la barrera del sonido, es decir superan los 6.177 kilómetros por hora, y el hecho de que puedan volar a escasa altura y trazar trayectorias no parabólicas los convierte en un arma táctica muy difícil de interceptar.
Este último test norcoreano ejemplifica la reciente escalada armamentística en la península.
Pionyang ya probó hace dos semanas dos misiles balísticos y uno de crucero, una serie de test a la que Seúl respondió probando su primer misil balístico lanzado desde un submarino (SLBM) y anunciando varios nuevos desarrollos de peso.
Aunque en la última semana parece haber enviado mensajes más conciliadores a Seúl, Pionyang, que este año reactivó también instalaciones capaces de producir combustible que puede servir para bombas atómicas, sigue sin responder a la oferta de Washington para reactivar el diálogo sobre desnuclearización, estancado desde 2019.
(Con información de EFE)
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