En 2017, el empresario Xu Jiayin (en cantonés, Hui Ka Yan) y su imperio inmobiliario China Evergrande Group estaban en auge y parecía que nada podía con ellos. Sin embargo, el mundo de los negocios está lleno de ejemplos de cómo el éxito más impactante puede terminar en la ruina.
El valor de la empresa en ese entonces rondaba los 24.400 millones de yuanes (3.800 millones de dólares), el más alto de su historia y un 160% más que el promedio de los tres años anteriores. El precio de sus acciones en Hong Kong había subido a un récord de 31,55 dólares hongkoneses (4,04 dólares estadounidenses) en octubre de 2017, multiplicando por seis el valor de un año antes.
Xu era el mayor accionista de la empresa, con una participación del 77,2% a finales de 2017, y el aumento del valor de las acciones lo puso al frente en la Lista de Ricos de China de Hurun, que estimó su patrimonio neto en 43.000 millones de dólares. Al mismo tiempo, el Guangzhou Evergrande F.C., el club de fútbol que compró en 2010, ganó la Superliga china por séptimo año consecutivo, un logro nunca antes conseguido por ningún equipo del país.
China vivía un boom inmobiliario sin precedentes, ayudado por el dinero fácil y las expectativas de que los precios seguirían subiendo. La confianza de Xu en el mercado lo llevó a pedir prestado grandes sumas de dinero para ampliar su negocio. Continuó con su estrategia de endeudamiento sin importarle que los reguladores habían manifestado su preocupación a finales de 2016, sumado a los nuevos controles a la financiación del sector inmobiliario como parte de una campaña más amplia para terminar con la especulación.
A finales de 2017, el endeudamiento de Evergrande era un 37% superior al del año anterior. La empresa dependía cada vez más de la deuda a corto plazo: los préstamos con un vencimiento inferior a un año habían aumentado un 76%.
Ese mismo año recibió 130.000 millones de yuanes de inversores de capital estratégico para financiar una salida a bolsa en la que los activos inmobiliarios de una filial, Hengda Real Estate Group Co. Ltd., iban a ser inyectados en Shenzhen Special Economic Zone Real Estate & Properties Group Co. Ltd. Sin embargo, en esa recaudación los inversores tenían derecho a exigir a Evergrande la recompra de la participación si la cotización no se producía a principios de 2021. Se consideró un ejercicio de endeudamiento fuera de balance.
Xu reconoció haber cometido errores estratégicos en 2017 en una reunión interna a principios de este mes para discutir la crisis actual, reveló al grupo de medios chino Caixin un ejecutivo de Evergrande que asistió al encuentro.
Los planes de cotizar en Shenzhen se estancaron cuando los reguladores endurecieron las medidas de captación de fondos, que incluían una moratoria para que los promotores inmobiliarios salieran a bolsa en la China continental. Evergrande renunció al plan el año pasado y perdió el acceso a la financiación para reembolsar a sus inversores estratégicos.
El plan fallido significó un importante golpe en los esfuerzos del grupo por mejorar sus finanzas. En 2020, ante el continuo aumento de la deuda de los promotores inmobiliarios, los reguladores financieros intensificaron su campaña para controlar el apalancamiento en el sector. Elaboraron una política conocida como las “tres líneas rojas”, que limitaba la capacidad de los promotores para asumir más préstamos, vinculando los aumentos al cumplimiento de tres ratios de deuda, según Caixin. La medida perjudicó gravemente el acceso a la financiación de Evergrande, ya que no podía sumar más deuda con intereses porque superaba las tres líneas.
“Evergrande subestimó la firme posición del Estado”, dijo Chen Xin, profesor de finanzas de la Universidad Jiaotong de Shanghai, en noviembre pasado, de acuerdo a Caixin. Distintos expertos sostienen que el grupo interpretó mal el entorno normativo. En el pasado, los controles sobre los préstamos inmobiliarios se relajaban cuando surgían presiones en la economía, pero esta vez fue diferente. Cuando el impulso del crecimiento del PIB disminuyó en 2019 y 2020, las autoridades reafirmaron que no tenían pensado relajar el sector inmobiliario para estimular la economía. En su lugar, priorizaron desactivar los riesgos que el sector suponía para el sistema financiero.
Frente a la imposibilidad de acceder a los canales de préstamo, Xu buscó restablecer la liquidez y reducir la deuda del grupo recortando la compra de terrenos, reduciendo los precios de las viviendas, emitiendo papel comercial a los proveedores y poniendo en venta los activos. Sin embargo, la estrategia no funcionó y la situación de liquidez de Evergrande siguió en crisis. No fue capaz de pagar a los proveedores ni devolver devolver millones de yuanes de productos de gestión de la riqueza vendidos a los empleados y otros inversores.
A finales de junio, el pasivo total de Evergrande alcanzó los 1,97 billones de yuanes, incluyendo 571.800 millones de yuanes en deuda con intereses, según su informe de resultados semestrales recogido por Caixin. Su pasivo total representó el 2,4% de toda la industria inmobiliaria en 2019. Además, presenta una cantidad desconocida de deuda oculta fuera de balance, según Caixin.
A medida que la crisis de Evergrande se agigantaba, los accionistas comenzaron a vender acciones. A principios de 2021, sus acciones cotizaban a más de 14 dólares de Hong Kong, pero a finales de junio eran de 10 dólares. El 25 de agosto, cuando Evergrande alertó sobre los beneficios del primer semestre, las acciones habían caído a 4,56 dólares de Hong Kong y se desplomaron hasta un cierre de 2,27 dólares de Hong Kong el martes pasado.
Las acciones cotizadas en Hong Kong subieron un 17,62% durante la sesión de este jueves después de que la compañía prometiera hacer frente al pago de los intereses de unos bonos emitidos en China, cuyo plazo vencía hoy.
Después de una jornada de descanso -el miércoles no hubo sesión bursátil en Hong Kong por un festivo local-, las acciones de Evergrande habían abierto este jueves con una subida de más del 31%, moderando sus ganancias a lo largo de las siguientes horas.
Al cierre, cada uno de los títulos de la compañía cotizaba en 2,67 dólares de Hong Kong (0,34 dólares estadounidenses).
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