El candidato socialdemócrata Olaf Scholz, cuyo partido encabezó por escaso margen las legislativas del domingo en Alemania, dijo este lunes que los conservadores deberían pasar a la oposición, tras ocupar el segundo lugar.
“La CDU y la CSU (que forman la coalición conservadora) no solamente han perdido votos, también han recibido el mensaje de los ciudadanos de que ya no deberían estar en el gobierno sino en la oposición”, afirmó desde la sede de su partido Scholz, que también reivindica formar un ejecutivo de coalición.
Los alemanes “quieren que haya un cambio en el gobierno y [...] también quieren que el próximo canciller se llame Olaf Scholz”, había asegurado horas antes.
En Alemania no son los votantes los que eligen directamente al jefe de gobierno, sino los diputados, una vez formada la mayoría. Pero esta vez la mayoría es especialmente complicada de formar, ya que debe reunir a tres partidos - la primera vez que esto ocurre desde los años 1950 - debido a la fragmentación del voto.
Los socialdemócratas del SPD se proyectan como ganadores con 25,7% de los votos, según resultados preliminares publicados el lunes en el sitio web de la comisión electoral. La alianza conservadora de la Unión Cristiano-Demócrata (CDU), de Merkel, y su aliado bávaro, la CSU, encabezada por Armin Laschet, obtendría 24,1%, el peor resultado en su historia de siete décadas. Los Verdes aparecen de terceros con 14,8%, seguidos del liberal FDP con 11,5% y el ultraderechista Alternativa para Alemania con 10,3%.
Tanto Scholz, de 63 años, como Laschet, de 60, dijeron que pretenden tener un gobierno instalado antes de navidad.
“Los votantes han hablado de forma muy clara”, dijo Scholz el lunes. “Fortalecieron a tres partidos: los Socialdemócratas, los Verdes y los Demócratas Liberales, de modo que este es el mandato visible que han dado los ciudadanos de este país: estos tres partidos deberían liderar el próximo gobierno”.
En este sentido, el candidato a canciller ha hecho hincapié en que estos tres partidos “tienen suficientes intersecciones” para formar una coalición, si bien ha apuntado que las conversaciones para ello deben llevarse a cabo con “pragmatismo y calma”.
Este proceso de definición del nuevo gobierno podría sumir a la primera economía europea en un largo periodo de parálisis política mientras duren las negociaciones entre partidos.
Tras las últimas elecciones, en 2017, se necesitaron más de seis meses para alcanzar un acuerdo y formar la actual gran coalición de conservadores y socialdemócratas.
Para los democristianos, las “pérdidas son amargas”, admitió Paul Ziemak, número dos de la CDU. Su partido nunca había caído por debajo del 30% de los votos. En 2017, alcanzó 32,8%.
¿Quién tendrá la llave de gobierno?
Los Verdes, liderados por Annalena Baerbock, que durante un tiempo aparecían como favoritos, tienen suficiente apoyo para incidir en la definición del próximo gobierno.
Igualmente, los liberales del FDP recabaron suficiente apoyo para tener la llave del gobierno y convertirse en un actor ineludible para una futura coalición.
Por su parte, los ultraderechistas del AfD, cuya entrada en el Bundestag en las elecciones de 2017 fue muy comentada, confirmarían su permanencia en el tablero político de Alemania. Sin embargo, con entre el 10% y el 11% de los votos, este partido islamófobo debilitado por sus problemas internos, registraría un leve retroceso respecto a los anteriores comicios (12,6%).
Si la tendencia se confirma, Scholz podría estar en posición de suceder a Merkel y desencadenar el “cambio” que prometió al final de su campaña.
Los Verdes se reservan la posibilidad de aliarse tanto con el SPD como con la derecha, afirmando que lo que desean, por encima de todo, es promover su programa para luchar contra el cambio climático.
(Con información de AFP y Europa Press)
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