El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se dirigió el jueves ante la 76° Asamblea General de las Naciones Unidas a través de un mensaje pregrabado que originalmente estaba previsto para el jueves pero que fue pospuesto por la organización.
En un mensaje de apenas 6 minutos plagado de referencias a crisis históricas y “civilizatorias”, Bukele insistió con aprovechar la oportunidad que abre el momento actual “para analizar el camino” tomado.
Además, vaticinó que el mundo se está dirigiendo “hacia otra crisis”, quizás “mucho más grande”, que comparó con lo ocurrido en “la Segunda Guerra Mundial después de la Gran Depresión”.
Esto podría producirse, según él porque estamos “en un mundo cada vez más acelerado, más desunido, más ansioso, más pesimista y más individualista”.
En una referencia a su paso por la misma asamblea, dos años atrás, aprovechó para hablar de la obsolesencia del organismo: “La misma Asamblea General que hace muchos años generaba optimismo, se estaba acercando a la obsolescencia. Lo probé con una seflie, para demostrale al mundo que el mundo estaba cambiando y que sigue cambiando y que es nuestro deber entenderlo para usar nuestro potencial para cuidarlo y resolver los problemas que podamos resolver”.
Según él, ese fue el primer paso para demostrar que “en El Salvador estábamos empezando a entenderlo”. Pero “este año, estoy de nuevo acá viendo como no entendimos ese aviso y nos estamos dirigiendo de nuevo a otra crisis”.
Además, en una referencia a él mismo y las críticas recientes que recibió por parte de la comunidad internacional por la vulneración de mecanismos democráticos, afirmó: “Es un mundo en el que si alguien quiere hacer las cosas diferentes se le ataca”. El presidente también ha sido cuestionado por su decisión de imponer el bitcoin como moneda de circulación legal en el país centroamericano.
Bukele afirmó que no pediría “la refundación del multilateralismo”, sino que anunció la intención de su país de ir hacia un nuevo camino “hacia el desarrollo, que sea un ejemplo para otros países y que enseñe el futuro en el que queremos vivir”.
Con citas al pensador chino Confucio y al filósofo alemán Goethe, el mandatario se refirió a la construcción de un futuro en el que las personas hagan lo que les gusta. “Y por eso lo harán bien, porque les gusta. Donde la economía es un medio, y no un fin”.
“Invitamos a las personas de todo el mundo, que también piensan de esta manera y que todavía no han sido absorbidas por la hipercomunicación del sistema. Dios ya decidió si seremos exitosos. Ese es nuestro destino. Haremos nuestro mayor esfuerzo para alcanzarlo”, cerró el mandatario salvadoreño.
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