Un ex miembro del Cuerpo de Marines Reales del Reino Unido se convirtió en la primera persona en completar con éxito el cruce del Océano Atlántico a remo y sin apoyo desde Nueva York hasta la Europa continental.
Dave “Dinger” Bell llegó a Newlyn, Inglaterra, al mediodía del domingo luego de pasar 119 días solo en el mar, sufrir enormes tormentas y ser picado por una medusa. Además, el hombre de 49 años, oriundo de la pequeña localidad inglesa de Bere Regis, reveló que tiene miedo a las aguas abiertas.
“No volveré a hacer nada peligroso nunca más”, declaró Bell a su llegada al puerto de Newlyn, celebrando su aventura con una taza de café y un plato de pollo y pasta. En la orilla fue recibido por varias personas que le dieron la bienvenida, entre ellas su pareja, su hermano y su padre.
La expedición fue autofinanciada y partió el 31 de mayo desde Nueva York en una embarcación de 24 pies (7,3 metros) impulsada con remos y equipada con paneles solares que recargaban equipos de radio y satélite para enviar actualizaciones diarias a su equipo, monitores meteorológicos y un purificador de agua. Los fondos recaudados se destinaron a dos organizaciones benéficas, The SBS Association y Rock 2 Recovery UK.
Su equipo afirmó que es la primera persona que rema en solitario y sin apoyo desde Norteamérica hasta Europa, un viaje de 3.000 millas (unos 4.800 kilómetros) que es especialmente peligroso debido al clima frío y a las fuertes corrientes. Los organizadores del viaje contaron que Bell remaba un promedio de 12 horas al día y pasaba las noches acurrucado en el interior de la embarcación.
“Fue una mezcla épica de emociones; sentí toda la gama. Las cosas que se sienten en el mar son siempre enormemente exageradas”, contó Bell en las redes sociales tras su llegada a tierra firme.
Y añadió: “Cuando el océano estaba en calma, el silencio era el más profundo que he experimentado nunca. Luego hubo otros momentos en los que el tiempo jugó en mi contra, como en la Isla de Scilly, cuando una combinación de corrientes y fuertes vientos casi me empuja hacia las rocas. Lo que más miedo me dio fue la incertidumbre: cuando salí de Nueva York estaba temblando físicamente y me sentía mal. Y cuando esperaba que llegara la primera tormenta, no tenía ni idea de cómo se las arreglaría mi barco: hay que echar el ancla, sentarse bien y esperar a salir del otro lado”.
La prensa británica explicó que, debido a las cambiantes condiciones meteorológicas y a los vientos entrantes, decidió recalar en Newlyn, en lugar de la ciudad portuaria Falmouth, como estaba previsto. Su esfuerzo final consistió en remar sin parar durante 40 horas después de meterse en un clima difícil frente a las Islas Scilly. “No quería terminar en las Scillies, quería llegar a tierra continental. Era una carrera contrarreloj”, recordó.
El grupo que monitoreó su hazaña señaló que “fueron un par de días muy duros esperando a que llegara”, y que fue recibido por un bote salvavidas de la organización de caridad Royal National Lifeboat Institution (RNLI) que le ayudó a guiarlo durante las últimas tres millas hasta el encuentro con su familia.
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