Continúa la incertidumbre sobre los problemas financieros del gigante inmobiliario chino Evergrande, que entró este viernes en una prórroga de 30 días para hacer frente al pago de los intereses de un paquete de bonos ‘offshore’ cuyo plazo vencía el jueves.
Si bien la principal subsidiaria del grupo, su filial inmobiliaria, había prometido que cumpliría con sus obligaciones con un conjunto de bonos cotizados en yuanes a través de la Bolsa de Shenzhen -que también vencía el jueves-, Evergrande todavía no se ha pronunciado sobre si hará lo propio con los citados bonos offshore.
El pago de los bonos chinos ascendería a unos 36 millones de dólares, mientras que la cantidad que habría de abonar en esta tanda de pagos de intereses offshore es de unos 84 millones de dólares.
La economista jefe de Natixis para Asia-Pacífico, Alicia García-Herrero, cree que en este último caso se llevará a cabo una reestructuración con una quita “elevada”, de “al menos el 50 %”: “No creo que vayan a pagarlo en su totalidad. Los bonistas internacionales tendrán que aceptar la quita, muchos de ellos han entrado a través de banca privada”, afirmó a la agencia de noticias Efe.
A ello hay que sumar que el próximo 29 de septiembre se cumple el plazo para pagar otros 47,5 millones de dólares de otro conjunto de bonos denominados en dólares y cotizados en el extranjero.
Acerca de los bonos ‘onshore’ en yuanes, García-Herrero cree que la solución será diferente, y pronostica un alargamiento de los plazos sin que se reduzca la deuda nominal.
La situación ha provocado que Evergrande haya vivido las dos últimas jornadas bursátiles en una auténtica montaña rusa: si bien ayer se disparaba un 17,6% tras la promesa de que pagaría los bonos chinos, el hecho de que no cumpliese con la fecha para afrontar el pago de intereses de los ‘offshore’ hacía que sus acciones se derrumbaran un 11,6% hoy.
Prensa oficial: “No es demasiado grande para caer”
Mientras tanto, continúa el silencio oficial en China: las autoridades siguen sin intervenir, al menos de manera pública, y el aparente desinterés de la prensa oficial por el tema contrasta con las portadas que copa desde hace días en los medios internacionales.
Algunas de las cabeceras más importantes a nivel global afirman que China ha exigido a Evergrande que no incurra en el impago de sus bonos ‘offshore’, mientras que otras aseguran que el régimen de Xi Jinping está pidiendo a las autoridades locales que se preparen para la caída de la compañía.
Uno de los pocos medios oficiales que se ha pronunciado abiertamente sobre el asunto es el diario nacionalista Global Times, que publicó anoche un artículo que recopila opiniones de analistas locales y asegura que las noticias sobre el caso de Evergrande y su influencia en la economía china suponen una “falta de profesionalidad”.
En declaraciones al citado diario, Cong Yi, profesor de la Universidad de Finanzas y Economía de Tianjin explica que la crisis de Evergrande “no es inesperada” debido a que el crecimiento del conglomerado ha venido del “acaparamiento de capital” y de entrar en sectores no relacionados, como el del agua embotellada o los vehículos eléctricos, en los que tiene filiales.
Cong aseguró que Evergrande “no es demasiado grande para caer” y que es “demasiado pronto” para hablar de un rescate gubernamental, algo que, en su opinión, “no encaja con los principios” de las autoridades de Beijing.
Medidas políticas
De hecho, según García-Herrero, la situación “no es una sorpresa para el Gobierno chino”, que ya había tomado medidas para “acotar el tamaño” del sector inmobiliario y de su deuda al tiempo que trataba de limitar el impacto sobre el crecimiento económico.
Entre esas medidas, la analista destaca la política conocida como “tres líneas rojas”, impulsada por Beijing el año pasado para tratar de atajar el problema del creciente endeudamiento de grandes inmobiliarias como Evergrande.
Con esto, el régimen limitó el acceso a la financiación bancaria a las promotoras que acumulasen un nivel excesivo de pasivos frente a los activos (superior al 70%), que excedieran ciertos niveles de apalancamiento o que no dispusieran de liquidez suficiente para hacer frente a las deudas a corto plazo.
Ahora, la pregunta es qué ocurrirá con la compañía: otro analista citado por Global Times habla sobre la posibilidad de que las autoridades locales se hagan cargo de ella tras una reestructuración, y también advierte que estarían barajando medidas políticas contra Evergrande y revisando otras que atañen al sector en su conjunto.
García-Herrero cree que el proceso pasará por despedazar el conglomerado en distintas unidades, de las que algunas se cerrarán.
“China no quiere tener empresas tan sistémicas porque son difíciles de gestionar y crean ‘riesgos morales’, por lo que el Gobierno se ve obligado a intervenir y a salvar empresas solo por su tamaño”, explica.
(Con información de EFE)
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